MENSAJE DE RODRIGO BORJA

Quito. 13.08.91. En el "Mensaje de Paz y Unidad" que dirigí al
pueblo ecuatoriano el 10 de agosto de 1988, al tomar posesión
del poder, enuncié las siguientes metas fundamentales que mi
gobierno se proponía alcanzar:

1.- El respeto irrestricto a los derechos humanos, a las
libertades públicas y a las reglas del sistema democrático.

2.- El enfrentamiento de la crisis económica con entera
decisión, para evitar que el país cayera en el caos económico,
social y político al que estaba condenado si persistían las
tendencias prevalecientes en 1988, y la distribución
proporcional de sus inevitables sacrificios entre todos los
sectores económicos y sociales del país.

3.- La preparación del Ecuador, por medio de cambios
estructurales, para hacer frente a los desafíos de la
integración y del nuevo orden internacional.

4.- La recuperación del espacio que corresponde a nuestro
país en el ámbito exterior y el fortalecimiento de su imagen
externa.

Estas metas, que son otros tantos objetivos nacionales, se han
cumplido o están en proceso de cumplimiento durante estos tres
años de gobierno.

El clima de libertad que se respira en el Ecuador es evidente.
Lo reconocen hasta mis más enconados adversarios políticos. A
nadie se ha perseguido en razón de sus ideas, los medios de
comunicación social han podido desenvolverse con absoluta
libertad, han sido respetados los usos "y aun los abusos"
de nuestro sistema democrático y todos los órdenes de la
acción gubernativa se han sometido a los mandatos de la
ley.

Los esfuerzos del gobierno para alcanzar el pleno respeto de
los derechos humanos han sido reconocidos internacionalmente.

El Ministro César Verduga, profundamente comprometido con esta
noble causa, se ha empeñado apasionadamente en asegurar las
garantías constitucionales de la persona humana en el Ecuador.
La Policía Nacional ha coadyuvado en este empeño y, con el
auspicio del Ministerio de Gobierno y de la Asociación
Latinoamericana de Derechos Humanos, ha realizado varios
cursos para profundizar los conocimientos de sus oficiales y
personal de tropa respecto de la aplicación de normas
nacionales e internacionales sobre derechos humanos.

Entidades internacionales especializadas, como Amnistía
Internacional, han reconocido los esfuerzos de mi gobierno
para solucionar las demandas territoriales de las comunidades
indígenas amazónicas y han señalado como positivo el proceso
de pacificación del país que ha adelantado mi gobierno.

Por su parte, el gobierno norteamericano, en un documento
oficial de gran trascendencia para el mundo democrático,
reconoce expresamente que en el Ecuador actual no hay presos
políticos ni exilados, nadie es perseguido por razones
políticas o religiosas, existe absoluta libertad de
organización, la oposición al gobierno ejerce todos sus
derechos, impera una total libertad de prensa, libertad
académica y libertad electoral y el gobierno respeta la
actividad de los grupos defensores de los derechos humanos,
cuya autonomía está plenamente garantizada.

Por eso, nuestro país se ha convertido, como nunca antes, en
sede hospitalaria y tribuna libre para toda clase de
encuentros internacionales.

ENFRENTAMIENTO DE LA CRISIS

En el ámbito económico-social, mi gobierno ha tomado, con
independencia, definición y firmeza, cuantas medidas han sido
convenientes o necesarias para hacer frente al largo proceso
de crisis que advino al Ecuador desde comienzos de los años 80
y para eliminar o reducir sustancialmente los principales
desequilibrios que afectaron, desde entonces, a la economía
ecuatoriana.

Comenzamos con la formulación del Programa Económico de
Emergencia, que fue aplicado con severa disciplina, y seguimos
con una secuencia coherente de medidas que han dado los
resultados esperados.

La economía es en todas partes, sin excluir a los países
prósperos, la "ciencia de la escasez", en el sentido de que
trata de ordenar los limitados recursos económicos para
atender ilimitadas necesidades colectivas.

Como es lógico, esto se ve con mayor definición en los países
pobres, aquejados de una prolongada y, al mismo tiempo, aguda
crisis económica y social.

La administración de la escasez, la asignación prioritaria de
recursos y el vencimiento de toda clase de obstáculos ha sido,
por tanto, el signo que ha marcado nuestras acciones de
gobierno.

EL ENTORNO EXTERNO

Los vertiginosos cambios que ocurren en el mundo nos permiten
avisorar lo que será el siglo XXI y nos fuerzan a prepararnos
para enfrentar las nuevas condiciones de la vida
internacional.

Los líderes de las superpotencias acaban de firmar el tratado
de reducción de sus arsenales nucleares estratégicos, por
primera vez en la historia. Ha concluido la "guerra fría".

Hace poco días leí a un profesor universitario de Boston que
los catedráticos de sovietología de las universidades
norteamericanas, cuando se preparaban para dictar sus cursos
sobre la guerra fría, se quedaron de pronto sin materia que
enseñar, puesto que aquélla terminó intempestivamente.

Todo ha ocurrido con rapidez sorprendente. Se han derrumbado
ideas e instituciones que parecían eternas y la humanidad,
enriquecida por las experiencias y los contrastes de los
sistemas políticos en conflicto, busca nuevos caminos.

Como dije en la reciente cumbre iberoamericana de Guadalajara,
el sistema capitalista de mercado ni el sistema socialista de
economía dirigida y propiedad estatal han demostrado ser
perfectos y todo hace pensar que nos encaminamos hacia un
régimen de economía mixta, que será definido por cada país
según sus circunstancias, con un sector privado dinámico
combinado con un vigoroso y eficiente sector público.

El desafío parece consistir en determinar la mezcla más eficaz
entre los elementos de los dos sectores, atentos el nivel de
desarrollo y las condiciones espacio-temporales de cada
Estado.

POLITICA INTERNACIONAL

La política internacional de mi gobierno y, dentro de ella,
los desplazamientos del Presidente -a veces incomprendidos y
otras criticados por el egoísmo, la miopía o los complejos de
inferioridad propios del aldeanismo- han logrado ampliar el
espacio de la presencia internacional del Ecuador, tal como me
propuse desde el inicio del gobierno.

La época actual se caracteriza por un gran dinamismo en las
relaciones internacionales y por la diplomacia directa entre
los hombres de Estado. La prensa de todos los días trae
informaciones de la movilización de los presidentes fuera de
sus fronteras nacionales. Sólo en el último mes -en los
últimos treinta días- hemos tenido noticias de la visita del
Presidente de Paraguay a Venezuela, de la del Presidente de
Chile a Colombia, de la cumbre de los siete países más
industrializados del mundo en Londres, de la Primera Cumbre
Iberoamericana que reunió en Guadalajara a 23 jefes de Estado
y jefes de gobierno, de la Décima Cumbre Centroamericana
celebrada en El Salvador, de la visita del presidente Bush a
Grecia, de las conversaciones en Turquía del jefe de Estado
turco con el presidente norteamericano, del desplazamiento del
presidente Bush a la Unión Soviética, de la entrevista de los
presidentes de Chile y Argentina en Buenos Aires para resolver
cuestiones limítrofes entre los dos países, de la visita del
presidente de Uruguay a Bolivia, de la gira del vicepresidente
norteamericano por varios países de América Latina, y de la
visita del presidente egipcio Mubarak a Libia para hablar con
Gaddafi sobre la conferencia de paz árabe-israelí.

El Ecuador no puede estar ausente de esta nueva práctica de
política internacional, como pretenden ciertos políticos
ecuatorianos de estilo arcaico y parroquial. Por esta
consideración, estuve presente en Caracas en las
deliberaciones del Grupo de Río, en octubre pasado.

Del 1 al 7 de noviembre hice una visita oficial a Argentina,
Uruguay y Brasil por invitación de sus jefes de Estado, y me
fue honroso llevar la voz ecuatoriana ante los congresos
nacionales y las universidades de esos países. Suscribí
acuerdos y convenios de comercio y de cooperación mutua. Del
el 27 al 30 de noviembre visité La Paz por invitación del
presidente boliviano. Fui recibido por el Congreso en pleno y
por la Universidad Mayor de San Andrés. Las municipalidades de
La Paz y Potosí declararon Huésped de Honor al presidente
ecuatoriano.

Realicé una visita de Estado a Francia, en respuesta a la
invitación formulada por el presidente Fran_ois Mitterrand,
los días 18, 19 y 20 de febrero de este año. Además de las
reuniones de trabajo con el Presidente francés, con el Primer
Ministro, el Canciller y otros funcionarios, de las que
resultó el protocolo financiero por 350 millones de francos
para diversas obras de desarrollo en el Ecuador, fui recibido
en sesiones plenarias por la Alcaldía de París y por la
Universidad de La Sorbona.

Visité, además, la sede mundial de la UNESCO en París, que se
reunió en sesión general para escuchar al presidente del
Ecuador.

Estuve en el Parlamento Europeo, con sede en Estrasburgo.
Participé en reuniones de trabajo con el Rey de Bélgica y su
Primer Ministro, quienes condonaron la deuda externa
ecuatoriana a ese país, y en Bruselas visité la Comunidad
Económica Europea para hablar con su presidente y sus más
altos funcionarios acerca de las futuras relaciones
comerciales y de cooperación entre el órgano comunitario
europeo y el Ecuador.

En Berna mantuve sesiones de trabajo con el presidente de
Suiza y los miembros de su gabinete. Al término de mi visita
suscribimos el convenio por el cual el gobierno suizo expresa
su disposición de otorgar un crédito de 40 millones de francos
suizos al Ecuador para obras de desarrollo, de los cuales el
35 % constituyen una donación.

Entre el 18 y el 20 de julio último, concurrí a la Primera
Cumbre Iberoamericana, en la que participaron los 23 jefes de
Estado y de gobierno de Iberoamérica, España y Portugal.
Mantuve, con esta oportunidad, reuniones de trabajo con varios
jefes de Estado, entre ellos Felipe González, de quien obtuve
la aprobación definitiva del financiamiento español para la
construcción de la presa La Esperanza que ofrecí a Manabí,
aparte de la oferta de agilitar los trámites para los demás
desembolsos del protocolo financiero por 350 millones de
dólares que firmé durante mi visita a España.

En el último año hemos recibido las honrosas visitas del
presidente Patricio Aylwin de Chile; del jefe del gobierno de
Rumania, Petre Roman; y del presidente César Gaviria de
Colombia.

También han estado en el Ecuador el Secretario Ejecutivo de la
CEPAL, Gert Rosenthal; el Secretario General de la OEA, Joao
Baena Soares; el Presidente del Banco Mundial, Barber
Conable; y el Director General de la UNESCO, Federico Mayor.

En este último año el Ecuador ha tenido singulares
oportunidades de participar activamente en la toma de
decisiones internacionales. Su elección como miembro del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -que es el más
importante órgano de decisión política de la Organización
Mundial- cuya presidencia ejercemos en estos precisos
momentos, ha significado no sólo el honor de representar a la
América Latina y el Caribe, sino la alta responsabilidad de
compartir con las grandes potencias y otros países las tareas
de asegurar la vigencia de la paz y la seguridad en el mundo.

Y valga la oportunidad para decir que no es verdad lo que
afirman algunos de mis opositores, en su vano afán de dañar la
política internacional de mi gobierno: que la elección de un
país al Consejo de Seguridad obedece a una suerte de turno
internacional. Nada más falso. De hecho, hay países de
América Latina y de otras regiones que han sido varias veces
miembros del organismo y otros que no lo han sido en los 46
años de vida de la ONU. Las credenciales democráticas, la
imagen exterior del país, el prestigio internacional de su
gobierno, son los factores determinantes de esta elección.

Y esos mismos factores sirvieron para nuestro ingreso al Grupo
de Río, que es sin duda el más importante foro y mecanismo de
consulta y concertación latinoamericano.

Desde noviembre del año pasado, el Ecuador, gracias al
magnífico trabajo de investigación científica desarrollado por
la Armada Nacional y por otras entidades científicas, dejó de
ser miembro observador y se convirtió en miembro consultivo
del Tratado Antártico.

Ha participado activamente en los trabajos del Tratado de
Cooperación Amazónica, con el propósito de conciliar el
desarrollo económico de nuestros países con la preservación de
sus condiciones ambientales. El Ecuador es actualmente la
sede de la Secretaría Pro-Tempore de este organismo
internacional.

El anterior Ministro de Finanzas, Jorge Gallardo, al igual que
el actual, Pablo Better, ejercieron la presidencia de la Junta
de Gobernadores del FMI y del BIRF desde octubre 90 y su
período se cumple en octubre 91 y el Ministro Better, además,
fue elegido Presidente del Fondo de la OPEP para el Desarrollo
Internacional.

El Ministro Plutarco Naranjo fue designado como el orador
representante de los países del Tercer Mundo en la Conferencia
Mundial sobre la Paz y la Salud celebrada en Estocolmo en
junio de este año, organizada por la OMS, la UNICEF y la
Organización Mundial de Médicos por la Paz que presiden dos
premios Nóbel: el norteamericano Lawson y el soviético
Chasov.

El Ministro de Relaciones Exteriores, Diego Cordovez, con el
apoyo del Programa de las NN. UU. para el Desarrollo y de
varios gobiernos amigos, ha emprendido en un ambicioso
programa de modernización del servicio exterior ecuatoriano,
que comprende la preparación de su personal, la introducción
de la informática en su administración y el fortalecimiento de
su infraestructura institucional. Está cumpliendo lo que
ofreció al comienzo de su gestión: traer a la Cancillería al
siglo XX.

Creo que el país debe un especial reconocimiento al Canciller
Diego Cordovez por la magnífica instrumentación de la política
internacional definida por mi gobierno.

EL SISTEMA DE ECONOMIA MIXTA

Es verdad que, por ineficientes, están en proceso de
desaparición los regímenes económicos centralmente
planificados, que estatificaron los instrumentos de
producción. Esto ya no se discute hoy. Hace casi diez años,
en mi libro "Socialismo Democrático", sostuve que el gran
error de Stalin fue confundir lo estatal con lo socialista y
suponer que había advenido el socialismo tan sólo y tan pronto
como el Estado llegó a controlar todas las ramas de la
economía". Y agregué: "la estatificación de los medios de
producción degenera en un sistema económico deficiente" y "el
control gubernativo de los instrumentos de producción se
transforma pronto en el interés de clase de la alta
burocracia, que pasa a ser la nueva clase dominante", con lo
cual "persiste la dualidad entre opresores y oprimidos, sólo
que ahora las nuevas clases contendientes se llaman burócratas
y ciudadanos . Los burócratas con todo el poder político y
económico en sus manos y los ciudadanos rasos sin más
alternativa que obedecer. Esta es la nueva dualidad creada
por las interpretaciones estalinistas del marxismo."Pero el
fracaso de este sistema -que ha dado lugar a la implosión de
sus regímenes políticos- no nos debe arrastrar traumáticamente
hacia el otro extremo: a desmantelar el Estado, suprimir sus
facultades reguladoras sobre el proceso económico y establecer
en la sociedad la libertad del zorro en el gallinero.

Hay una moda intelectual y política que lleva esta dirección.
El Estado, especialmente en los países pequeños, de mercado
insuficiente, es todavía un instrumento insustituíble para la
orientación del desarrollo, la búsqueda de la justicia social,
la defensa de los recursos naturales, la protección del medio
ambiente y la asistencia a los sectores más deprimidos de la
sociedad. Nada de esto preocupa a las llamadas "fuerzas del
mercado" que generalmente tienden a (perdonen el neologismo)
privatizar las ganancias y a socializar las pérdidas del
ejercicio económico.

He dicho más de una vez que, en mi concepto, las fuerzas del
mercado, con su real o supuesta capacidad de "regulación
automática" sobre la economía, pueden funcionar en sociedades
avanzadas pero no en los pequeños países atrasados, cuyos
mercados sufren toda clase de distorsiones y manipulaciones y
en los que no existe realmente libre competencia. En estas
condiciones, todo conspira contra la equidad y tiende hacia la
concentración del poder económico.

La solución es encontrar un sistema mixto que, como dije
antes, combine equilibradamente las potencialidades de un
sector privado dinámico con las virtudes de un eficaz sector
público.

LA INTEGRACION ECONOMICA

Hay actualmente una creciente tendencia hacia la globalización
del comercio internacional y se da un vigoroso movimiento de
estructuración de bloques económicos, como el de la Comunidad
Europea para 1992; el de la zona de libre comercio entre
Estados Unidos, Canadá y México, el Grupo de los Tres
integrado por México, Colombia y Venezuela, el Grupo Andino de
los cinco países; el Tratado del Mercado Común del Sur
(MERCOSUR) celebrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay
y la constelación de países del sudeste asiático encabezados
por el Japón.

El Ecuador no puede quedarse al margen de esta tendencia
universal y por eso hemos coadyuvado a la revitalización del
Grupo Andino a través de la formación de su Consejo
Presidencial que, reunido cada seis meses, ha asumido la
responsabilidad de dinamizar nuestro proceso de integración.

El cambio de timón que se dio en Galápagos en diciembre de
1989 y las resoluciones tomadas en noviembre de 1990 en La Paz
y en mayo de 1991 en Caracas, han colocado a los cinco países
en la dirección irreversible de una zona de libre comercio que
entrará en operación, para todos los países excepto el
Ecuador, el 1 de enero de 1992, y para nuestro país el 1 de
julio del año próximo, cuando cumplamos el último tramo de la
desgravación arancelaria.

En el Acta de La Paz los presidentes andinos acordaron
adelantar la conformación de la zona de libre comercio al 31
de diciembre de este año, con la consiguiente aceleración de
la desgravación automática y plazos perentorios para la
eliminación del régimen de comercio administrado y de la
nómina de reserva, pero a petición mía se dio libertad al
Ecuador para hacer consultas internas con miras a definir
nuestra participación en los compromisos del nuevo giro de la
integración. En lo que fue un episodio inédito en nuestro
quehacer político, conformé ocho comisiones, con participación
tripartita del gobierno, los empresarios y los trabajadores,
que se ocuparon de los siguientes temas: política laboral,
promoción del comercio exterior, política de desarrollo
industrial, política de desarrollo agropecuario, cuestiones
arancelarias y mecanismos de integración, eficiencia y
simplificación del sector público, política financiera y de
promoción de inversiones, y transporte, comunicaciones y otros
servicios.

El informe final del trabajo de las comisiones me fue
entregado en los primeros días de mayo y el mensaje inequívoco
de este diálogo fue que el Ecuador no podía sustraerse al
proceso irreversible de la integración y que, para ello, debía
prepararse de inmediato para incorporarse, en términos
competitivos, al proceso mundial de internacionalización de
las economías.

Con el respaldo de este consenso, tomé la decisión final de
ingresar en la zona andina de libre comercio, con la
desgravación del arancel ecuatoriano en dos tramos: el 50 %
el 1 de enero de 1992 y el restante 50 % el 1 de julio del
mismo año. Comuniqué mi decisión a los presidentes de los
países andinos en la última reunión de Caracas, la propuesta
fue aceptada y actualmente los funcionarios del gobierno
participan en las reuniones subregionales de eliminación de la
nómina de reserva y del comercio administrado y de elaboración
de las listas de excepciones y del arancel externo común,
cuyas decisiones deben tomarse hasta el 31 de diciembre de
este año.

Debo dejar constancia del alto espíritu patriótico y de la
firme decisión de competir en los mercados exteriores que
demostraron los empresarios privados y los trabajadores
ecuatorianos, a fin de extraer el mejor provecho posible a las
oportunidades que brindará el mercado ampliado.

Debemos estar conscientes de que la preparación de nuestro
país para afrontar los nuevos retos es una tarea colectiva.
No es sólo obligación de la Función Ejecutiva. Las otras
funciones del Estado, los partidos políticos, las
universidades, los medios de comunicación social, los
sindicatos, las cámaras de la producción, los empresarios
privados, en suma, todas las energías nacionales están
obligadas a trabajar y a dar una respuesta unívoca, y no
fragmentaria, a los requerimientos del entorno internacional.

Mi gobierno cree haber cumplido con su deber. Y lo seguirá
cumpliendo. Sobre la base de la ordenación de la economía ha
implantado reformas de gran trascendencia y seguirá
implantándolas, la mirada puesta en el futuro.

En esa perspectiva se inscriben la reforma tributaria, la
reforma arancelaria, la inserción del Ecuador en la zona
andina de libre comercio, la política petrolera, la Ley de
PETROECUADOR, la Ley de Minería, las reformas a la Corporación
Financiera Nacional, el sistema de trabajo a tiempo parcial,
la Ley de la Maquila, las normas de inversión extranjera, la
creación de zonas francas, el Programa de Desarrollo
Municipal, la Ley de Contratación Pública, las reformas al
Código del Trabajo que he puesto a consideración de ustedes,
señores legisladores, y todas las demás iniciativas que ha
tomado mi gobierno para arrostrar las exigencias del nuevo
orden internacional caracterizado por la formación de grandes
espacios económicos y la tendencia a la libre circulación de
los factores productivos.

CONVALECENCIA DE LA ECONOMIA

No se puede negar la evidente convalecencia de la economía
ecuatoriana, como resultado de la aplicación del Plan de
Emergencia, de la disciplina fiscal, de la disminución del
gasto público y de la ordenada y transparente política
económica instrumentada por mi gobierno.

Los principales indicadores del comportamiento de la economía
durante el último año así lo demuestran:El sector real de la
economía -o sea el cúmulo de los bienes y servicios obtenidos
en un país durante un período determinado- creció en el 2.3 %
en 1990, según cifras revisadas del Banco Central, lo cual
puede considerarse como satisfactorio si tomamos en cuenta la
aguda escasez de recursos que sufre nuestra economía desde los
años 80.

La Reserva Monetaria Internacional neta, después de haber
acusado un saldo negativo de 330 millones dólares al 10 de
agosto de 1988, registra hoy una cifra positiva de 574
millones de dólares, lo cual significa que en mis tres años de
gobierno ella se ha recuperado en 904 millones de dólares.

Son también halagYeñas las cifras del comercio exterior. La
balanza comercial, en el primer semestre de este año, arroja
un saldo favorable de aproximadamente 396 millones de dólares,
superior en el 39 % al de igual período del año anterior.
Esto representa un gran esfuerzo del sector productivo privado
del país bajo una atmósfera de seguridad en nuestras propias
capacidades.

El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que
fue del 5.1% del PIB cuando asumí el poder, se cerró con el
1.3 % al 31 de diciembre de 1990.

Las exportaciones no petroleras, es decir, básicamente las
exportaciones privadas, registraron un notable crecimiento
durante este año -me refiero al período comprendido entre
enero y junio de 1991- equivalente al 28.3 % en valor con
relación a igual período anterior.

Dentro de ellas se destaca el incremento del 42.9 % en las
ventas de banano, que este año rompió todas las marcas
históricas en cuanto a volumen de producción y exportación, y
la sostenida recuperación de las exportaciones de camarón,
cuyo volumen creció en 47.8 % en el último semestre, después
de la caída anterior debida a factores climáticos.

En el mismo período se ha producido una dinámica expansión de
las ventas externas de la cada vez más amplia gama de nuevos
productos de exportación, en el marco de los esfuerzos del
gobierno y de los empresarios privados para diversificar las
exportaciones.

Estos indicadores demuestran la validez de la política
económica del gobierno, particularmente de la política
cambiaria, que busca sustentar el crecimiento de la economía
en las exportaciones y que ha dado resultados muy positivos
como se puede comprobar con el coeficiente exportaciones-PIB,
que en 1990 fue del 26.8 %, el más alto en los últimos 17
años.

El correcto funcionamiento del sistema cambiario se ha
reflejado también en la evolución paralela de los mercados de
cambio libre y de intervención del Banco Central, cuya brecha
entre sí fue del 3 % a fines de 1990 y es del 2,1 %
actualmente, mientras que cuando asumí el poder era del 100%.

Se ha dado en 1990 una importante recuperación de la actividad
industrial que ha registrado un crecimiento del 2.6 % después
de un período de depresión.

El sector de la construcción, en cambio, volvió a sufrir una
fuerte contracción como resultado de la disminución de la
inversión del sector privado, puesto que la inversión del
sector público, en la ejecución de obras del gobierno en las
regiones del país, creció en el 4.6 %.

POLITICA FISCAL Y PRESUPUESTARIA

Para corregir el inveterado desequilibrio financiero de la
administración pública impusimos un cuidadoso manejo de la
política fiscal y presupuestaria. Esto determinó que el
déficit del sector público no financiero que en 1987 fue del
5.6 % del PIB y que en agosto de 1988 llegó a 13,6 % se
transformara en el superávit del 2 % a fines de 1990 y que,
concomitantemente, el Presupuesto del Estado registrara los
siguientes porcentajes con relación al producto nacional:

1987................................ déficit del 2.3 %
1988................................ déficit del 0.04 %
1989................................ superávit del 1.8 %
1990................................ superávit del 1.9 %

Esto ocurrió por primera vez en muchos años y prueba la
seguridad y firmeza de la política fiscal, ejecutada por los
ministros de Finanzas, Jorge Gallardo y Pablo Better. Sin
embargo, debo decir que las demandas de grupos sociales y
reclamaciones colectivas en procura de mejoramientos
salariales, especialmente en el ámbito de la salud y de la
educación pública, junto al aumento del salario mínimo vital
puesto en vigencia a partir del 1 de enero del presente año, a
los ineludibles egresos para la campaña educativa y sanitaria
contra el cólera y a los incrementos de las asignaciones a las
municipalidades y consejos provinciales, generaron gastos no
programados por más de 300 mil millones de sucres, que
desequilibraron el Presupuesto estatal y me forzaron a dictar
dos decretos de contracción del gasto público en agosto de
1990 y mayo de 1991.

La evolución de los indicadores económicos en los primeros
seis meses de 1991 permite pensar que, después de la
estabilización de la economía, se ha iniciado un proceso de
reactivación de las áreas productivas. El propio crecimiento
de las importaciones de bienes observado en este semestre,
especialmente en el rubro de bienes de capital que aumentó en
el 47.7 % es, sin duda, un indicio de que ha comenzado la
reactivación.

Los empresarios más dinámicos se han visto estimulados por las
expectativas que ofrece la apertura del mercado andino y han
incrementado su producción y su productividad.

LA INFLACION

Quiero referirme ahora al problema de la inflación. Mi
gobierno señaló como meta su disminución al 30 % y esa meta
aún no se ha cumplido. Hemos logrado disminuir su ritmo del
99 % anual, al que ella llegó en los primeros meses de mi
gobierno por la aceleración inercial de factores anteriores
que gravitaron sobre la economía, a la tasa anual del 46.9 % a
fines de julio de este año.

Esto supone un gran esfuerzo desplegado por mi gobierno en
varias direcciones: en la del impulso a la producción por la
vía de créditos del Banco Central, del Banco Nacional de
Fomento y de la Corporación Financiera Nacional; en la del
combate a la especulación y acaparamiento de productos
agropecuarios y agroindustriales a través de las ferias
libres, las carpas barriales, los almacenes rodantes, las
farmacias populares, el control de la fuga de productos
básicos por las fronteras; con los mecanismos de
abastecimiento popular y de regulación de precios a cargo de
ENAC y ENPROVIT; con la política monetaria de restricción de
la emisión de medios de pago.

En fin, ésta que es una lucha global y perseverante, que no
compromete solamente al gobierno sino a todas las energías
nacionales, que de ningún modo es una lucha fácil, tiene que
seguir adelante con el concurso de la sociedad entera. La
inflación está bajo control pero hay que reducirla, en
beneficio de la gente pobre de nuestro país. La política
económica del gobierno gira en torno a la meta de bajar la
inflación.

EL BANCO CENTRAL

La conversión de la deuda externa privada en deuda local, que
convirtió al Banco Central del Ecuador en deudor de divisas y
en acreedor de sucres desvalorizados, y después la ampliación
de los plazos de la denominada "sucretización" de la deuda
privada, con el congelamiento de las tasas de interés
subsidiadas y la absorción por parte del instituto emisor de
todo el riesgo cambiario, son el origen de los graves
problemas financieros que soporta el Banco Central.

A esto hay que agregar varios otros factores. La contratación
de créditos externos, que debieron ser asumidos por el
gobierno y no por el Banco Central y que se refinanciaron
desde su primer vencimiento; la obligación del Banco Central
de controlar los excesos de circulante mediante emisión de
papeles; la concesión de créditos en condiciones
preferenciales a determinados sectores de la sociedad; la
exacción de créditos forzosos impuestos por gobiernos
anteriores, incluso con violación de la ley; y el
desproporcionado crecimiento de su burocracia, completan el
cuadro de la preocupante situación financiera del Banco
Central. Solamente entre agosto de 1984 y agosto de 1988, en
cuatro años, el número de empleados subió bruscamente de 3.400
a cerca de 6.000, o sea que se incrementó en alrededor de
2.600. Esta es una de las causas del problema. Pero lo curioso
es que los políticos que más bulla meten son precisamente los
que más culpabilidad tienen en el quebranto del instituto
emisor. Desde hace meses, para enfrentar su crítica
situación, opera una comisión especial que prepara un proyecto
de nueva Ley de Régimen Monetario, en el que se restructura el
Banco Central y se redefinen sus funciones. Oportunamente
pondré a consideración de ustedes el referido proyecto.

LA PLANIFICACION

La planificación es un imprescindible instrumento de
desarrollo, que fija las necesarias prioridades en el gasto
público y potencia los escasos recursos sociales. Por mandato
constitucional, esta tarea compete al Consejo Nacional de
Desarrollo, cuyo presidente es el Ing. Luis Parodi Valverde,
Vicepresidente de la República, quien ha entregado al
EXPLORED
en Ciudad N/D

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