Pereira. 10.02.95. "Carmen no te puedes dejar morir, después de
tantas horas, ya nos van a sacar", le gritaba el jueves Mercedes
con sus últimos alientos a su empleada doméstica bajo una montaña
de escombros en los que quedó reducido el edificio en que vivían,
luego del temblor del miércoles que sacudió a gran parte de
Colombia.

Veinte horas después del sismo, en una esquina del centro de esta
ciudad del centro oeste del país, la más afectada por el temblor,
los cuerpos de socorro se esfuerzan por rescatar a esta dos
sobrevivientes y quizá a un tercero, que al parecer se encuentra
con vida en otro extremo de la derruida edificación.

Otros dos cadáveres fueron detectados bajo los mismos escombros
por los perros que merodean las ruinas, del que hasta el
miércoles fuera un edificio de cinco pisos.

Casi que en forma manual, ayudados apenas con picas y palas,
debido a que el empleo de maquinaria pesada podría ser fatal para
los dos o tres sobrevivientes, un centenar de hombres y mujeres
de los cuerpos de socorro intentan llegar hasta ellos desde la
noche del miércoles.

Bajo una montaña de pesadas placas de concreto y pedazos de
ladrillos de unos tres metros de altura, se encuentran sepultadas
las dos mujeres y el eventual tercer sobreviviente, junto con los
dos cadáveres.

Desde la noche del miércoles, cuando se descubrió a las dos
mujeres, los socorristas lograron abrir un pequeño túnel por
donde se les ha dejado caer bolsas de agua y plasma.

Mercedes Coronado, una de las supervivientes, ella se encuentra
bien protegida bajo los peldaños de una escalera, en tanto que su
empleada Carmen, aunque también viva, tiene sus piernas atrapadas
por una viga.

No podemos apresurarnos aunque el tiempo en este momento es
nuestro peor enemigo, y tampoco emplear palas mecánicas para
retirar los escombros, porque podrían resultar aplastadas",
explicó a este reportero uno de los miembros de la Defensa Civil
que colaboran en el salvamento de las dos mujeres.

En una cadena humana, mano a mano, se levantan los pedazos de
ladrillos entre los que salen cuadros destrozados, retorcidos
elementos de cocina, pedazos de muebles y toda suerte de
elementos que testimonian que allí, hasta apenas veinte horas
atrás, vivían varias familias en ocho apartamentos.

De este mismo sitio han sido sacados hasta ahora ocho cadáveres,
que hacen parte de las 26 víctimas fatales que hasta la manaña
del jueves deja en Pereira el temblor de 6,4 grados en la escala
Richter, que a las 13H40 locales del miércoles sacudió a Colombia
y estremeció a esta ciudad.

Cerca de 150 heridos se han reportado en esta ciudad, varios de
ellos en estado grave, aunque la mayoría ya están siendo dados de
alta del hospital Universitario de San Jorge, donde se concentró
la atención de las víctimas.

Aunque en otros puntos de la ciudad se derrumbaron otras
viviendas, la mayor actividad de los cuerpos de socorro se
concentran en esa esquina de la calle 16 con avenida del
ferrocarril.

El edificio se desplomó de tal manera que pareciera que sus
paredes hubieran sido de cartón, pero no, por el contrario,
gruesas planchas de concreto y lozas de cemento impieden llegar
hasta Carmen y Mercedes.

En otro ángulo de la derruida edificación, otra escuadra de
socorristas intenta llegar hasta el posible tercer sobreviviente.

La idea es igualmente abrir un delgado túnel que permita
comunicarse con él, y pasarle al menos agua.

Entre tanto, y a medida que pasan las angustiosas horas para
rescatar a quizá las únicas tres personas aun sobreviven
atrapadas bajos los escombros, en el cielo de Pereira empiezan a
rebolotear las negras figuras de los chulos, que con su aleteo
evidencian el dolor y la muerte que sobre Pereira se extendió
desde el miércoles por acción de la furia de la naturaleza.

LOS DAÑOS

Treinta muertos y más de 200 heridos iban contados esta mañana en
la ciudad colombiana de Pereira, capital del departamento
centro-occidental y cafetero de Risaralda, semidestruida en la
tarde del miércoles por un terremoto de 6,4 grados en la escala
de Richter.

Durante toda la noche, los equipos de socorro siguieron
registrando los escombros en busca de supervivientes o más
cuerpos. Según fuentes locales, el balance final será seguramente
más grave.

El temblor se produjo a las 13H43 (18h43 GMT) del miércoles y
afecto a siete departamentos (Risaralda, Quindío, Caldas, Valle,
Huila, Tolima y Antioquia), pero donde los estragos fueron
mayores fue en el centro de Pereira (400.000 habitantes), donde
dos edificios de seis pisos y otras 60 viviendas se vinieron
abajo. Según la Cruz Roja, al menos cinco personas seguían
sepultadas bajo los escombros este jueves.

Con el fin de "evitar saqueos", las autoridades decretaron el
toque de queda desde las 19H00 a las 06h00 (desde las 24h00 a las
11H00 GMT) y la policía y el ejército se desplegaron por toda la
ciudad.

Según el comunicado oficial, el sismo ocurrió a 90 km de
profundidad, a 4,12 grados de latitud norte y a 76,67 grados de
longitud oeste, duró casi un minuto y dio lugar a unas 60
réplicas, cuatro de las cuales de más de 4 grados.

En numerosos municipios se cayeron y agrietaron templos,
edificios públicos y viviendas, y se señalaron deslizamientos de
tierra que cortaron el tránsito en varias carreteras.

Pero la mayoría de las víctimas y los peores destrozos se
produjeron en Pereira, con más de 20 muertos, entre ellos cinco
miembros -padre, madre y tres hijos- de una misma familia.

También se registraron muertos en Palestina (Caldas), Dagua
(Valle), Armenia (Quindío), Trujillo (Valle) y Dos Quebradas
(Risaralda).

En Pereira, los edificios de la gobernación, la alcaldía, la
policía secreta de seguridad (DAS) y el Servicio Nacional de
Aprendizaje (SENA) quedaron prácticamente en ruinas.

Varios barrios quedaron sin electricidad, en tanto que a otros se
les suspendió el servicio en prevención de eventuales incendios.

Las cañerías de agua potable reventaron, se cayeron los cables de
energía y muchas vías quedaron taponadas por el derrumbe de
muros. El servicio telefónico resultó gravemente dañado y la
ciudad estaba prácticamente incomunicada.

Todo el personal médico acudió a atender la emergencia, mientras
se hacían llamamientos radiales a los donantes de sangre y se
solicitaban instrumentos quirúrgicos, medicamentos y otros
elementos.

Por la noche, los organismos de socorro, a la luz de plantas de
energía portátiles, despejaban los escombros del centro de
Pereira con retroexcavadoras y palas mecánicas en busca de más
sobrevivientes o víctimas.

Las autoridades habilitaron carpas en zonas verdes para instalar
a los damnificados, pero la mayoría de la población prefirió
pasar la noche en las calles o fuera de la ciudad por temor a
nuevos temblores.

Medicamentos, tiendas de campaña, material mecánico y refuerzos
de tropas seguían afluyendo. El presidente Ernesto Samper debía
llegar este jueves a Pereira para evaluar personalmente la
magnitud del desastre y determinar la ayuda necesaria.

El terremoto del miércoles es el segundo que se registra en
Colombia en tres semanas. El 19 de enero, un temblor de 6,5
grados Richter en los departamentos de Boyacá, Casanare y
Cundinamarca dejó una decena de víctimas -cuatro de ellas en
Bogotá-, unos 200 heridos y un centenar de viviendas destruidas.
(AFP) (12A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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