Quito. 15. ago 96. Los libaneses que llegaron al Nuevo Mundo
eran herederos de la civilización Fenicia que inventó el
alfabeto, la tinta púrpura y el vidrio, cuyas destrezas para la
navegación y el comercio fueron los pilares del comercio
internacional, ya que el puerto servía de conexión entre Oriente
y Occidente. Líbano fue desde sus inicios una sociedad
pluricultural, marcada por una amalgama de culturas fenicia,
árabe, otomana o turca, musulmana, romana, francesa e inglesa
que lo distinguió del resto de países árabes. De ahí que su
distintivo de la Suiza del Medio Oriente, se lo otorgó no solo
por su belleza geográfica y arquitectónica, por el estilo de
vida de sus ciudadanos, los grandes acontecimientos culturales
que se daban sitio en Beirut sino por la avalancha de
transacciones y negocios que se registraron dentro de su
territorio. Fue un país que a pesar de su extensión
(aproximadamente lo que es hoy la provincia del Guayas)
desarrolló un estilo de vida y comercial muy similar al europeo.

La primera gran migración se dio alrededor de 1880 cuando lo que
hoy es Turquía dominaba el imperio Otomano. Los libaneses,
quienes estaban vinculados culturalmente con el Occidente y cuyas
creencias cristianas eran predominantes, son obligados a pelear
en un ejército al que no correspondían y del cual se sentían muy
diferentes. Es por ello que empieza la gran migración hacia "La
América". No importaba el país, lo fundamental era llegar a
América y de esta forma separarse de los turcos, aunque
paradójicamente fueron identificados como tales, por el
pasaporte con el que habían salido de su tierra. A fines del
siglo XIX llegan los primeros libaneses a México para luego
empezar el recorrido hacia el sur, asentándose mayoritariamente
en Brasil, Chile, Argentina, y en ciertos países como Ecuador,
Colombia y Perú.

La segunda gran oleada de migraciones hacia el Nuevo Mundo se
dio a partir de la primera guerra mundial, cuando por razones
económicas quienes vivían en tierras libanesas empiezan a pasar
hambre, desempleo y desolación, ya que la actividad principal
era el cultivo de la tierra y ésta quedó, prácticamente,
paralizada a raíz de los conflictos. Los siguientes movimientos
migratorios no tuvieron la misma dimensión, pero siguieron
llegando al Ecuador, poco a poco, dadas las conexiones y
oportunidades que sus familiares les buscaban en estas tierras.
Una gran mayoría emigró directamente de Beirut, razón por la
cual poseían una educación más completa y tradiciones citadinas
que otros carecían. Como es común en toda gran migración, al
Ecuador llegaron comerciantes, agricultores, doctores,
pensadores: cada uno con culturas e ideologías diferentes,
factor decisivos al momento de unirse y formar sus círculos
sociales.

DESDE LOS ANDES

A pesar de que no se ha realizado un censo oficial de los
descendientes de libaneses, se podría hablar de 75 familias
aproximadamente que se asentaron en el Ecuador, aunque muchos
apellidos han desaparecido, se han cambiado o diluido.

Los primeros desembarcaron en pequeños muelles de la costa
llenos de mercaderías, especialmente de tejidos y se dirigieron
a la Sierra, básicamente por el clima y porque creían que en la
capital el comercio se desarrollaría con mayor importancia. Sin
embargo, al no encontrar la agilidad comercial que buscaban,
decidieron regresar hacia la costa, radicándose principalmente
en Guayaquil. El sentido de permanencia de los libaneses es
reconocido alrededor del mundo, a diferencia de otros emigrantes,
los libaneses llegaron para quedarse y con ellos trajeron todas
sus tradiciones, idioma, formas de crianza, comidas y rituales,
porque encontraron en estas tierras un lugar seguro en donde sus
futuras generaciones se desarrollarían plenamente. El comercio
entre regiones fue una actividad importante entre las colonias
libanesas dentro del país ya que llevaban mercaderías a Ambato,
Cuenca, Latacunga o Riobamba lo que les permitió inaugurar
ciertos almacenes de tejidos en dichas ciudades. Por lo tanto,
no es casual que las colonias libanesas más grandes del país se
hayan desarrollado en Guayaquil, Quito y Cuenca, como fruto de
sus intereses económicos. Por ejemplo, en Cuenca se asentó la
familia Eljuri-Antón, cuyos aportes al desarrollo de la economía
de la ciudad han sido reconocidos a nivel nacional. Por otro
lado, en Quito la colonia libanesa también encontró su espacio y
protagonismo, de hecho cuentan con un alcalde de ascendencia
libanesa. Jamil Mahauad, pertenece a la tercera generación, sus
abuelos y tíos vinieron en los años 20, pero no tenían la
intención de quedarse, ya que poseían propiedades en el Líbano e
intentaron regresar, pero con el surgimiento de la II Guerra
Mundial, tuvieron que vender sus propiedades y quedarse para
siempre en Ecuador.

A pesar de que no dominaban el idioma, sus habilidades para
negociar han sido muy efectivas. Por ello han alcanzado una
presencia importante dentro del comercio, la industria, la banca
y la política en donde características como la dedicación, el
esfuerzo, la vehemencia, el trabajo duro, y la tradición de
empresas familiares han sido sus herramientas principales.

Al principio el comercio les trajo la riqueza con la que luego
comprarían tierras, era la época del "boom" del cacao y algunos
libaneses aprovecharon esta oportunidad. Paralelamente,
accedieron a las Cámaras, por medio de las cuales obtuvieron
conexiones políticas, se involucraron en éstas y alcanzaron
poder en la toma de decisiones, visibilidad y status.

En la banca, cuando recién llegaron, muchos ecuatorianos fiaban
los préstamos a casas exportadoras y cuando los servicios
bancarios empezaron a remplazar estas prácticas, algunos
libaneses mantuvieron estos hábitos dando préstamos a familiares
y amigos. Sin embargo, ya para mediados de siglo algunas
familias libanesas empezaban a desarrollarse dentro del mundo
financiero. No podemos dejar de mencionar a la banca ecuatoriana,
sin detenernos en la figura de Nahim Isaías. En el estudio sobre
los libaneses en el Ecuador, realizado por la estudiosa
norteamericana Loui Roberts, se describe a Isaías así: "Había
heredado el instinto para los negocios de su padre, su memoria
fuera de lo común, y una capacidad para recordar fechas y
números bastante mejor que la de mucha gente. Su padre le
asignó un despacho ejecutivo en el banco La Filantrópica, se
convirtió en gerente general del banco, introdujo técnicas
bancarias modernas con mucho vigor, y probó ser, de muchas
maneras, el más grande constructor de un imperio económico en el
Ecuador, durante los últimos años de la década del 70 y en los
años 80. La habilidad de Nahim en la banca se refinó en los
EE.UU., donde se convirtió en Presidente Honorario del Republic
National Bank".

Para las nuevas generaciones, el legado de sus antepasados ha
sido vital al momento de realizar negocios, ellas han
consolidado y reforzado las empresas familiares, ya que la
mayoría cuenta con la educación superior que sus padres y
abuelos no recibieron. Además, han accedido a las asociaciones
y corporaciones con inversionistas y empresarios a nivel
nacional e internacional, logrando de esta forma la apertura a
nuevos mercados y negocios fuera de los perímetros familiares.
Ejemplo de ello es la familia Dassum, dedicada durante mucho
tiempo a la industria, sin embargo, los miembros de la tercera
generación, como es el caso de Morice Dassum, están a la cabeza
de nuevos proyectos como el del Hotel Colón en Guayaquil, una
de las obras de ingeniería y arquitectura más importantes de la
ciudad y asociada a la cadena internacional Hilton.

EN LA POLÍTICA

Una generación antes de que los descendientes de libaneses
estuvieran a la cabeza de la política nacional, en la época en
que cada hijo seguía el ejemplo de sus padres y continuaba con
el negocio familiar, aparece en la historia del Ecuador, un
hombre cuyo legado cultural y político es indiscutible. Pedro
Saad se convirtió en un activista social, llegó a ser el primer
líder laboral a nivel nacional y director del Partido Comunista.
Su despacho y biblioteca personal aún se encuentran intactas con
obras completas forradas en cuero, de Lenin, Stalin, Marx y
Engels. La historia de los libaneses en la política continúa con
la figura de Assad Bucaram Elhmalin, nacido en Ecuador y cuyos
padres emigraron alrededor del 1906. Bucaram heredó algunas
tradiciones como el árabe, el gusto por la comida y el trabajo
duro. El propio Assad se pregunta si su pobreza, su herencia
árabe y su extracción serrana, no le templarían el carácter, en
último término, como para que pudiese sonreírle a la adversidad.
Hasta aquel momento de la historia, Assad Bucaram había sido el
descendiente de libaneses con la más alta función dentro de la
política nacional como Presidente del Congreso. Sin embargo, es
un miembro de la generación siguiente el que sube el siguiente
peldaño. Alberto Dahik Garzozi, nació en el núcleo de una
familia de herencias libanesas arraigadas, se educó en el
Colegio Cristóbal Colón, lugar en donde tradicionalmente se
formaron los hijos de descendientes libaneses. Su educación
superior la obtuvo en la Universidad de Princeton y las
actividades dentro del plano económico y político fueron desde
Presidente de la Junta Monetaria, Ministro de Finanzas, Diputado
Nacional y Vicepresidente de la República. Finalmente, a la
historia de los libaneses en Ecuador se suma Abdalá Bucaram
Ortiz. Los abuelos paternos abandonaron el Líbano por razones
económicas y llegaron hasta Guayaquil en busca de mejores días.
Dedicaron su tiempo y vitalidad al comercio en el almacén el
Cisne. Jacobo Bucaram rompió con la tradición y se casó con
Rina Ortiz oriunda de Daule, de ahí que nuestro actual presidente
sea un vivo ejemplo de la mezcla de tradiciones, culturas y
estilos de vida que los emigrantes tuvieron al llegar al
Ecuador.

AMALGAMA

La tercera y cuarta generación de descendientes tienen tanto de
los ecuatorianos, que muchas veces resulta difícil
distinguirlos. El ex cónsul de Líbano Samy El Khouri, en el
estudio realizado por la misma norteamericana, sostiene que "En
la actualidad somos totalmente ecuatorianos e invertimos toda
nuestra energía y dinero en nuestro país. La integración es
plena, absoluta, pues quienes llegaron primero sembraron las
semillas de nuestro progreso y criaron hijos que ahora son
enteramente ecuatorianos". Pero mas allá de la vigencia de las
tradiciones libanesas en algunos núcleos familiares, se
encuentran las continúas inserciones de tradiciones ecuatorianas,
que han ido moldeando a cada familia según sus realidades. De
ahí, que recién en los años 40 se produjo uno de los primeros
matrimonios mixtos (ecuatoriano-libanes), y en los 60 empezaron
a educarse en Universidades norteamericanas algunos descendientes
quienes buscaban ampliar su círculo de acción más allá del
comercio y la industria.

El escritor Jorge Enrique Adoum es reconocido mundialmente como
una de las plumas ecuatoriana de mayor prestigio para la
literatura contemporánea de nuestro país. Con obras tan
sobresalientes como Entre Marx y una mujer desnuda, Ciudad sin
ángel o el poemario Amor desenterrado, ha sido uno de los
intelectuales de mayor trascendencia. Fue secretario personal de
Pablo Neruda, Director Nacional de cultura del Ministerio de
Educación, funcionario de las Naciones Unidas en Ginebra y de la
Unesco en París, en 1989 recibió el Premio Nacional de Cultura
Eugenio Espejo, por el conjunto de su obra. Al igual que los
miembros de su generación, el padre emigró a inicios de siglo y
se radicó en el país.

Pero los hijos de esta tierra ecuatoriana con sangre libanesa
han alcanzado verdaderas distinciones que son justamente el
resultado de una identidad nueva, fragmentada e híbrida, que
cruza las barreras geográficas y étnicas. Ivonne A-baki, cuyo
nombre de soltera es Ivonne Juez, nació en la provincia
de Los Ríos. Actualmente, esta pintora es directora de la
Fundación Harvard para las Artes. Su presencia ahí no es
casual. Ella es heredera de una cultura del Cercano Oriente y
América Latina, en donde ha tenido que romper los viejos moldes,
para surgir como mujer dentro de ese mundo tan hostil. Ha
alcanzado relevancia académica, diplomática y artística por su
propio mérito. Con su vida dividida entre Boston, Beirut y
algunas paradas por Ecuador, Ivonne ha tratado en todo momento
de acercarnos a su arte a través de "mostrar y compartir mi
idioma y mi cultura, intercambiar, y llegar a encontrar la
felicidad interior, sin fronteras".

El deporte del Ecuador también cuenta con un hombre cuya
dedicación y entrega a los jóvenes deportistas es el ejemplo de
que "el amor por el deporte no se hace, sino nace" como dice el
propio Denis Dau Karam, quien por 20 años ha sido preparador
físico en distintos colegios guayaquileños.

OTROS NOMBRES

Queda todavía una lista larga de quienes, gracias a su decidida
participación han aportado a la consolidación de la identidad
ecuatoriana. Personajes como Nicasio Safadi, nacido en Líbano,
quien compuso la canción "Guayaquil de mis amores"; la soprano
Astrid Achi, quien ha viajado a nombre del Ecuador por varios
países con su inconfundible voz; Henry Kronfle, poeta
ecuatoriano radicado en México quien le dio vida al romance
hispano-árabe del siglo XV, José Miguel Salem, bailarín y
coreógrafo con una trayectoria importante dentro de la danza
moderna, Jorge Saade, destacado violinista y demás filántropos,
artistas, industriales, políticos, intelectuales y deportistas,
quienes con voz propia han sido partícipes de la historia del
Ecuador y cuyas distinciones van mas allá de los apellidos,
etnias, religiones, idioma y educación. (FUENTE: REVISTA VISTAZO
N. 695, PP. 98-104)
EXPLORED
en

Otras Noticias del día 15/Agosto/1996

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el