Quito. 25 ene 2001. Las viejas estructuras del tanquero volvieron a ceder
y se produjo un nuevo derrame.

La mancha negra, formada por el combustible que derramó el buque tanquero
Jessica, accidentado en Galápagos, llegó a la isla Santa Cuz. La
confirmación de este hecho por parte del director del parque nacional
Galápagos, Eliécer Cruz, generó más alarma. Se confiaba en que se
cumplirían las predicciones del ministro del Ambiente, Rodolfo Rendón,
quien aseguró que la mancha se dirigía a mar abierto.

Según Cruz, la mancha de petróleo, que se inició al frente de la Isla San
Cristóbal, donde encalló el buque, alcanzó las playas de Bahía Tortuga,
un sitio poblado por iguanas terrestres y marinas, algunos lobos marinos,
albatros, pelícanos y otras aves, pero no por las tortugas Galápagos.
La temida mancha había tocado el lunes la isla Santa Fe y el martes el
cayo rocoso de Plaza, donde van los lobos marinos para curarse de heridas
cuando sostienen riñas o son atacados por otros animales.

Cruz, además, confirmó que casi todo el combustible que aún quedaba en
los tanques del barco Jessica, entre 15 mil y 20 mil galones de diésel,
se derramó el pasado martes al mar. El tanquero transportaba 243 mil
galones de combustible.

Este nuevo derrame se habría producido debido a que las fisuras en la
vieja estructura del barco aumentaron bruscamente de tamaño, debido al
fuerte oleaje que sacude a la nave, aseguró un oficial de la armada que
prefirió no ser identificado.

"Es una estructura vieja (el barco) que no aguanta mayores presiones, por
lo que creo que hasta puede partirse", añadió. "Hemos regado dispersores
en la zona y hemos establecido un cerco mayor con boyas flotantes para
reducir el impacto ambiental", dijo.

Mientras tanto, las autoridades anunciaron que la ayuda internacional ha
comenzado a llegar a Galápagos. Rendón informó que ya se encontraban en
las Islas cuatro técnicos holandeses, y que expertos de la Unión Europea,
especialistas en aspectos operativos, técnicos y de biodiversidad de la
contaminación marina, ayudarán a minimizar el impacto y definir cómo se
garantizará la recuperación de las áreas afectadas.

Además, Francia, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Colombia y Cuba
han anunciado aportes en personal técnico y dinero. Por su parte, el
Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) pidió al Gobierno ecuatoriano
aplicar la ley especial adoptada hace más de dos años para la
conservación de las islas Galápagos.

"La ley especial sobre la conservación de las islas Galápagos representó
un gran logro para el Gobierno ecuatoriano, pero simplemente no fue
aplicada", se lamentó ayer Peter Kramer, uno de los directores del Fondo
Mundial para la Naturaleza. (HOY/AP/AFP)

Comunidad internacional movilizada por Galápagos

Varios países se han manifestado para enviar ayuda, a fin de atenuar, en
lo más que se pueda, el desastre en Galápagos. Canadá anunció una ayuda
inmediata de $66 mil para apoyar los esfuerzos de descontaminación del
archipiélago de las Galápagos, anunció ayer la ministra canadiense de
Cooperación, María Minna, en un comunicado.

Los fondos canadienses servirán, según la ministra, para la compra de
jaulas de pájaros y al financiamiento de atención para los animales
convalecientes. Minna indicó que estaba en contacto con el Gobierno de
Ecuador y "seguía de cerca esta situación de emergencia ecológica". El
gobernador de las Galápagos Fabián Parra había lanzado el martes un
pedido de ayuda internacional.

Francia, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Colombia y Cuba, y
organismos como la Unión Europea han expresado su solidaridad y ayuda
para salvar a las Islas de este nuevo desastre.

Entre el apoyo que ofrecen está el envío de técnicos en la materia.
Investigaciones.

El Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo investigan las causas
del desastre ecológico que causó el buque Jessica en Galápagos, a fin de
señalar responsabilidades penales.

El fiscal del Guayas y Galápagos, Walter Tomsich, solicitó a las
autoridades del Archipiélago remitir toda la documentación sobre el caso.
Del mismo modo, la ministra fiscal, Mariana Yépez, remitió al juez Penal
de San Cristóbal una excitativa en contra de Tarquino Arévalo, capitán
del buque Jessica y de su tripulación, propietarios de la nave,
representante de Petrocomercial y de los que aparezcan como responsables
del caso.

La Defensoría del Pueblo informó que pidió a las autoridades y a la
Policía que hicieran una excitativa para iniciar un juicio penal.
Mientras tanto, el Fondo mundial para la naturaleza pidió, ayer, en
Suiza, que el Gobierno ecuatoriano aplique la ley especial adoptada hace
más de dos años para la conservación de las islas Galápagos. (ACG/AFP)

Arévalo: Confundí la boya de peligro con el faro

Por Juan Tibanlombo
Desde Galápagos

Tarquino Rolando Arévalo Escandón, con matrícula No. 8805970 de Patrón de
Altura (término de la Marina Mercante), en su primera declaración
indagatoria, dentro del proceso sumarial instaurado por la Capitanía del
Puerto, aceptó que el accidente se produjo por un error suyo.

"Lamentablemente, por exceso de confianza, porque conozco el área, por
haber trabajado tanto tiempo aquí en la Segunda Zona Naval, desde que
estuve a una milla del faro de Five Finger, apunté a Punta Lido (puntos
referenciales para cualquier embarcación que quiera ingresar al puerto),
pero confundí la boya que advierte el peligro del bajo (escasa
profundidad, 1,7 metros en marea baja con el faro de Punta de Lido)".

El capitán de Patrón de Altura trabajó en la Segunda Zona Naval por
muchos años, profesión en la que llegó al grado de cabo primero. El 13 de
enero zarpó de La Libertad, a las 19:30. A las 21:00 del 16 de enero
llegó a Punta Negrita de la isla San Cristóbal, por lo que ordenó
reducir la velocidad de la máquina y navegar rumbo al puerto. De acuerdo
con su versión, cuando estaba a una distancia de 1,9 millas de distancia
del faro de Five Finger puso la proa del Jessica en dirección al faro de
punta de Lido (al que confundió con la boya que advertía el peligro).

Al llegar a una distancia de 200 yardas ordenó el cierre de la caña de
estribor, pensando (en ese momento) que estaba a punto de encallar en
Punto de Lido. Al hacer esto y dirigir la proa al faro de tierra, el
Jessica topó el fondo. La última maniobra del capitán fue cerrar la caña
a babor para intentar salir del bajo, pero fue imposible. La sala de
máquinas se cuarteó y comenzó a llenarse de agua. En cinco minutos estaba
inundada.

De la cabina de mando se comunicaron a la Capitanía del Puerto
solicitando ayuda. Eran las 21:22 minutos del 16 de enero. Esa fecha
quedó anotada en la bitácora del buque. A las 22:00 abordó el barco el
capitán de puerto. Todos estos hechos están siendo reconstruidos y
corroborados por los tres peritos designados para investigar a la
tripulación del Jessica: el ingeniero naval Hugo Rodas, el oficial de
Operaciones, Fernando Rodríguez y el comandante de la guarda costas 27 de
Febrero, Bernardo Gordón.

El proceso está avanzado en un 60% y la pena máxima que puede imponer el
Consejo de Capitanes (que juzga estos sucesos, según el Código de Policía
Marítima) es la suspensión definitiva de la matrícula al capitán. Esa
sería la sanción.

Más de una semana después de ocurrida la tragedia, el mundo está alarmado
por una previsible tragedia ecológica. Solo en la isla Santa Fe, han sido
atendidos 55 lobos marinos, tres de los cuales fueron rescatados de una
muerte segura, al encontrarlos pegados con búnker en las piedras de la
punta de la isla, que está a 20 millas naúticas del sitio en el que
encalló el Jessica. (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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