EL PRECIO DE SER FRONTERA Por Laura Giraldo

Tulcán. 17.06.91. Tulcán se enfrenta hoy, más que nunca, al
reto que implica la integración andina. El proceso, que ha
sido concebido no solo para negociar excedentes y faltantes, y
para intensificar el comercio regional, es entendido como un
instrumento de desarrollo. Esto se evidencia aquí por la
actividad económica que genera.

Además, los carchenses viven una especie de laboratorio de
prueba o de termómetro, sobre todo en este tipo de procesos de
integración, en los que se hace necesario no solo producir
bienes de óptima calidad, sino situar mercados. Sin embargo,
esto también ha generado incertidumbre y descontento en el
ciudadano común, sobre todo en las amas de casa que miran con
desconcierto y denuncian con preocupación el desabastecimiento
y la carestía de los artículos, "por la preferencia de los
comerciantes hacia el consumidor colombiano, que no regatea y
paga hasta más de lo que realmente valen las cosas". En
efecto, a pesar de que Tulcán está catalogada como una de las
ciudades más caras del país, para los colombianos resulta
tentadora, porque además del beneficio que reciben en el
cambio de moneda (el peso colombiano vale casi el doble que el
sucre) el precio de los artículos les resulta inferior. Tanto
es así que muchos colombianos llegan a Tulcán para abastecerse
de la canasta familiar, incluso de sitios distantes como Cali.

"No hay cómo competir" manifiesta Sonia, una desconsolada
profesional y ama de casa. Por ejemplo, dice, en las tercenas
una tiene que recibir lo que los colombianos dejan. Si se pide
determinada carne es poco probable que la obtenga, porque la
mayoría de las veces ya está "separada" para algún colombiano.

De otra parte, esta notoria una incontrolable escalada en los
arriendos, sobre todo de locales comerciales. Contrabando: a
la orden del día

Pero la escasez y subida de precios no se presenta únicamente
por la "preferencia" hacia el consumidor colombiano. El
problema se genera por el contrabando diario de todo tipo de
artículos, por el puente de Rumichaca o por los 42 pasos
ilegales identificados que existen entre Tulcán y Maldonado.

En determinadas horas del día es fácil observar cómo enormes
"mulas" de origen colombiano empiezan a enfilarse hacia la
frontera ecuatoriana, donde son cargadas de la mercadería que,
previamente, ha sido transportada desde Tulcán por camiones
ecuatorianos que, en muchos casos, también cruzan con toda la
carga de frutas, hortalizas, aceites, etc, hasta Colombia

Gasolina, a la cabeza

En Tulcán existen seis surtidores de gasolina, con un promedio
de 48 mil galones por mes. Pero a pesar de ello, es común
observar enormes filas de vehículos, la mayoría particulares,
en espera de alguna cantidad de gasolina. Pero mezclados entre
el público que espera abastecerse para cumplir con sus tareas
cotidianas, se pueden observar determinados vehículos que
emplean un tiempo exagerado para proveerse del combustible ¿La
razón?: han sido adecuados con dos tanques. Una vez que han
sido "tanqueados" pasan su valiosa carga a Colombia. Esta
operación se la realiza tantas veces cuantas sea posible
durante el día, pues el negocio resulta rentable si se toma en
consideración que el precio del galón de gasolina se cotiza,
al momento, en 340 pesos (un poco menos de 700 sucres).

La fuga del combustible se realiza también en las canecas
(recipientes plásticos) que han sido, desde siempre, "la forma
ideal para contrabandear, sea por el puente o a lomo de mula
por chaquiñanes", anota un entusiasta contrabandista, que se
llama a sí mismo "minorista".

Baja turismo colombiano

Contra todo pronóstico, con la reactivación de la integración
fronteriza el turismo desde Colombia ha disminuido en los
últimos meses.

Según Ana Bolaños, representante de CETUR en el Carchi, la
baja es consecuencia de la epidemia del cólera. Pero lo cierto
es que los propios colombianos manifiestan que el turismo
hacia Ecuador no se hace tan atractivo por el alza que han
experimentado los precios, tanto de artículos de primera
necesidad como de alojamiento; por el riesgo que implica salir
desde Colombia debido a la violencia y, sobre todo, por una
serie de arbitrariedades de que son objeto en territorio
ecuatoriano. En efecto, el presupuesto de los turistas
colombianos empieza a "estirarse" en la misma frontera. Un
ejemplo de ello lo constituye la fumigación fitosanitaria -un
requisito indispensable que las autoridades ecuatorianas han
previsto para evitar el ingreso de enfermedades como la broca
o la roya, que atacan a las plantaciones agrícolas-. El costo
por este servicio es de 50 sucres, por los que se extiende un
recibo al usuario. "Mire usted pues, yo acabo de llegar y
porque conozco las leyes ecuatorianas he acudido al puesto de
fumigación, pero qué sucede, me han cobrado una tarifa que
sobrepasa lo estipulado y lo más irónico es que no realizaron
el trabajo", conversa un resentido visitante.

Considerando el daño que se está causando al país, por la
estafa de que son objeto los turistas y por el riesgo que se
corre de que no cumplan con la medida preventiva, las
disculpas no se dejan esperar: o está dañada la máquina
fumigadora, o se agotaron los insumos De acuerdo a datos
proporcionados por la oficina de información de Dituris en el
puente de Rumichaca, en la frontera diariamente se registraban
cerca de 450 turistas; hoy no llegan a 150.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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