Quito. 25.02.95. Hace 165 años sucedió un acontecimiento que se
recordará para siempre en la historia ecuatoriana. En la llanura
de Tarqui, lugar situado en el nudo de Portete, el genio militar
de Antonio José de Sucre, puso fin a la batalla en la que cuatro
mil soldados Grancolombianos vencieron a ocho mil soldados
sureños. Este hecho y muchos otros ha quedado grabados en las
páginas de la historia. El Ecuador tiene un rico pasado, lleno de
héroes que dieron la vida por la patria, no podemos olvidarnos de
Juan de Salinas, Manuela Cañizares, Eugenio Espejo y de muchos
otros que fijaron nuestro camino con sacrificio y amor.
No a las guerras fraticidas
En sus interminables jornadas libertarias el General Antonio José
de Sucre resaltaba las virtudes de Abdón Calderón, y decÃa: "Hago
particular memoria de la conducta del teniente Calderón, que
habiendo recibido consecutivamente cuatro heridas, jamás quiso
retirarse del combate". Que sea pues, la convicción, la
constancia, el sacrificio de nuestro héroe la base para forjar
una conciencia altruista, que su ejemplo se siga en todos los
confines de la patria.
En esta época en que los paÃses latinoamericanos tratan de
retomar los ideales de Simón BolÃvar, en esta época cada uno de
nuestros paÃses y especialmente el Ecuador, necesitan hombres
como Abdón Calderon que luchen para engrandecer y sacar adelante
al paÃs. No queremos guerras fraticidas, queremos guerras contra
el hambre, contra la desnutrición, contra el subdesarrollo.
Urgente reflexión
Vivimos en un planeta caracterizado por irritantes contrastes en
el género humano. Este hecho reclama urgente reflexión y, sobre
todo, acción al más alto nivel, tanto de parte de los educadores
como de los educandos
Es nuestro deber pensar sobre el destino incierto de millones de
personas. Duele leer todos los dÃas en los diarios lacerantes
datos como los siguientes:
- 250.000 niños perecen cada semana en el mundo vÃctimas de
desnutrición y enfermedades.
- Más de mil millones de personas en el globo terráqueo están
pasando hambre.
- Del rÃo Bravo a la Patagonia existen 45 millones de
analfabetos.
- Para el año 2.000 latinoamérica contará con 526 millones de
habitantes; de ellos, 300 millones se encontrarán en el lÃmite de
la pobreza.
Ante esta cruel realidad, como ecuatorianos y latinoamericanos no
podemos mantenernos expectantes, parte de nuestra responsabilidad
radica en la decisión de trabajar tesoneramente para vigorizar
las instituciones, los sistemas económicos, la educación.
En el dÃa de la Patria
El juramento a la bandera quedará impregnado en la mente de los
estudiantes como base de su lucha, el camino a seguir recién
empieza, cogamos los libros que son las armas del desarrollo y
forjemos una nueva historia de paz, trabajo y libertad.
Los alumnos que portan las banderas, cojamos los libros que son l
son los guÃas de estas generaciones, son los nuevos libertadores,
en su dedicación y en su empeño se vislumbra un futuro
promisorio. es, son los nuevos libertadores;vislumbra un futuro
promisorio.
Es necesario que pensemos con sinceridad, que si bien, celebramos
con orgullo los hechos gloriosos del pasado, no es menos cierto
que no debemos vivir solamente del recuerdo, esto no serÃa
valedero, esta no deberÃa ser una fecha histórica más, sino, con
orgullo el inicio de nuevas realizaciones; qué mejor que renovar
nuestros objetivos de sacrificio y amor en el dÃa de la Patria.
Finalmente, las palabras del libertador Simón BolÃvar al pie del
monte sacro en Roma, nos permiten una profunda reflexión: "Juro
por el Dios de mis padres; por ellos, por mi honor y juro por la
Patria que no daré descanso a mis brazos ni reposo a mi alma
hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen".
La decisión está en las manos de los estudiantes del paÃs,
existen dos caminos: engrandecer a la patria con sacrificio,
entrega y amor o hundirla para siempre en el olvido.
DE EUGENIO ESPEJO A ELOY ALFARO
* La primera bandera libertaria del actual Ecuador fue la de los
próceres del 10 de agosto de 1809. Este pendón, rojo con asta
blanca, tuvo su antecedente en las banderillas que Eugenio de
Santa Cruz y Espejo colocó en Quito el amanecer del 21 de octubre
de 1794.
* El 9 de octubre de 1820, en Guayaquil flamea una bandera de
cinco fajas horizontales: tres azules y dos blancas, en el centro
de ellas se encontraban tres estrellas. Según algunos
historiadores, las estrellas representaban a las tres ciudades
más importantes del Departamento de Guayaquil: Guayaquil,
Portoviejo, Machala. Y, según otros, a los tres departamentos
existentes dentro de lo que hoy es el Ecuador: Quito, Guayaquil y
Cuenca.
* El 25 de mayo de 1822, al dÃa siguiente de la batalla de
Pichincha, el mariscal Antonio José de Sucre enarboló, en el
fortÃn del Panecillo, el tricolor de Colombia. La bandera estaba
conformada de tres franjas: amarilla, azul celeste y roja.
* El 6 de marzo de 1845, se instaló una Junta Provisional,
integrada por Olmedo, Roca y Noboa, decretando el uso de una
nueva bandera que tuviera "tres cuarteles paralelos al asta, azul
el del centro y blancos los de los lados". Posteriormente a esta
bandera se le añadieron siete estrellas.
* Siendo presidente de la República el general Eloy Alfaro, el
Congreso Nacional de 1900 determina la bandera patria por decreto
de 31 de octubre, en su artÃculo segundo dispone: "El Pabellón
Nacional será, sin alteración alguna, el que proclamó el Ecuador
desde su independencia, cuyos colores son: amarillo, azul y rojo
en listas horizontales, en el orden en que quedan expresados de
superior a inferior, debiendo tener la franja amarilla una
latitud doble a la de los otros colores".
* Al momento que los estudiantes realizan su juramento colectivo,
repiten las siguientes frases: "Juro amar, respetar y defender la
bandera de mi Patria, con todos los sentimientos de mi corazón,
las luces de mi inteligencia y las fuerzas de mi ser, procurando
por todos los medios a mi alcance, que cada acto de mi vida se
convierta en un tributo que le debo a su sempiterna gloria".
SOBRE LAS BIBLIOGRAFIAS
Parece que la vida es en gran parte, un asunto de hábitos y
costumbres. Quién sabe si la moda, que también tiene algo que ver
con ello, se ubica antes o después de la imposición de cosas que
suceden y quedan establecidas porque sÃ, sin saber ni cómo ni
cuándo.
Claro, existen una serie de sospechas pero no hay pruebas porque
falta el tiempo necesario para ponerse a recopilarlas. En el paÃs
hay gente que escribe. Los poetas, novelistas, cuentistas y
dramaturgos no suelen tener mayor cosa que ver con el problema de
las bibliografÃas porque la gente que los lee lo hace por puro
placer. No necesitamos recurrir al recurso de la mala memoria
para decir que las ideas que puede exponer son suyas, cuando en
realidad los son de otros.
Cuando existen plagios de verdad, se trata más de tonterÃas que
de actitudes que pueden ser comparadas con algunos bichos
pequeños o casi invisibles que hacen poco ruido o, simplemente,
nada.
EL PROBLEMA EMPIEZA EN LA ESCUELA
El problema radica más en el aparato educativo. Muchos se
imaginan que pueden apropiarse del trabajo de otros y publicarlo
como suyo eliminando las fuentes bibliográficas, reduciéndolas a
la mÃnima expresión o conservando solo referencias de autores
extranjeros, la población crea que lo que hay de nuevo, novedoso
o novelero es producto de la creatividad del responsable del
equipo, del grupo, del departamento o de cualquier otro colectivo
(no de transporte...) como suelen llamar ahora a un conjunto de
personas.
¿Qué sucede en los centros educativo? Pues... que los estudiantes
dejaron de leer las obras originales y se habituaron a que se les
diga lo que dice Platón, Cervantes, Camus, Icaza, Freire y todos
los autores de los que se habla, recordando solo lo que se
aprendió en la primaria, en la secundario o en la universidad
donde también se oyó alguna cosa sin darse el trabajo de ojear,
hojear, revisar o leer la obra.
UNA CUESTION DE PRINCIPIOS
La preparación de una bibliografÃa es un asunto que tiene que ver
con la ética y los valores -la honradez-, pues no se puede lanzar
al público documentos en los que existe el trabajo de otros o de
muchos otros, eliminando nombres de autores e instituciones que
aportan al desarrollo del conocimiento del paÃs. Apropiarse del
trabajo intelectual de otros es un robo, aunque se tomen partes o
partecitas de las obras originales y se las incluya en un
documento final -o casi final-, desvirtuando el significado que
le da el autor.
Los centros educativos y los organismos de educación -con
funcionarios y todo-, deben conocer y aprender la Ley de Derechos
de Autor que rige en el paÃs para que se deje de cometer los
abusos que se constata a diario en las escuelas, colegios y
universidades. (6B)
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 25/Febrero/1995 | 00:00