Guayaquil. 05 ene 99. El sector automotor ecuatoriano ha
tenido sus altas y bajas a lo| largo del tiempo, desde
momentos en que casi todas las personas con medianas
posibilidades tenÃan un auto extranjero, hasta llegar a una
prohibición total para importar vehÃculos.
La década de 1970, la del boom petrolero, se caracterizó por
la abundancia de este tipo de carros, coincidiendo con un alto
nivel de vida y una apreciable capacidad adquisitiva.
Desgraciadamente, esto no fue nada más que el precedente de la
Década perdida, los años 80, la| de la crisis latinoamericana
de la deuda externa.
Durante esta época no solo que las importaciones bajaron
drásticamente, sino que, al asumir el poder Rodrigo Borja en
1988, prohibió por completo la importación de vehÃculos.
Asimismo fue la causa del surgimiento de la industria del
ensamblaje. Empresas importaban prácticamente todos los
componentes de un automotor y los armaban en el paÃs.
Esto cambió radicalmente durante el gobierno de Sixto
Durán-Ballén, cuando se reabrieron las importaciones y hubo
una especie de segundo boom de los autos extranjeros. No
obstante, los ensamblajes siguieron haciéndose.
Aquello tampoco duró mucho tiempo, porque a pesar de que las
importaciones siguen abiertas, los altos aranceles y la pobre
capacidad adquisitiva de los ecuatorianos ha ocasionado que
las ventas de los importadores bajen casi a niveles de
pérdida.
La situación, que en la segunda mitad de la década de 1990 ya
era difÃcil, se radicalizó durante el año 1998. El fenómeno de
El Niño empobreció más a las personas y la crisis de los
mercados mundiales, iniciada en Asia, también fue un factor
que impactó las ventas.
Esto lo corrobora Carlos Mora, jefe de Ventas de la
distribuidora de Toyota, Sicocar, quien afirma que el negocio
en 1998 se redujo en alrededor del 50% en relación a 1997.
Al ser inquirido sobre el estado del mercado para automotores
en el Ecuador, su respuesta no pudo haber sido más reveladora:
"¿Mercado? Si ya casi no hay mercado".
Según Mora, a pesar de que no han llegado al punto de trabajar
a pérdida, la situación sà es en extremo difÃcil. "Lo que
ocurre es que previendo lo que iba a ocurrir, decidimos
importar menos vehÃculos que los que importamos en 1997. AsÃ,
las pérdidas no fueron tan dramáticas".
Los vehÃculos que más demanda tuvieron durante 1998 fueron sin
duda alguna los 4x4, pero no los de lujo, sino los de trabajo.
"Modelos como la Toyota Stout (camioneta) tuvo el mismo éxito
que antes para el trabajo del campo; lo que ha sido difÃcil
colocar son los automóviles, y si son de lujo, más aún",
aseveró Mora.
Efectivamente, el mercado para automóviles caros, dÃgase
Mercedes Benz, Volvo, BMW, Lexus, etcétera, ha sido
prácticamente inexistente en el año que transcurrió, no solo
por los problemas financieros de la gente, sino también por el
estado de las vÃas.
A pesar de la crisis, hay gente que está en capacidad de
adquirir ese tipo de vehÃculos, pero ha preferido no hacerlo
para no exponer a sus automóviles a los rigores de las
carreteras, especialmente en la Costa, destruidas por el
fenómeno de El Niño.
"Nosotros tenemos una clientela fija desde hace años, personas
con posibilidades económicas, que prácticamente cada dos o
tres años cambiaba de carro, y este año simplemente decidieron
no hacerlo, y guardaron ese dinero para el próximo año. Todo
por como están los caminos, no querÃan sacrificar su
vehÃculo", señaló Carlos Mora.
Pero el sector de la población que más se vio afectado durante
1998 y que estuvo completamente imposibilitado para comprar
carros es la clase media.
"A pesar de los problemas que ha tenido el paÃs a lo largo de
los años, la clase media siempre se las arregló para comprar
su carrito, gracias a los programas de financiamiento de los
bancos", dijo.
Sin embargo, esto no fue posible esta vez. La recesión que
empezó a sentirse, el fenómeno de El Niño, el alza del costo
de la vida y sobre todo lo irregular del comportamiento del
dólar, ocasionó que les sea imposible pagar un financiamiento
tomando como base la divisa estadounidense.
"Tuvimos casos como por ejemplo de un hacendado, que compró
siete camiones, pagó los primeros seis, y el séptimo casi nos
vimos obligados a embargárselo, debido a que no tenÃa con qué
pagar, ya que su cosecha estaba destruida", reveló Mora.
Ensamblados en Ecuador
Pese a todos estos problemas, un sector de la industria
automotriz no experimentó tanta recesión como los importadores
directos: los ensambladores.
Asà es, las concesionarias de carros que se ensamblan en el
paÃs mantuvieron casi en su totalidad las ventas, y en unos
casos, incluso las incrementaron.
Tal es el caso de la distribuidora Vallejo Araujo, que
comercializa vehÃculos Chevrolet ensamblados en Ecuador, y es
concesionaria de la General Motors internacional.
Su jefe de Ventas, Manuel Medina, manifestó que sus ventas
durante 1998 se incrementaron en 4% con respecto al año
anterior.
"Nosotros nos vimos favorecidos por lo que sufrÃan otros, ya
que como vendemos carros terminados aquÃ, estos son mucho más
baratos que los importados. Por ejemplo, nuestro modelo más
vendido es la camioneta Chevrolet Luv, que fue preferida antes
que modelos similares hechos en el exterior", destacó Medina.
Pero no todo fue color de rosa,| ya que concesionarias como
esas también traen modelos importados, que tampoco pudieron
ser| colocados con facilidad en el| mercado.
Las ventas de vehÃculos como la Blazer, la Grand Blazer y
otros similares, casi ni se movieron.
"Nuestro año se dividió en dos partes, la primera mitad en que
las ventas se mantuvieron, y la segunda, en que descendieron
significativamente; no lo suficiente como para que al final
sea negativo, pero es verdad que los problemas de la
ciudadanÃa se sintieron",| estimó Molina.
Una situación novedosa que ocurrió en 1998 es la proliferación
de vehÃculos usados. "Era increÃble, mis clientes los
preferÃan a cualquier otra cosa, tanto asà que se me
acabaron", dijo Mora.
Mientras que la crisis asiática, a pesar de que fue un evento
de impacto para todo el mundo, que afectó al Ecuador a nivel
macroeconómico (falta de créditos internacionales), no fue un
factor preponderante a la hora de analizar el año.
Para Mora, en lo que el paÃs puede perjudicarse por ese motivo
es en el alza de los precios internacionales de los vehÃculos,
debido a que firmas multinacionales establecidas en Asia se
vieron obligadas a cerrar muchas fábricas y a despedir
empleados.
"Es pura lógica, a menor producción, mayores precios", opinó.
Sin embargo, eso empezarÃa a sentirse con mayor fuerza a
partir de 1999, aunque ninguno de los consultados consideró
que el mercado interno se afecte por ello.
Ha sido un año complicado para el sector automotor, las ventas
han bajado, las importaciones también, los vehÃculos
ensamblados en el paÃs se mantuvieron. Sea como sea, es
criterio unánime de los distribuidores que la situación
mejorará en 1999. "Solo podemos esperar que el gobierno
arregle las carreteras", concluyó Mora. (Texto tomado de El
Universo)