San Cristóbal. 23 ene 2001. Intensas tareas de limpieza de los animales y
de las playas. Se reporta la muerte de un pelícano.

En San Cristobal, se viven dos realidades. Mientras los surfistas, que
llegan por la temporada, están ansiosos por que comience el oleaje, los
miembros de la Armada, del Parque Nacional Galápagos y todos quienes
participan en la emergencia causada por un buque que almacenaba 240 mil
litros de combustible, rezan para que ese oleaje no aparezca, al menos
hasta evacuar todo el material inflamable.

Unas 500 personas entran y salen de la Capitanía del Puerto Baquerizo, en
San Cristóbal, realizando diversos trabajos de limpieza de las aguas, que
son coordinadas por radios de largo alcance. Esto es lo que ha producido
una mala maniobra del barco Jessica, al encallar a 800 metros de la isla,
el martes de la semana anterior.

La embarcación no se ha hundido todavía porque descansa en un montículo
de arena. Su suerte dependerá en mucho de que no llegue el oleaje, que se
espera para estos días.

De no producirse ese fenómeno, es posible que en tres días logren evacuar
el combustible que queda en las bombas, con la ayuda de los 11
estadounidenses de la Mobile Alabama, que llegaron el domingo último con
cinco mil toneladas en equipos: generadores, barcazas inflables, bombas,
traídas desde EEUU, a fin de evitar una tragedia ambiental.

Los estadounidenses estiman que pueden sacar 50 mil litros de combustible
diarios, trabajando las 24 horas del día. Los materiales fueron llevados
hasta el sitio en el que está el Jessica, inclinado en un ángulo de 45
grados, por una barcaza del Parque Nacional Galápagos, mientras unos 140
guardianes recorrían las aguas de Española, Santa Fe y San Cristóbal,
lanzando disolventes y recogiendo en chimbuzos (recipientes de cuatro
litros) el combustible más denso. En todo el muelle se han arrinconado
los restos del material en grandes galones.

En un recorrido realizado por HOY, se comprobó el penetrante olor a
combustible que se extiende diez kilómetros aguas adentro, y la
existencia de una densa mancha que avanza a donde le lleva la corriente,
al suroeste.

Pero, ¿cuál es el resultado de la tragedia? Aunque el ministro del
Ambiente, Rodolfo Rendón, asegura que hasta el momento solo se sabe de la
muerte de un pelícano, algunos pescadores reportaron la muerte de varios
peces. Además, cuatro lobos marinos fueron rescatados totalmente
cubiertos de combustible.

El grupo que enfrenta la emergencia dispuso un aréa especial en la playa
para que un equipo a cargo de Carlos Carvajal sea el encargado de limpiar
a todos los animales que se hayan visto afectados por el diésel y el fuel
oil que ha salido del barco.

Pero la mancha de combustible, sobre todo ha generado un caos en los
microorganismos del mar. Ese impacto ambiental solo podrá ser evaluado en
varios meses.

Ahora, toda la suerte del Jessica está en manos del azar y de la ayuda
estadounidense, debido a que la primera estrategia de quienes participan
en la evacuación del combustible, de nivelar el barco mediante la
inyección de bombas de agua en la parte saliente, fracasó.

Esta tragedia fue creciendo por la demora en sacar el combustible. Ha
pasado una semana y el Jessica ya es parte del paisaje del puerto. A
quienes más ha afectado este percance es a los pescadores que ya no
pueden salir a tirar sus redes.

Rodolfo Rendón asegura que los responsables serán sancionados. Incluso,
asegura que ya presentó una demanda penal, por pedido del presidente de
la República, para que se investigue al capitán y al dueño del barco. El
primero continúa dirigiendo las operaciones de limpieza en su barco.

Esta tragedia no tiene precedentes en las islas. La única que se
recuerda, aunque no de dimensiones tan grandes, es la ocurrida en 1988,
cuando una mancha de diésel bañó las costas de la isla Santa Cruz.

A pesar de que no existe un acuerdo de cuánto combustible quedá aún en el
Jessica (unos hablan de que 50 mil litros, otros de 130 mil), los
moradores de San Cristóbal continúan su vida normal, la que solo ha
cambiado en el área de la zona naval, en donde entran y salen las fibras
(botes con motores fuera de borda), las que algunas veces son acompañadas
por los lobos marinos.

Solo se sabe que la tragedia ambiental puede estar a la vuelta de la
esquina o puede evitarse si el azar no es esquivo. (JT)

Tortugas, a salvo

- Ninguna de las diez mil tortugas gigantes fue afectada por la marea
negra, en este archipiélago donde vivena, además, en armonía 60 000
leones de mar y cantidades de iguanas marinas y terrestres.

- Seiscientas toneladas de carburante estaban a la deriva en Galápagos
ayer, en la mañana, en un área de 1 200 km2.

- El jefe de la misión del servicio de Guardacostas de EEUU, Edwin
Stanton, afirmó que es un barco viejo y tiene graves daños en su
estructura. Va a ser muy difícil recuperarlo, dijo. El buque fue armado
en 1973.

- Ramiro Morejón, Jefe de Control y Vigilancia Marina del Parque Nacional
Galápagos, dijo que después de vaciar el combustible vamos a tratar de
remolcar al barco hacia aguas más profundas. Lo más factible es que
hundamos al Jéssica porque es muy difícil recuperarlo. (AP)

Solicitan medidas drásticas

GLAND, Suiza.- Sian Pullen, miembro de la organización ecologista Fondo
Mundial para la Naturaleza (WWF), afirmó que la organización cree crucial
que el Gobierno de Ecuador y la comunidad naviera internacional
consideren declarar las aguas que rodean al archipiélago como "zona
marítima particularmente sensible".

"Tal medida ayudaría a asegurar un mayor nivel de protección para este
área única en el mundo", afirmó en un comunicado, difundido ayer en
Suiza.

La WWF expresó su preocupación de que la marea negra cercana a las Islas
Galápagos tenga un impacto "profundo y duradero" en las especies salvajes
del archipiélago.

"Estas islas son uno de los lugares de mundo con la más excepcional
diversidad biológica y está claro que un incidente de este tipo puede
tener un impacto profundo y duradero", afirmó Peter Kramer, otro miembro
de la organización ecologista. (AFP)

¿Quién es responsable del desastre?

Cuando el capitán Tarquino Arévalo encalló el jessica en Schavoni, en la
Bahía Naufragio, el comandante de la II Zona Naval, Francisco Andrade,
dispuso un operativo para el rescate del personal. A poca distancia,
junto al muelle estaba el Galápagos Explorer, el barco de la operadora de
turismo Canodros (con sede en San Cristóbal), que se negó a ir hasta
donde estaba el Jessica para descargar el combustible. La negativa era
lógica. El encargado de la capitanía asegura que nadie llevaría un barco
a donde la profundidad en marea baja es de 1,7 metros y en marea alta de
4,3 metros. La alternativa que quedaba era llamar a los pescadores para
que recogiesen el combustible.

Ellos aceptaron con una condición: sin pagar. El 17 de enero, se
movilizaron 150 lanchas y el comandante ordenó entregar el combustible.
Pero la operación se suspendió, debido a que el representante de
Petrocomercial (propietaria del combustible) se opuso; alegó que debía
ser vendido. El funcionario propuso a los pescadores pagarles cuatro
centavos por cada galón que recojan del Jessica. Esa fue una de las
razones por la que se dejó crecer la tragedia. La otra, es la falta de
celeridad del Gobierno para gestionar la ayuda estadounidense, que llegó
el domingo. Al parecer, esa demora ocurrió porque las autoridades no se
ponían de acuerdo en el precio. Finalmente acordaron pagar $300 mil por
evacuar el combustible. (JT) (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad San Crist�bal

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