Quito. 24 ene 2001. Capitán y tripulantes del buque accidentado en
Galápagos son investigados.

Los pescadores están seguros que si el primer trato se hubiera aceptado,
regalar el combustible, la tragedia ambiental se habría evitado. Según
Temístocles Revelo, representante de ese gremio, esa misma noche hubieran
armado nueve bombas y hubiesen recuperado todo el diésel. En dos horas
sacaron 50 galones. Pero asegura que fueron echados. Les prohibieron
acercarse al Jessica. La razón: la Armada no podía regalar combustible
propiedad de Petroecuador y los pescadores se negaron a colaborar sin
cobrar nada. Funcionarios de Petrocomercial aseguran que no podían
regalar algo que le pertenece al Estado.

Pero los pescadores solo estaban dispuestos a sacar el diésel, porque el
búnker, combustible para las embarcaciones grandes que no se utilizan en
la isla, no les interesaba. En ese cruce de intereses, resultó
perjudicado el archipiélago. Ahora, los responsables comienzan a ser
investigados.

A las 08:00 de ayer, fueron conducidos hasta la Capitanía del Puerto el
capitán de altura Tarquino Arévalo y Galo González, representante legal
del barco encallado a 800 metros de San Cristóbal.

De esa forma, en la Capitanía del Puerto comenzó la investigación para
determinar las responsabilidades del desastre ambiental ocurrido el
martes 16 de enero, cuando se encalló un barco lleno de combustible de
Petrocomercial, comprado por la compañía Canodros, para su buque
turístico Galápagos Explorer.

El capitán de altura, nacido en San Cristóbal, regresaba a la isla
después de 15 años. Once personas siguieron al oficial luego de dar
algunas instrucciones a su tripulación. La declaración a la prensa estaba
restringida.

Diego Bonilla, subdirector del Parque Nacional Galápagos, interrumpía de
vez en cuando su tarea de repartir el trabajo a los lancheros que
recogían el diésel y el búnker con mangueras y paños absorbentes, para
dar algunas entrevistas a canales de televisión nacionales e
internacionales.

Minutos después también fueron llamados a la Capitanía del Puerto dos
tripul antes del Jessica. Desde la Capitanía, de vez en cuando, asomaba
por la ventana Tarquino Arévalo para observar el Jessica, visible solo la
proa y popa de babor, parte en la que están las cabinas de mando. Ese
barco llegó en contadas ocasiones a San Cristóbal, pero con otros
capitanes. Sin embargo, muchos pescadores aseguran que nunca lo vieron
ingresar al puerto porque siempre descargaba el combustible fuera del
perímetro del muelle.

Está fabricado con planchas de metal viejas, a simple vista desgastadas.
Al parecer, tiene 40 años y casi siempre ha trabajado en el continente.
Es decir, pocas veces ha salido de las costas continentales. Cuenta con
cinco tanques que están en el fondo de la proa, la parte delantera del
barco, en las que se cargó el combustible en Libertad. Todos están
destruidos.

A pesar de ser viejo, miembros de la Armada consideran que el casco de
ningún barco, por nuevo que fuera, hubiera soportado un golpe como el que
sufrió el Jessica. Y menos aún el rozamiento, en esta temporada, cuando
hay siete olas bravas cada cuatro minutos. Las olas actúan como lijas que
van carcomiendo las planchas de metal.

Aunque la compañía propietaria del barco, Acotramar, ya ha contratado
tres remolques para llevar el Jessica hasta Guayaquil, eso dependerá de
que los buzos de la Armada que trabajan alrededor de ese barco logren
estabilizarlo.

De no ser así, la única alternativa que quedará será despedazar el barco,
una vez succionado todo el combustible, y arrojarlo al mar. Así
concluiría la historia del Jéssica si las olas no dejan estabilizarlo.

Buque Jessica navegaba sin seguro contra daños ambientales

El buque petrolero Jessica fue construido en 1971, por la empresa
Acotramar, propiedad de Gualberto Arcos, con una capacidad para
transportar 460 mil galones de combustible.

Está dividido en diez tanques, cinco a estribor, en los que transportaba
el producto negro (bunker), y cinco a babor, en los que transportaba el
diésel.

El representante de la empresa, Galo González, aseguró a HOY que es un
buque marinero, que ha navegado por las aguas del Caribe llevando
combustible para avión: Curazao, Aruba, y que ha llevado hasta aceite a
Cuba y Chile.

A fines del año anterior fue sometido a mantenimiento durante tres meses,
para revisar y reparar toda la cañería y la cubierta principal. Su
permiso para operar estaba vigente hasta marzo de 2001. Luego de salir de
revisión navegó por cinco meses contratado por la empresa Vepamil, que
carga producto negro, búnker. Realizó tres viajes para esa empresa antes
de ser contratado por Canodros para llevar el bunker a la isla San
Cristóbal, para el Galápagos Explorer: en los tanque cinco de babor y
estribor cargaro búnker, en los cuatro diésel, en los tres búnker y en
los dos diesel.

El combustible fue cargado en Libertad, de donde zarpó el 13 de enero. En
San Cristóbal, a donde llegó el 16 de enero, debía entregar el búnker al
Galápagos.

Galo González estima que ese trabajo hubiera demorado ocho horas. De ahí
tenía que partir a Baltra a entregar el diésel y retornar a Guayaquil en
60 horas; es decir, de no haber ocurrido el percance hubiera regresado al
puerto principal el viernes anterior con su tripulación de 13 hombres.
Debido a que cargaba menos de lo establecido en la legislación mercantil,
200 mil toneladas de combustible, no tenía registrado un seguro por daños
ambientales a terceros, como, en este caso, el parque nacional Galápagos.
Ahora, Galo González espera que el Jessica pueda ser estabilizado para
llevarlo a Guayaquil. El propietario aseguró no permitirá la destrucción
del buque. (JT)

Corrientes atenúan impacto ambiental

PUERTO BAQUERIZO.- El dañado causado por el derrame de combustible en las
islas Galápagos ha sido atenuado por fuertes corrientes, vientos y un sol
intenso, según el director de la Fundación Charles Darwin, Robert
Bensted-Smith.

Según informes oficiales, hasta ahora el derrame de un buque tanque
varado ha causado la muerte de un pelícano, y alrededor de 40 animales y
aves, como lobos marinos, gaviotas, pelícanos, piqueros de patas azules y
albatros, han sido sometidos a limpieza de las manchas de combustible.

"Es un derrame grande y serio en un ecosistema muy frágil, pero hemos
tenido una serie de factores que limitaron el impacto", dijo Bensted-
Smith, de nacionalidad británica, a cargo de la estación científica en
las islas.

Dijo que es muy temprano para hacer conclusiones sobre el impacto
ambiental, pero reconoció daños menores a los que pudo haberse esperado.
"Tenemos evidencias que ha muerto una cantidad indeterminada de erizos y
algas en esta isla (San Cristóbal) porque unos pocos han sido vistos en
las playas", dijo, y "pidió medidas de prevención "porque no podemos
confiar nuevamente en la ayuda de Dios para evitar un gran problema
ecológico". Agregó que los integrantes de su organización se aprestan a
"evaluar sitios sensibles, realizar tareas de limpieza en áreas costeras
con mallas absorbentes y finalmente tenemos que hacer una vigilancia de
los ecosistemas afectados".

Alrededor de 35 personas del Parque Nacional Galápagos, en siete botes,
limpiaban ayer alrededor del barco tanquero, recogiendo combustible que
flotaba en las aguas en medio del oleaje. (AP) (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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