Guayaquil. 27 jun 2000. Las fusiones vuelven al tapete del mapa
financiero pero con un nuevo ingrediente. Con la última resolución
de la Junta Bancaria (JB) la obligación es cumplir un mínimo de
patrimonio técnico, del 9 por ciento, de lo contrario las
instituciones serán obligadas a fusionarse o salir del mercado.

Es el comienzo de una exigencia que a tres años llevará a
establecer un 12 por ciento como nivel de solvencia. En ese
escenario la Superintendencia de Bancos (SB) busca fórmulas para
fortalecer el sistema financiero. Una, extender el control a todas
las instituciones, incluido todo el paquete de cooperativas que
operan en el país. Hoy, más de 350 cooperativas no están bajo ese
marco, aunque mueven el 3 por ciento de los depósitos del sistema
financiero.

La SB propone una reforma para exigir que el patrimonio técnico
sea 9 por ciento en no más de tres años. Pero este proyecto pone
en jaque al sector que en su mayoría no cumple con este requisito,
porque actualmente no es una norma. El artículo 13 establece que
si las cooperativas de ahorro y crédito no llegan al patrimonio
técnico mínimo exigido se aplicarán las disposiciones sobre "la
regulación y liquidación de las instituciones financieras".

Solo 26 cooperativas están en control de la SB y cumplen lo
requerido. Pero más de 350 están bajo Bienestar Social, sus
clientes son 1 500 000, la mayoría campesinos y minoristas. Para
Luis Vázquez, gerente de la Federación de Cooperativas de Ahorro y
Crédito (Fecoac), este reglamento sacaría del mercado a más de 300
cooperativas que no tienen el nivel.

"Este proyecto busca acabar con un sector fuerte de desarrollo
rural que atiende a sectores marginales. La idea es crear otras
cooperativas con capitales mínimos de 50 mil dólares y con
criterio de banco".

Las cooperativas tienen su propia identidad y nichos de mercado
rurales donde no llegan los bancos, además, los índices
financieros son mejores que todo el sistema, dijo Vázquez. "Ahora
ya no se habla de objetivos sociales sino de funciones
financieras".

Paciente Vázquez, gerente de la Cooperativa Jardín Azuayo, explica
que tendrían que hacer encajes, auditorías internas, externas, dar
cuotas a la SB y cerrar créditos, como lo hacen los bancos. "Para
la banca los campesinos no son clientes calificados ya que no
tienen la garantía requerida. La alternativa es una ley propia y
que la SB seleccione las auditoras del sector.
Palora: el puente entró en servicio después de 12 años

El costo de construcción subió de 200 a 1 500 millones de sucres.
La obra beneficia a más de 5 000 personas en el comercio,
agricultura y ganadería.

Redacción Puyo

El río Pastaza ya no es obstáculo para la comunicación de más de 5
000 personas de Palora, cantón del norte de Morona Santiago, 60 km
al sur de Puyo: el 20 de este mes entró en servicio el puente de
Tashapi.

La obra, ubicada en el km 45, es calificada por los habitantes de
la jurisdicción como la más importante para su desarrollo y se
hace realidad luego de 12 años de construcción. "Es que en el
camino de su ejecución se presentó una serie de obstáculos
jurídicos y técnicos que no podían omitirse y demoraron el
trabajo", expresa el alcalde Manuel Regalado.

Otros consideran que se debió a la falta de decisión política y a
los celos entre las administraciones municipales que tuvieron bajo
su responsabilidad la construcción. Ese retraso se refleja en los
costos: el presupuesto inicial era de 200 millones de sucres, pero
al final alcanzó los 1 500 millones, según fuentes del Municipio.

De todas maneras, en Palora hay satisfacción, pues la comunidad ya
no dependerá de la gabarra o la tarabita (un cajón que cruzaba el
río pendido de un cable de acero) para sortear el fuerte caudal
del Pastaza. "Por fin rompemos un estado de enclaustramiento
natural que nos asfixiaba; era un cuello de botella que limitaba
nuestro desarrollo", según el dirigente transportista, Elías
Barba.

Palora se distingue por el verde y frondoso cultivo de té: se
extiende desde la parte posterior del mercado y coliseo, en el
centro de la cabecera cantonal, hacia el norte en una superficie
de 550 hectáreas.

La firma Ecuatoriana del Té y su marca Sangay son parte de los
beneficiarios. Sus capitales son ingleses y ocupa la mano de obra
de 350 personas.

En 1992 la Princesa Ana, de Inglaterra, visitaba el país y decidió
conocer la fábrica amazónica. Tuvo que cruzar en tarabita el
Pastaza, en Santa Ana, "con miedo, pero fascinada".

La producción mensual es de 90 000 kilos de té negro, de los que
unos 1 150 kg diarios van a mercados internacionales, en
particular latinoamericanos y, sobre todo, de Chile.

La bodega de acopio está en Tashapi,15 km al norte de Palora,
donde la empresa tenía tarabita propia para cruzar el río. Eso
significaba grandes incomodidades y pérdidas de tiempo y dinero:
la carga sufría 4 ó 5 manipuleos que deterioraban la calidad del
producto, a más de la rotura de los empaques. "Hubo casos en que
perdimos los embarques por no estar a tiempo en Guayaquil.

Otro sector beneficiado es la ganadería. En lo que va del año,
producto de la influencia del mercado colombiano y peruano que
paga hasta 18 000 sucres por la libra de carne de res en pie,
cuando el precio local llegaba hasta los 13 000, la venta de
ganado se convirtió en uno de los rubros más importantes en la
economía del sector.

Según datos del Comité Nacional de Erradicación de la Fiebre
Aftosa (Conefa), se vendieron en el semestre, por lo menos, unas
700 cabezas, dice el representante en Palora, Rafael Jerez. "La
venta pudo ser mayor con más facilidades, se dependía
exclusivamente de la gabarra y hubo embarques que se demoraron dos
y tres días porque el río crecido no permitía pasar a la
embarcación".

Otros agricultores satisfechos son los fruticultores. En el sector
hay 14 hectáreas de pitahaya, de las cuales 6 en producción. En
febrero pasado, por ejemplo, los cinco productores exportaron1 500
kilos hacia Alemania e Inglaterra. También se estima que hay 10 ha
de naranjilla. "Cuando no salía a tiempo, por ser una fruta
altamente perecible, se perdía".

Los comerciantes ahora esperan a los distribuidores de productos
en sus propios negocios, ya no tienen que salir a comprar en
Ambato o Quito.

Con una campaña de promoción en marcha, los palorenses esperan
convertirse también en destino turístico: "tenemos escenarios
hermosos como las cuencas de los ríos Palora, Llushín, Amundalo y
Numbaime, inexplotadas por falta del puente", comenta José Luis
Vásquez.

Solo80 quintales

El puente sobre el río Pastaza es del tipo colgante. Mide 210,6
metros y tiene capacidad para diez toneladas de carga bruta, según
el constructor final, Honorato Vásquez. Para precautelar su vida
útil, el Municipio permite el paso de vehículos con 80 quintales
de carga 4 toneladas. Su construcción comenzó el 88, en la
administración municipal de Palora de Santiago Espín, que llegó
hasta los castillos y anclajes.

En el período de Claus Díaz compró parte de los cables de acero y
las planchas metálicas para el tablero de rodadura.

El alcalde Manuel Regalado adquirió el resto, rediseñó la
ingeniería y montó el tablero. Por el elevado costo de los
materiales y la inflación, se invirtieron 1 300 millones de sucres
en la tercera etapa: mil provinieron del Municipio, 200 del
Ministerio de Obras Publicas, 50 del Consejo Provincial de Morona
Santiago y 50 del Ecorae. Para el mantenimiento, el paso vehicular
cuesta 12 500 sucres por unidad corriente y un dólar para los que
transportan carga. Los de mayor capacidad de carga siguen
utilizando la gabarra (07:00, 09:00, 12:00, 15:00 y 18:00). (Texto
tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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