Quito. 14 ene 2001. Decía el profesor César Ramos, director técnico de
Brasil, en su concentración en Salcedo, que el problema de las
selecciones adultas es el estrellismo. Cuando el futbolista es una figura
mundial, empieza a tener manías que hacen que el trabajo de los
directores técnicos sea todavía más complicado. Con los juveniles, es
otra cosa. El técnico paraguayo, Cristóbal Maldonado, recordaba que el
entrenador en estas categorías "debe ser padre, psicólogo y sacerdote".

Por eso, no es casualidad que los directores técnicos no permitan que los
jóvenes jugadores y potenciales estrellas vivan el vedetismo que implica
el asedio de las cámaras, los micrófonos y los aficionados. Cuando se
acerca algún periodista, piden permiso al profesor para conceder una
entrevista.

A continuación, HOY presenta la visión de tres jugadores juveniles (dos
de Brasil y uno de Paraguay) que hablan de sus experiencias en el mundo
del fútbol.

Soy famoso, pero tengo los pies sobre la tierra

Alejando Damián da Silva Mercado es el nombre completo de uno de los
repatriados de la selección paraguaya de fútbol. Juega en el Udinese
italiano, como delantero que se desplaza por las dos puntas.
Fue una emocion muy grande, en vista de que tengo poca edad es difícil
que el fútbol eurpeo se fija en alguien tan joven. Siempre quise ser
futbolista, pero agradece a Dios el que le haya dado el talento para
jugar bien este deporte. "Pero eso implica mucho sacrificio para ser
futbolista y por eso he llegado a esto", sostiene.

Recuerda cuando los amigos le llamaban para invitarlo a una fiesta, a
salir con chicas. "Siempre había una sensacion de qur ir, de por que no
ir. Es una etapa bien dificil, pero poco a poco uno se va acostumbrando a
las presiones y a las tentaciones", afirma.

Su carta pase vale $ 1500 mil, aunque no le gusta declarar el sueldo
mensual. "Eso es algo más privado. Soy joven y de tanto decirlo se me
pueden subir los humos a la cabeza", sostien. Aunque no duda en decir
"gano muy bien, eso sí". Su familia es futbolera también. Su padre jugó
en el fútbol del interior del país, en los campeonatos interregionales.
Sus inicios fueron como los de todos. Jugaba en la canchita de barrio y
siempre pedía como regalo de Navidad un balón y los botines marca
sacachispas". Recuerda las escapadas para jugar al fútbol en la canchita
del barrio, durante toda la tarde hasta que oscureciera. "Siempre quiso
jugar en el Cerro porteño" por lo que ingresó alas divisiones menores a
los nueve años. En ese tiempo, era solo por diversión, luego va
cambiando, pero no he dejado de mirar el juego como una diversión".

Su vida no fue de una pobreza extrema, pero las transferencias ayuda
económicamente. En Paraguay todos quieren salir del país
futbolísticamente. ""Lo he logrado, gracias a Dios, pero tengo que
mantener los pies sobre la tierra y administrarse bien".

Estar en una selección es lo mismo para todos

Maicon Douglas Sisenando ha recorrido por varios equipos de Porto Alegre.
Ahora pertenece al Cruzeiro, pero no duda en afirmar que su mayor
satisfacción es el pertenecer a la selección brasileña. Proviene también
de una familia de futbolistas. Su padre, Manuel, jugó en el Gremio, de
Porto Alegre.

Por eso, en vista de que el fútbol es la esperanza de millones de
latinoamericanos para salir de la pobreza, la infancia de Maicon (así es
su nombre deportivo) fue holgada.

Es un jugador consciente de que este torneo es la prueba de fuego para
sobresalir en el fútbol continental y, por tanto, mundial. Este es su
primer campeonato con la verdeamarilla y reconoce lo que es vestir una
camiseta que ostenta cuatro estrellas (el tetracampeonato de Brasil),
"mas es la misma responsabilidad que siente un jugador ecuatoriano
o boliviano al vestir sus camisetas nacionales. No hay nada más hermoso,
para un jugador, que formar parte de la selección", afirma Maicon,
lateral derecho del seleccionado brasileño. "Ahora que estoy aquí, tengo
que probar porqué el profesor me convocó".

Brasil tiene cerca de millones de jugadores asociados, de los cuales
todos quieren ser llamados al skratch. "Y por eso a veces el juego se
hace fuerte, incluso malintencionado, nos quieren morder el tendón y por
eso uno debe aprender a saltar y evitar esos golpes, para continuar en la
carrera", sostiene este jugador de 19 años.

Sabe que hay un peligro en ser una figura a tan corta edad, pues muchos
jóvenes destacan y luego desaparecen del escenario de élite El estar en
la sub 20 es un paso para llegar a la principal. Y puede ser que el
profesor Emerson Leão (actual entrenador de la selección principal de
Brasil), en algún momento, se fije en nosotros".

Lo más duro para este joven de 19 años es cumplir con la disciplina.

El pase de Adriano se cotiza en $ 6 millones

La infancia de Adriano Leite Ribeiro, más conocido como Adriano, siempre
estuvo relacionada con el balón. Desde pequeño jugó fútbol con sus amigos
y ahora está contento al ser parte de la selección brasileña, que desea
ser campeón en este sudamericano.

Afirma que en su país surgen miles de buenos jugadores, por lo que no
resulta fácil estar en el grupo selecto de los mejores. "Pero aspiro con
trabajo y dedicación rendir de forma efectiva en mi club (Flamengo) y,
especialmente, en esta convocación del técnico César Ramos" afirma seguro
de que es una de las figuras principales de este equipo.

Su familia, en especial su padre, siempre le apoyó en su pasión por el
balompié. Aquello, a decir de Adriano "resulta una satisfacción muy
especial porque es bonito compartir con él la alegría de ser una figura y
sobre todo responder a la confianza que depositan en él toda su
parentela".

En febrero próximo, cumplirá veinte años. Su pase está avaluado en $6
millones. Ya fue convocado por el técnico de la selección absoluta de
Brasil, Emerson Leão, para la disputa de las eliminatorias del Mundial
Japón Corea 2002. Esto, con seguridad, de acuerdo a un dirigente, le
permitirá ser transferido en los próximos meses a un club del extranjero.
Así podrá consolidarse como un referente de la nueva generación de
futbolistas brasileños.

En referencia al factor económico que rodea el fútbol profesional en la
actualidad, explica que más le interesa ser un atleta del fútbol y
desarrollar con prefesionalismo su carrera, "que tener una gran cuenta
corriente que a veces no dice nada del real valor de un jugador", afirma.
Para Adriano, la figura más expectante de este equipo en el torneo
Juventudes de América, "el dinero no lo es todo, lo importante es estar
día a día con la familia. Lo demás es consecuencia del trabajo". (MJP-
SEG)

"La responsabilida de estar en una seleccion es la misma para todos":
Maicon

Maicon Douglas Sisenando ha recorrido por varios equipos de Porto Alegre.
Ahora pertenece al Cruzeiro, pero no duda en afirmar que su mayor
satisfacción es el pertenecer a la selección brasileña. Proviene también
de una familia de futbolistas. Su padre, Manuel, jugó en el Gremio, de
Porto Alegre.

Por eso, en vista de que el fútbol es la esperanza de millones de
latinoamericanos para salir de la pobreza, la infancia de Maicon (así es
su nombre deportivo) fue holgada.

Es un jugador consciente de que este torneo es la prueba de fuego para
sobresalir en el fútbol continental y, por tanto, mundial. Este es su
primer campeonato con la verdeamarilla y reconoce lo que es vestir una
camiseta que ostenta cuatro estrellas (el tetracampeonato de Brasil),
"mas es la misma responsabilidad que siente un jugador ecuatoriano o
boliviano al vestir sus camisetas nacionales. No hay nada más hermoso,
para un jugador, que formar parte de la selección", afirma Maicon,
lateral derecho del seleccionado brasileño. "Ahora que estoy aquí, tengo
que probar porqué el profesor me convocó".

Brasil tiene cerca de millones de jugadores asociados, de los cuales
todos quieren ser llamados al skratch. "Y por eso a veces el juego se
hace fuerte, incluso malintencionado, nos quieren morder el tendón y por
eso uno debe aprender a saltar y evitar esos golpes, para continuar en la
carrera", sostiene este jugador de 19 años.

Sabe que hay un peligro en ser una figura a tan corta edad, pues muchos
jóvenes destacan y luego desaparecen del escenario de élite, a lo que se
añade que el fútbol es una carrera muy corta. "Tenemos que saber
aprovechar estas oportunidades que se nos dan. El estar en la sub 20 es
un paso para llegar a la principal. Y puede ser que el profesor Emerson
Leão (actual entrenador de la selección principal de Brasil), en algún
momento, se fije en nosotros".

Pero hay algo que es duro para un joven que a los 19 años debe cumplir:
la disciplina, "y más si estamos en la selección brasileña, hacer todas
las cosas bien, y también ser una persona buena con los aficionados, dar
todos los autógrafos que nos solicitan. En general, un jugador
seleccionado no tiene que reclamar nada, porque siempre somos tratados
muy bien" afirma.

Este jugador, antes de participar en el sudamericano, valía $500 mil, y
gana $1 200 al mes. "Cuando regrese, tengo que hablar con el equipo
porque estar en la selección aumenta mi cotización. Eso será bueno para
mi familia", concluye este espigado jugador de 1 86 m. (SEG)

Había veces que no tuve ni para el pasaje

Cuesta creer que Jorge Britez, el nombre más importante de la selección
paraguaya que participa en este torneo Sub 20, no gustaba del fútbol.
Era su mamá quién le motivaba para jugar este deporte que hoy le entrega
$15 mil mensuales y con un pase cuyo valor está tasado en $2 millones 500
mil.

Britez prefería el estudio. Quería ser ingeniero y abogado y estaba
dispuesto a tener las dos profesiones. Pero poco a poco el fútbol le fue
entrando en las venas y hoy siente que ha escogido la profesíon correcta.
Sin embargo, recuerda que, desde que se dedicó al fútbol, ha dejado de
ver a los amigos, algo muy importante para él. Además, volvió a Paraguay
luego de dos años de ausencia, pero casi no pudo ver a su madre porque
tuvo que concentrarse para esta selección.

Sin embargo, no siente que es una estrella del fútbol paraguayo. "El
momento en que me consolide con el primer equipo y juegue en la selección
absoluta seré una estrella", dice.. Aunque sí vive aquello de provenir de
un ambiente tranquilo, "de ser un ciudadano común y corriente y ahora
vivir el asedio de la gente", afirma.

El caso de él es uno de los típicos del fútbol latinamericano: este
deporte le sirvió como alternativa para la pobreza. "Había veces en que
no tenía para comer, ni siquera para regresar a casa desde el sitio de
entrenamiento, que quedaba bastante lejos", recuerda. Ahora lo mejor es
que ya puedo decirle a mi madre que compre lo que quiera; eso antes era
imposible pensarlo siquiera", afirma feliz.

Jorge Britez nació en un equipo pequeño, el Presidente Hayes, de Villa
Rica, su pueblo natal (a dos horas de Asunción). "Los dos clubes más
grandes de Asunción (Olimpia y Cerro Porteño) se interesaron en él, pero
prefirió el Hayes porque en los equipos pequeños ofrecen más
oportunidades. (SEG) (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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