Quito. 17 ene 2002. Choclos, coles y fréjol se siembran junto al rÃo. Las
vacas y los chanchos calman su sed en las aguas.
LucÃa Tipantuña siembra choclos y papas en un terreno de 10 metros
cuadrados. La herencia se la dejó el rÃo cuando su caudal tomó otro
rumbo. A veces reniega: "cuando crece se lleva todo y si trae mucha
basura el producto se daña".
Tiene 78 años y vive sola. Madruga a las 06:00. "Asà aprovecho para regar
las plantas con el agua, que en las mañanas es más limpia", afirma sin
conocer que el lÃquido que utiliza está contaminado. Esta mujer vive en
el barrio El Guabo, junto al rÃo Machángara.
Camina encorvada. Su dolor de espalda no le permite enderezarse. Está
preocupada por los malestares de estómago, el mareo y la asfixia que
siente a diario. Le hace falta dinero para ir al médico y no cree que los
sÃntomas que presenta sean por causa del fuerte olor que, a mediodÃa,
emana el rÃo.
Su vecino, José Morocho, tiene tres hijos. Está consciente de que su vida
y la de su familia está en peligro. Pero no tiene a dónde ir. Las 160
familias que habitan en el sector carecen de servicio de alcantarillado.
Los desagües improvisados con pedazos de tubo van directamente al rÃo, al
igual que la basura. "El carro recolector pasa una vez por semana, y para
que no se acumulen los desperdicios, los botamos al agua", explica. No la
utilizan para cocinar sus alimentos, solo los tres chanchos calman su sed
porque la fuente está a la mano.
Los niños no le tienen miedo al rÃo. "Cuando se les va la pelota ellos
nadan hasta alcanzarla. Algunas veces les ha brotado granos en todo el
cuerpo", dice José.
Siguiendo el curso del agua, hacia el sur está el barrio El Rosario.
Habitan 300 familias y su principal arma para deshacerse de las moscas es
una pequeña bomba de fumigación. "La tengo siempre a la mano", explica
Clemencia Cóndor, quien está acostumbrada "al lodo y al olor del
Machángara". Sus vacas pastan en las orillas y unas plantas de col
están a punto de hacer repollo.
Pero el testigo de los cambios desde hace 50 años es Héctor Chamorro.
Desde que nació vive en la casa ubicada en uno de los costados de la
avenida Maldonado. Tiene un aserradero y dice que su familia está sana.
Solo han vivido dos malas experiencias. "Hace un año, una pareja de
jóvenes arrendó el cuarto de atrás, que da al rÃo, pasaron ocho meses y
la señora tuvo a su hijo con un daño cerebral. Recogieron sus cosas y se
fueron. Lo mismo ocurrió hace 15 dÃas con dos estudiantes. Dicen que
tenÃan muchos dolores de cabeza".
Le gustarÃa que esta fuente de vida tuviera la cara de hace 30 años,
cuando todavÃa se podÃa nadar y conversar en sus orillas. Ahora no sabe
cómo se puede revivir a un muerto. "Ver para creer", finaliza. (PC)
El proyecto
- Con el 25% del monto que los quiteños pagan como impuesto a la renta y
si deciden destinarlo a favor del medio ambiente, se ejecutará el
proyecto de descontaminación del rÃo Machángara.
- Mañana se realizará un acto de apoyo de los empresarios al Municipio en
el que se comprometerán con este fin.
- Se pretende eliminar las aguas residuales mediante la construcción de
interceptores de alcantarillado para conducirlas hacia plantas de
tratamiento que generen energÃa eléctrica.
- Crear áreas verdes en las márgenes del rÃo a lo largo de los 43
kilómetros comprendidos entre la avenida Morán Valverde y el sector de
Oyacoto.
- Servirán como barreras urbanÃsticas para evitar la contaminación con
basura y escombros.
- Se requiere construir separadores de caudales de aguas lluvias y
servidas; asà como puentes y facilitadores de tránsito para incorporar el
rÃo al entorno urbano. (PC) (Diario Hoy)