JACK LEMMON VISITA EL ECUADOR. Por Francisco Febres Cordero
Quito. 01.05.92.Un actor que no se traiciona
A mà Jack Lemmon siempre me pareció triste, aún en sus comedias.
No sé porqué. Quizás porque su mirada tiene un algo escéptico,
un cierto dejo de derrota. O porque es esa mirada la que define
a los personajes de sus filmes. O porque los personajes de sus
filmes son -resultan ser- los derrotados, seres nerviosos, llenos
de gags, temáticos, con pantalones flojos y sombrero hasta las
cejas. Yo qué sé porqué. Pero que Jack Lemmon siempre me
pareció triste, me pareció.
Y ahora, que estoy con él sentado alrededor de una mesa de la
galerÃa Artes, tras haber terminado el almuerzo que Metropolitan
Touring ofreció a un grupo de amantes de la naturaleza y
protectores de animales que vino desde Estados Unidos para
conocer Quito, las Galápagos y el Oriente, Jack Lemmon me sigue
pareciendo triste, aunque se rÃa. Y haga bromas. Y acepte
quedarse un rato más para charlar. Y gesticule. Y transpire
calidez humana, sencillez, vivacidad, inteligencia.
Pero me sigue pareciendo triste. Quizás porque a mà se me quedó
impregnada su imagen de alcohólico convicto en "DÃas de vino y
rosas", la pelÃcula de él que más me ha gustado. Y eso es lo que
le digo, exactamente: que su pelÃcula que más me ha gustado se
llama "DÃas de vino y rosas".
Y él me queda viendo con esos ojos verdemente tristes y me dice
que a él también, que es uno de sus filmes preferidos que,
además, marcó su tránsito de la comedia al drama. Y no solo
suyo, sino también del director, Blake Edwards. Y por eso,
porque Lemmon y Edwards habÃan hecho hasta entonces
exclusivamente comedias, los productores de Hollywood estaban
temerosos del guión por su contenido tan dramático, tan humano.
Un año y medio estuvo estancado el proyecto de filmación, ya que
ningún productor se atrevÃa a correrse el albur de financiarlo.
Hasta que finalmente Jack Warner, de la Warner Studio, decidió
jugársela, aunque con la condición de que hubiera un final feliz.
Ya con solo ese escollo por delante, Lemmon y su coprotagonista,
Lee Remick, se arriesgaron a hacer algo totalmente inusual:
comenzaron filmando la última escena, que de feliz no tiene mucho
que se diga... Y de ahà siguieron con las otras. Cuando la
cinta estuvo acabada, Lemmon cogió sus maletas, se montó en un
avión y se fue a Londres, a fin de que Warner nunca le pudiera
localizar para pedirle que le diera el giro feliz a la última
escena, lo cual hubiera arruinado la cinta.
...Y por eso el "DÃas de vino y rosas"que yo vi tenÃa ese halo de
tragedia.
Ahora le digo que la última de él que me golpeó, que me conmovió,
fue, claro, "Desaparecido". Y él me dice que tras ella han
venido cuatro o cinco pelÃculas más porque, gracias a Dios, sigue
haciendo cine y, ocasionalmente, algo para la televisión.
Pero lo suyo es la pantalla grande dice ahora, que tiene 67 años,
30 de los cuales está casado con Felicia Farr, que también es
actriz y que también está en el Ecuador y que también es
naturalista y todo. Tal para cual.
Aunque, para ir por orden, antes de su matrimonio fue su
educación formal en Harvard, de donde saltó a una academia
dramática para definir su vida. Me cuenta que en realidad no
pensaba ser actor, aunque cuando tenÃa 6 o 7 años la vida le dio
un aviso: interpretaba un papel en una obra escolar y tenÃa que
decir solamente un parlamento con el que se suponÃa que harÃa
reÃr al público. Pronunció la frase y, efectivamente, todo el
mundo se rió. Ahora también él se rÃe con una risa generosa al
recordar ese retazo de su niñez y añade que él fue un niño
tÃmido. Y que sigue siendo tÃmido también dice y yo le digo que
parece que también sigue siendo niño y él me dice que sÃ, que se
siente niño porque todavÃa conserva la capacidad de emocionarse,
de conmoverse ante las cosas (previamente al almuerzo recorrió la
exposición de arqueologÃa de la Artes con un chupete en la boca,
como confirmando con esa actitud las palabras que después
soltarÃa).
De pronto salen a la charla los nombres de Robert de Niro y Al
Pacino y él dice que son dos de los jóvenes actores a los que
admira. Y que ellos vienen del teatro y no como otros que solo
vienen de su apostura fÃsica, su buenamozura y su musculatura.
Pero salen también Marlon Brando ("mi gran amigo desde hace 40
años y vecino, porque la suya es la última casa de la colina. Un
gran actor. Mi única pena es que no ha producido lo suficiente")
y Marilyn Monroe ("la querÃa mucho. Ella tenÃa el hábito de
llegar siempre tarde a las filmaciones, porque, simplemente, era
asÃ. Estaba arreglada, maquillada, pero no agarraba la fuerza
para salir a escena y pasaban dos o tres horas hasta que se
animaba. Era adorable, aunque no muy equilibrada ni muy feliz").
A sus años, con su fama y su prestigio, se puede ya dar el lujo
de escoger los guiones. En el texto se fija en dos cosas: la
calidad de la escritura y si su papel no es una repetición de
alguno que ya haya interpretado antes. No podrÃa repetirse.
SerÃa como traicionarse. El asume el reto de la actuación. "Si
leo un guión y pienso yo sé como actuar ésto, automáticamente
rechazo el libreto". ÂEso es el ser actor!, le digo sin decirle,
emocionadÃsimo yo de tanta honestidad.
Pero claro que ha tenido jaladas, y de las buenas. Se jaló en
"Alex y el gitano", por ejemplo, que es, a su criterio, la peor
pelÃcula que ha hecho. Cuando fue a verla con su amigo Walter
Matthew (otro actorazo, pienso), Jack Lemmon creÃa que la cinta
era fabulosa. Comenzó la proyección y la cosa no iba asÃ, como
muy bien que se diga. Cuando las luces se prendieron, la sala
estaba vacÃa. Y entonces, con una voz medio quebrada, Jack le
preguntó a su amigo cómo le habÃa parecido la cosa. Y Matthew le
contestó: "Lo mejor que puedes hacer es salirte de esa cinta".
Pero como ya era tarde para eso, lo único que hizo Lemmon fue
salirse de la sala, acholadÃsimo.
Como sale ahora de la galerÃa Artes porque sus amigos
naturalistas y ecólogos y animalistas le están esperando afuera.
Pero, al despedirse, alcanza a decir que aunque es demócrata,
cree que Bush -"más aburrido que un jabón de lavar platos"- va a
ganar las próximas elecciones.
Y se va corriendo este Jack Lemmon que se atrasa a actuar en las
Galápagos en su papel de turista gringo...
1C
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Explored
Ciudad N/D
Publicado el 01/Mayo/1992 | 00:00