Quito. 2 feb 97. Las declaraciones del embajador de Estados
Unidos, Leslie Alexander han sido criticadas por quienes piensan,
como el Gobierno, que se trata de una intromisión de ese país en
asuntos internos.

La diplomacia de los Estados Unidos sostiene que no existe
intromisión ya que cuando a un ciudadano norteamericano se le
pide una coima, en cualquier lugar del mundo, se lo invita a
violar la Ley de ese país. En esta edición se transcribre el
discurso.

Este es el texto, íntegro y literal, que el embajador de los
Estados Unidos leyó en Cuenca.

"Es un placer para mí estar aquí en Cuenca el día de hoy. La
inteligencia y encanto de sus amistosos ciudadanos,
personificados en la vicepresidenta de la República, han hecho
muy agradables mis visitas.

Antes de referirme al tema principal, quisiera expresar mi
admiración por la reciente reunión entre el Presidente Bucaram
y el Presidente Fujimori en Lima. Esta reunión fue un valiente
paso adelante en el camino hacia una paz duradera entre Ecuador
y Perú. Constituye un ejemplo para los pueblos de ambos paises.

Ecuador y Perú deben encontrar una manera de solucionar sus
problemas fronterizos para centrarse en los importantes aspectos
sociales económicos y de medio ambiente que afligen a ambas
naciones.

Tengo interés especial en los asuntos económicos. Durante mi
carrera he trabajado como analista económico en varias misiones
diplomáticas. Quisiera por tanto, compartir con ustedes algunas
ideas sobre política comercial y cómo ésta se relaciona con el
futuro económico del Ecuador.

Hace cien años, y aún apenas hace cincuenta años, sólamente unos
pocos pequeños puntos en el globo se podían considerar verdaderos
mercados mundiales. Hong Kong, Tánger, Panamá, eran sitios de
fábula, cuevas de Aladino en donde se podía comprar casi
cualquier cosa que se pudiera soñar. Hoy en día casi todos los
paises aspiran a ser una encrucijada comercial. Si está
dispuesto a hacer lo necesario, la gran mayoría de países están
en capacidad de serlo.

Estados Unidos cree firmemente en la promoción de un mercado
libre mundial. El Gobierno de mi país ha animado a compañías
norteamericanas para que busquen mercados fuera de Estados
Unidos. Las treinta compañías que exponen sus finos productos en
Cuenca son un pequeño ejemplo de lo que mi país puede ofrecer.

La diplomacia estadounidense está, cada vez, más involucrada en
conseguir un comercio libre y justo en todo el mundo. El
Presidente Clinton ha hecho de la competitividad y éxito de
inversionistas y exportadores norteamericanos, uno de los más
altos objetivos de su política exterior. Consideramos que
nuestros objetivos económicos no sólo beneficiarán mi país, sino
que beneficiarán tanto a la causa de la democracia, como a
nuestros socios comerciales en todo el mundo. De hecho, nuestra
política comercial no puede tener éxito si nuestros socios
comerciales no prosperan por igual.

En la actualidad, los capitales se mueven alrededor del mundo con
asombrosa velocidad. Cada día, más de un billón de dólares se
comercian en un mercado de valores global que nunca cierra. La
inversión extranjera se ha convertido en la fuerza individual más
poderosa, detrás de la integración económica global.

Lamentablemente, la mayoría de esta inversión está pasando de
largo por Ecuador. Ecuador no está atrayendo mucho de este flujo
de inversión extranjera que está inundando el mercado.

Obviamente, el Ecuador no está solo en su empeño de atraer
inversión foránea. Los demás países latinoamericanos están
intentando una variedad de reformas económicas para modernizar
sus economías y atraer a la inversión extrajera. Chile, desde
hace varios años, está comprometido en su reforma económica y
modernización, eliminando aranceles y aprobando leyes que
fomentan la inversión privada. Bolivia está creando nuevas
sociedades con inversionistas extranjeras.

Perú también está comprometido en uno de los planes de
privatización más agresivos del continente y ha tenido éxito
atrayendo inversión foránea.

Sus vecinos están acelerando al máximo para alcanzar una economía
moderna. Francamente, Ecuador tiene que trabajar más duro que
muchos de sus vecinos, para atraer inversiones. La verdad es que
Ecuador es un pequeño mercado comparado con Argentina, Brasil o
México. Los inversionistas de mi país o de otras naciones tienen
una amplia gama de países para escoger. Las compañías
extranjeras, si deben hacer sacrificios, no los harán para
colocar su dinero aquí, sino en mercados más grandes. El Ecuador
tiene que dar más facilidades para invertir aquí y no en otro
país.

Pueden estar seguros que el Ecuador tiene muchísimo que ganar al
atraer inversión extranjera e incluirse en la economía mundial
y muchísimo que perder si no lo hace. En primer lugar, ¿dónde un
empresario ecuatoriano puede hacer más dinero? ¿En un mercado de
12 millones de habitantes, o en uno de 6 mil millones? ¿Y de
dónde obtendrá el Ecuador el dinero para ampliar las
oportunidades educativas y ofrecer los servicios sociales tan
necesarios, si los empresarios no crecen por incrementar
impuestos en una economía de contracción? Para sobrevivir, los
empresarios ecuatorianos deben crecer. Sin expansión, ¿de dónde
vendrá el dinero para mejorar el sector energético, reparar la
red de transporte, y modernizar la infraestructura de información
para que el Ecuador pueda disfrutar de los beneficios de la vida
moderna? Sin duda, los procesos de modernización traen
sacrificios, pero es un sacrificio a corto plazo y a cambio de
causar un grave daño a la economía a largo plazo, cuyos efectos
bajarán el nivel de vida de las generaciones futuras.

La expansión es imposible sin inversión extranjera. El clima
empresarial ecuatoriano es esencial para atraerla. Para tener un
clima empresarial atractivo, Ecuador debe mostrar su preocupación
respetando la inviolabilidad de los contratos, protegiendo los
derechos de propiedad intelectual, y emprendiendo acciones
efectivas contra la corrupción.

Ecuador no ha mostrado urgencia alguna para cumplir con ninguno
de estos requisitos de una economía moderna. Se viola de manera
rutinaria los contratos con empresas extranjeras. Desde 1994
estamos esperando que se ratifique el acuerdo de derechos de
propiedad intelectual al que el Ecuador se comprometió en
acuerdos internacionales. Y lo más trágico, la corrupción está
creciendo y convirtiéndose en sistemática.

Me gustaría concentrarme en este último problema, porque he
notado una tendencia preocupante.

Planteo este asunto, comprendiendo totalmente lo delicado y serio
que es este tema. La corrupción es un asunto muy importante para
mi gobierno. Estados Unidos considera que ésta debilita los
objetivos de su política exterior como son la democracia y el
desarrollo económico.

La corrupción socava las instituciones democráticas y hace que
un país sea menos atractivo para el comercio y la inversión. Es
el impuesto escondido en una economía, que aumenta el costo de
los contratos. Y qué es lo que el consumidor ecuatoriano recibe
por estos costos adicionales? Productos de peor calidad y menos
servicios. Simple y llanamente la corrupción es inmoral, ilegal,
rompe cualquier regla de decencia y es contraria al ideal
democrático.

Mala reputación

Me apena decir esto, pero Ecuador está ganándose la reputación
de tener una penetrante corrupción. Y no revelo ningún secreto
aquí. Esta fama ya está emergiendo en la comunidad internacional.


Personalmente, he escuchado muchas graves quejas de empresarios.

Una queja común es la solicitud de "contribuciones" para proceder
con contratos millonarios en dólares. Lo normal parece ser la
solicitud de una "contribución" equivalente al 10 por ciento del
valor del contrato. Aparte de mencionar una anécdota, no entraré
en detalles, ni contestaré preguntas sobre esto hoy.

Pero permítanme mencionarles un pequeño pero asombroso ejemplo:
se pidió una coima de 12 mil dólares a un empresario para que
pueda sacar de aduana un contenedor avaluado en 8 mil dólares.
Noticias de este tipo de descabellada extorsión, que desafían
hasta las usualmente sórdidas costumbres de corrupción, llegan
rápidamente a las oficinas de empresas internacionales.

La corrupción en las empresas estatales es particularmente
inquietante, especialmente en aquellas que están destinadas a la
privatización. Estas industrias valen miles de millones de
dólares que bien podrían utilizarse para tratar una serie de
importantes problemas sociales. La corrupción obliga a bajar el
precio que los inversionistas están dispuestos a pagar por ella.
El pueblo de Ecuador puede perder millones, y hasta mil millones
de dólares, debido a los efectos de la corrupción en el precio
de venta de estas industrias. Algunos creen que esta es la razón
para oponerse a la privatización. Yo no estoy de acuerdo. El
pueblo ecuatoriano ya ha sufrido enormes pérdidas cada año debido
a la corrupción de empresas estatales. Reciben a cambio servicios
pobres, como apagones, en parte debido a que estas industrias no
tienen capital para expandirse. El oponerse a la privatización
no cambiará este panorama. Lo que cambiará es iniciar un ataque
contra la corrupción.

Como embajador de Estados Unidos ante el Ecuador, tengo la
responsabilidad ante los ciudadanos y empresarios de mi país, de
decirles la verdad acerca del clima de inversión. Tanto como
estoy encantado con la belleza de este país y la hospitalidad de
su gente, no puedo cerrar los ojos ante los problemas que acabo
de describir. A menos que se inicie un dramático ataque a la
sistemática corrupción que aflige a este país, será mi
responsabilidad advertir oficialmente a Washington de los
peligros de invertir aquí.

Les he mencionado algunos de los objetivos y preocupaciones de
Estados Unidos, reflejados en su política comercial. He puesto
énfasis en mi inquietud por la corrupción que si no se controla
podría destruir cualquier plan de reforma económica.

Mi país considera que una política de reforma económica y un
sistema más abierto de comercio mundial son beneficiosos para
todos. Es un hecho que mientras más rico es un país, mayor es su
capacidad de comprar nuestros productos. Fomentar la prosperidad
en nuestros socios comerciales va en el propio interés de mi
país. Y la mejor manera de hacerlo es apoyando la reforma
económica, la transparencia y el fin de la corrupción.

Ustedes, como ciudadanos de un país democrático, tienen la
responsabilidad de fomentar un buen gobierno y las prácticas
honestas. Tienen la obligación de denunciar la corrupción en
donde quiera que la encuentren.

La corrupción continuará siempre y cuando la mayoría guarde
silencio y la acepte como una manera normal de realizar negocios.
Pero les advierto que el precio por aceptar la corrupción es cada
vez más alto en esta nueva economía global.

A pesar de ser un pequeño mercado, el Ecuador tiene grandes
posibilidades económicas. No olviden que Singapur y Luxemburgo
son pequeños mercados también, pero están entre los países más
ricos del mundo, sin tener ninguno de los recursos naturales con
lo que cuenta el Ecuador.

Pero el Ecuador no alcanzará su completo potencial económico a
menos que dé pasos valientes para crear un clima abierto para la
inversión y la modernización. El Ecuador debe respetar sus
contratos. El Ecuador debe atacar la corrupción o el Ecuador será
una pieza de museo en la economía del mundo moderno.

Ruego porque el Ecuador dé esos pasos y para que las relaciones
económicas entre nuestros dos paises sean tan prósperas y
exitosas como nuestra cooperación en otras áreas. Gracias.
(DIARIO HOY) (P. 10-A)
EXPLORED
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