La familia Badaev se deshizo el 28 de octubre. Igor, el padre, se salvó porque sus victimarios lo dejaron en un barranco creyéndolo muerto, pero su mujer e hija fallecieron por varios impactos de bala. Los presuntos asesinos, entre ellos la esposa de un alto oficial de Policía, quisieron llevarse la "fortuna" de Badaev. En el caso todavía persiste una duda: ¿en dónde está la pareja de rusos Belyaev-Ivanova, implicados directos en el crimen?

En Sangolquí se inició el proceso judicial

Las primeras pistas apuntaron a inculpar a la familia Taco, pues en las primeras declaraciones del escritor ruso Igor Badaev padre, madre e hijo serían los responsables del secuestro, posterior asesinato y tentativa de homicidio

LIgor Badaev abandonó los cadáveres de su esposa e hija para buscar ayuda. Tenía dos impactos de bala: uno en la pierna derecha y otro en las costillas. Sus victimarios lo creían muerto. Permaneció abandonado en un barranco y esposado durante 12 horas, quizá las más angustiosas en sus 34 años de vida.
Eran las 10:00 del viernes 29 de octubre. La primera herida, en la pierna, la recibió dos días antes. La última, la noche del jueves 28, cuando Fernando Osorio, María Teresa Sosa y Albert Belyaev llevaron a los tres ciudadanos rusos a una parte del camino viejo a Papallacta, a la altura de la laguna. Allí, alrededor de las 22:00, en medio de la neblina y solo iluminados por las luces de la Chevrolet Blazer, de placas PIQ-707, los botaron y Albert disparó varias veces contra Regina Badaeva, de 37 años, e Hilary Badaeva, de 13 años. Para rematarlos, María Teresa Sosa volvió a disparar y una de las balas rozó la zona derecha de las costillas de Igor, cuando rodaba a la pendiente.
Nunca imaginaron que Igor, escritor de profesión, quedaría con vida. Por eso salió a la carretera, pidió auxilio y denunció a María Teresa Sosa, a Albert Belyaev, al teniente coronel César Roberto Taco y a Roberto Taco como autores del doble crimen y tentativa de asesinato contra él, la mañana del viernes 29 de octubre.
Los dos primeros, durante dos días, tuvieron a Igor (luego de ser herido por Osorio, amordazado por Belyaev y custodiado por Olga Ivanova) secuestrado en la casa de Belyaev, en la calle Mariana de Jesús y Ana Alfaro, en la urbanización Capelo, en el cantón Rumiñahui. En todo ese tiempo escuchó las conversaciones telefónicas de Sosa con su esposo, el teniente coronel Taco y con el hijo de estos, Roberto, alias "Chiquis", de 19 años. En ellas, según la declaración juramentada de Igor, Sosa y "Chiquis" siempre mencionaban a "Papito", el oficial jefe de antinarcóticos de la provincia del Azuay.

¿Una zaga de ambiciones?

María Teresa Sosa está acusada de estafa por una empresa petrolera y por dos personas más. Ella, en la condición de esposa de un alto oficial, tramitaba licencias. A un prestigioso abogado le estafó $13 mil, pues no cumplió con la oferta de facilitarle varias licencias.
Ella, a sus 44 años, vivía en una casa valorada en $300 mil, con sus dos hijos en camino de hacerse de una profesión y esperaba que su esposo, en pocos años más, se convirtiera en general de la Policía.
En marzo último, recibió la visita de Igor Badaev para solicitarle en arriendo su casa. Ella decidió que donde vivía se podría alquilar a la familia rusa y los suyos se trasladarían a la otra, en la parte trasera. El arreglo fue por $1 000 mensuales y $4 000 de garantía. Igor viajó a Rusia y vendió su departamento, enseres y vehículo. Todo sumó $150 mil. Los Badaev volvieron en junio y se instalaron en la casa de los Taco. Allí empezó una relación de amistad y confianza.
Igor tomó contacto con Sosa a través de un paisano, vecino de la mujer del oficial de Policía: Albert Belyaev. Por las dificultades del idioma y el desconocimiento del país, Igor confió en Belyaev para casi todo. En cambio, Belyaev no. Al ser Igor un escritor, creyó que estaría investigando a la mafia rusa para contar su historia. (Belyaev, según los investigadores ecuatorianos, tendría antecedentes penales en Rusia). ¿Belyaev imaginó que podía delatarlo por ser un agente encubierto?
Entonces, Sosa y Belyaev coincidieron en su ambición: quedarse con toda la "fortuna" de Igor.
Ella tejió una historia: los Badaev le debían dinero, no pagaban el arriendo, trataban mal a los vecinos. Por ese motivo, su hijo "Chiquis" contactó a dos amigos (Fernando Chávez y el colombiano Juan Fernando Osorio), en los primeros días de octubre. El objetivo: "pegarles" un susto a los rusos para que pagaran sus deudas.
El pretexto perfecto ocurrió el miércoles 27 de octubre. Ese día, el joven colombiano se haría pasar por plomero, pues en la casa de Igor existía una fuga de agua. Y Fernando Chávez ingresaría para limpiar una jaula de pájaros. Acompañados de Sosa, entraron a las 08:30. A una orden de ella, Osorio debía amenazarle con el arma para obligarle a entregar todo el dinero que presuntamente estaba en una caja fuerte. Por el nerviosismo, Osorio choca contra una esquina de una mesa y la pistola Glock se dispara y hiere a Igor. Inmediatamente ingresa Albert y lo esposan y amordazan. Lo mismo hacen con la esposa, Regina. Los llevan a la casa de Albert y los dejan ahí hasta la noche del jueves 28 de octubre. Antes, el miércoles por la noche, Sosa iría a buscar a Hilary en el colegio Dalcroze. A la joven también la amordazan. Igor les pide clemencia para su hija.
Ese mismo miércoles, Sosa retira del Produbanco, falsificando una papeleta, $6 200, de la agencia de Sangolquí. Al mismo tiempo, le hacen firmar a Igor cheques viajeros por un monto total de $37 mil.
Y la decisión está tomada: ante el "accidente" del tiro en la pierna de Igor, no queda más que liquidar a la familia Badaev, sin dejar huella.
Ocurrido el crimen, Sosa viaja con Albert e Ivanova a Cuenca, a "visitar" a su esposo César Roberto. Juan Fernando Osorio y Fernando Chávez se quedan en sus casas con la orden de Sosa de no hablar con nadie ni hablar por sus celulares y menos mandar mensajes; "Chiquis", con su hermana Catherine, se queda en su casa.
Fernando Chávez, el viernes por la mañana, recibió un mensaje del celular de "Chiquis", el (09) 864 4689, con el siguiente texto: "Los borregos ya están asados". Ese mismo día, por la tarde, el coronel César Roberto Taco recibe una llamada de la Unidad Antisecuestro (Unase). Le comunican que un ruso lo involucra a él, a su esposa e hijo en un secuestro y asesinato. Las dos parejas regresan a Quito. Albert e Ivanova desaparecen la noche del sábado 30 de octubre. Taco y Sosa son detenidos recién el lunes 1.º de noviembre. La duda que persiste en la Policía es qué pasó con Albert e Ivanova, si los últimos en verlos fueron Taco y Sosa, en su propia casa. (OP)

“ Yo rodé a la laguna y escuché que disparaban a mi hija Igor Badaev”

“Este momento logré escuchar que Teresa Sosa pedía la pistola para dispararme; ese disparo, que fue el último, me rozó en las costillas”

Los actores del caso

Igor Badaev, ciudadano ruso de 34 años, se encuentra asilado en el Hospital Metropolitano. Acusa del asesinato de sus esposa e hija al teniente coronel César Roberto Taco, su esposa María Teresa Sosa Vaca y su hijo Roberto, el ciudadano ecuatoriano Mario Fernando Chávez, el colombiano Juan Fernando Osorio y los rusos Albert Belyaev y Olga Ivanova.

Regina Badaeva (37 años) y Hilary Badaeva (13 años) fueron encontradas muertas en el sector de Papallacta. Ambas presentaban disparos de armas de fuego. Eran la esposa e hija de Igor Badaev.

María Teresa Sosa Vaca (44 años) se encuentra detenida en el CDP. Está acusada de estafa en el trámite de licencias, según la Policía Judicial. Ella señala que los retiros de Produbanco fueron un pedido de Igor Badaev. Asegura desconocer lo que pasó con la familia de rusos.

Roberto Taco Sosa (19 años), conocido por sus amigos como "Chiquis", se encuentra detenido en el CDP. Según declaraciones de Juan Fernando Osorio y Fernando Chávez, Chiquis participó en todos los hechos ocurridos entre el 27 y el 29 de octubre.

Juan Fernando Osorio (colombiano de 21 años) está en los calabozos del CDP, acusado de disparar a Igor Badaev. Los agentes policiales encontraron en su poder un televisor y otros objetos de Igor Badaev. En su confesión, Osorio dijo que, en una ocasión, María Teresa Sosa le confesó que su intención era poner droga a Igor Badaev y su familia para deportarlos hacia Rusia.

Mario Fernando Chávez Alava (21 años) está en el CDP, acusado de complicidad en los hechos. La Policía le encontró con un reloj Baume Mercier, propiedad de Igor Badaev.

En las declaraciones, Chávez y Osorio involucran como la mentalizadora del secuestro y tentativa de asesinato contra Igor Badaev a María Teresa Sosa Vaca y a los esposos Albert Belyaev y Olga Ivanova.

Según el informe policial, la pareja de rusos está prófuga o desaparecida. Sobre Belyaev e Ivanova no hay antecedentes de actividades profesionales y delictivas. (LB)

La amistad con Belyaev acaba la carrera de Taco

Quienes conocieron al jefe antinarcóticos del Azuay, el policía no se destacó como un investigador nato ni tampoco se lució en el campo académico

El teniente coronel César Taco está detenido en la Unidad de Equitación y Remonta, en Tambillo, y su futuro en la Policía está escrito: "Se le iniciará un proceso interno de investigación, que podría concluir con la baja, si las pruebas lo inculparan", comentó su comandante, el general Jorge Poveda.
Aparte del crimen, según los investigadores, a Taco se le atribuirá la tenencia de una arma (usada en el asesinato de las dos rusas) no reportada a la Policía tras una requisa.
Taco permaneció ocho meses en Cuenca en el Departamento de Narcóticos. Durante este tiempo ocupó incluso el cargo de comandante de Policía en el Azuay por encargo.
Su personalidad como jefe es cuestionada por unos y reconocida por otros. Entre los policías de tropa, Taco se caracterizaba por ser un individuo de carácter fuerte, pero también disciplinado. "Era un hombre que le gustaba que cumplieran con el trabajo", dijo un miembro de la Policía, mientras otros señalaron que era "a veces insoportable". "Un día castigó a un compañero con nueve días de calabozo solo por llegar atrasado", dijo el policía que prefirió guardar su nombre.
Entre algunos policías de su misma promoción, la imagen de Taco es la de un oficial sin mayor brillo, "apegado a las formalidades y con un rendimiento académico modesto".
Taco llegó a Cuenca en el mes de marzo de este año, luego de trabajar en la ciudad de Azogues como jefe de la Policía Judicial. De su labor allí, no existen evidencias de un mal comportamiento.
Ya en el Azuay trabajó como jefe en el departamento de antinarcóticos, su cargo le permitía realizar detenciones de personas y decomisar drogas, en especial, cloridrato de cocaína en las empresas que se encargan del envió de bienes y valores al extranjero como son los couriers.
En septiembre, Taco recibió una sanción disciplinaria por parte del comandante de Policía del Azuay Número 6, coronel Luis Ordóñez. Se le impuso un arresto de nueve días, "por incumplimientos del trabajo", según el comandante del III Distrito de Policía, Carlos Grijalba.
A finales del mes de octubre, Taco pasó a ocupar el cargo de comandante de Policía del Azuay Número 6, a falta del coronel Luis Ordóñez y el coronel Marcelo Tamayo, que se ausentaron de la provincia con licencia. Cuando ocupaba este alto cargo, llegó la denuncia en su contra. Primero recibió un permiso por 96 horas para que solucionara su problema, en principio, de carácter familiar. Luego, conocido en detalle el caso del asesinato, fue inmediatamente relevado.
Grijalba pidió una investigación al interior de la Policía del Azuay sobre la conducta de Taco, que será conocida esta semana, dijo el jefe del Distrito, la misma que es "independiente a las investigaciones que lleva la Fiscalía en Sangolquí". (RTM/OP)

Los detalles

En la declaración del teniente coronel César Roberto Taco Zaldumbide, hecha el 1.o de noviembre ante el fiscal Luis Tapia y su defensor, el abogado Édgar Zaldumbide, se destacan, de acuerdo con los investigadores, algunas contradicciones y vacíos, que se deberán aclarar en el futuro.

Taco conoció, desde el principio, la presencia de la familia rusa en su casa. Incluso, los visitaba. Cuenta que en una de esas visitas observó una foto de Bill Clinton, autografiada para Regina Badaeva.

De la declaración se desprende que Taco tuvo una buena amistad con Albert Belyaev y su esposa, Olga Ivanova. Incluso, el viernes 29 de octubre, estando en Cuenca, Belyaev, para cortar una discusión entre el oficial y su cónyuge, María Teresa Sosa, por no haber realizado una trámites en una cooperativa de ahorro, le prestó unos cheques.

Enterado de la inculpación que le hacía a él y a su familia Igor Badaev, la respuesta de Taco, a los oficiales de la Unase, fue: "Yo había permanecido todo el tiempo en Cuenca y eso es una calumnia y una canallada".

La duda de los investigadores y los altos mandos de la Policía es por qué Taco no detuvo o informó que estaba con la pareja de rusos la noche del sábado 30 de octubre. Es más, no se explican cómo el oficial no sabe de la desaparición de los esposos y solo atina a decir que, habiéndolos dejado en su departamento, al otro día los fueron a buscar y no los encontraron a pesar de que las maletas quedaron en la casa de la familia Taco. (OP)(BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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