EL COMBATE POR EL FUMADOR PASIVO.Por Benjamín Ortiz Brennan.

Quito. 23.06.91. La batalla entre las industrias tabacaleras y
las organizaciones que luchan contra el tabaquismo está
centrada, desde 1984, en el fumador pasivo. El combate es
aquel individuo, que a lo mejor nunca en su vida se ha llevado
un cigarrillo a los labios, pero que vive en ambientes de
fumadores, quienes con gran deleite le echan el humo de
cigarrillos, cigarros, pipas, al inocente no fumador que
absorbe por ojos, oídos, nariz y garganta.

Hasta cierto punto resulta paradójico que en lugar de
discutirse el daño que eventualmente causa el consumo de
tabaco a los fumadores -cosa que está fuera de duda- la
polémica se halle concentrada en los perjuicios que sufren o
no los no fumadores.

Francisco José Moreno, ejecutivo de Phillip Morris, sostiene
que el giro de la lucha contra el tabaquismo en busca del
tercero inocente, obedece a que las campañas contra el hábito
de fumar han tenido poco éxito entre los fumadores, quienes
consideran además que la decisión de fumar es parte de sus
derechos individuales. Mientras tanto, si se comprobara que el
daño se extiende al vecino, los antitabaco podrían encontrar
argumentos para penalizarlo.

¿Dónde está el mal?. La industria tabacalera está empeñada en
demostrar que el humo del tabaco, no es el peor ni el único
contaminante. Juan C. Bermúdez, experto español en lo que
ahora se ha dado en llamar "edificios enfermos", presenta con
caracteres de horror, la situación de los los lugares cerrados
de trabajo, incluso de aquellos que están equipados con
espléndidas instalaciones, pero en donde nadie suele ocuparse
de revisar ductos y conexiones de aire.

¿Por qué sólo el tabaco? "Es más fácil poner un letrero de
"Prohibido fumar" que resolver complejos problemas de salud y
contaminación del mundo actual", dice Paul Dietrich, un
periodista norteamericano que escribe en el Wall Street
Journal y que se halla empeñado en denunciar lo que él
considera estrategias poco limpias de la Organización Mundial
de la Salud, una agencia de las Naciones Unidas con sede en
Suiza, que se ha consagrado, a nombre de la humanidad, a la
lucha contra el tabaco.

La OMS sostiene que el hábito de fumar constituye la causa más
importante de la muerte prematura prevenible en el mundo
y que "el cigarrillo causa más muertes que el Sida".

Sin embargo, Dietrich piensa que la OMS con sus campañas
contra el tabaco, el sida, el colesterol está respondiendo a
los intereses de las naciones ricas, más que a las necesidades
de salud, especialmente del Tercer Mundo.

La OMS prefiere lo espectacular, rinde culto al bienestar de
los opulentos y así gasta más del 75 % de su presupuesto en
burocracia.
La gente trota, consume alimentos sin colesterol y quiere
prolongar la juventud hasta los ochenta o más años de edad. Lo
malo es que se ha descubierto que la tasa de mortalidad para
los habitantes de Nueva York es del ciento por ciento. Y
también para el resto del mundo.



Peter Berger, profesor de la universidad de Harvard, ha
realizado un estudio sugestivo sobre los valores y creencias
que representa la campaña antitabaco, al margen del daño que
puede hacer o no el fumar.Berger inscribe la fobia, que parece
atravesar a la humanidad en contra de los fumadores, con los
fetiches de la salud y la juventud entera. Frente al
tabaquismo o a cualquier otro elemento que pueda afectar al
cuerpo, los norteamericanos tienen una abierta disposición
para creer sin reservas a quienes les advierten sobre el
enemigo malo. Esos valores sociales explican, en otro terreno,
el pánico ecuatoriano, por ejemplo, a que alguna oficina
norteamericana asocie un camarón de los nuestros con cólera.
Podría ser desastroso para las exportaciones ecuatorianas. El
culto a la salud esta ligado, según el mismo autor, al
puritanismo protestante que requiere ciertas prácticas de
purificación. De ahí que el antitabaquismo sea particularmente
vigoroso en el norte de Europa y en los países escandinavos.
Es una nueva demología -dice Berger- de un protestantismo
secularizado. Las estadísticas revelan que el antitabaquismo
está también concentrado en las clases blancas más educadas
del norte del mundo. Es la expresión de los valores de grupos
educados o de avanzada, como el del poderoso periodismo
norteamericano. Ted Turner, el dueño de la cadena de noticias
CNN, no admite empleados que fumen ni siquiera en sus casas.
Aquello consta como condición de trabajo en la más poderosa
empresa de noticias por TV del mundo. Dura controversia"Qué
pena y qué vergYenza que usted a quien siempre creí un
baluarte contra el imperialismo económico le haga el juego a
los intereses de las transnacionales tabacaleras, que sólo en
publicidad gastan anualmente una cantidad de dólares que
pagaría sobradamente tres veces la deuda del Ecuador,
contrastando con la total y absoluta falta de medios de
quienes tratamos de luchar por el bienestar de nuestro pueblo
premunidos únicamente de honestidad y entusiasmo..." dice
entre otras muchas cosas el Dr. Carlos Salvador García, médico
neumólogo quiteño, en una carta de protesta dirigida al
director, por un artículo de Francisco Febres Cordero, quien
defendió el tabaco en una nota aparecida en HOY, a raíz de que
se prohibiera fumar en la sala de Redacción de este diario.

La batalla pro y contra tabaco tiene para algunos de sus
protagonistas un rigor de fundamentalismo islámico o como
decía Berger de puritanismo luterano, aunque Lutero fumaba
pipa.

Moncho Alpuente, un periodista español que ha optado por la
causa del tabaco, dice algo distinto a lo que sostiene el Dr.
Salvador. "La historia se repite, médicos, inquisidores y
políticos señalan con índice acusador a los fumadores como
antaño señalaban a ciertas minorías de judíos, musulmanes,
gitanos, negros o pelirrojos, herejes y extranjeros como
portadores de la peste, propagadores de la lepra y de todo
tipo de enfermedades.

Hoy el fumador es cabeza de turco, víctima propiciatoria en
una conspiración que levanta la bandera de la salud y arroja a
sus rivales a las tinieblas de la enfermedad, con el mismo
entusiasmo y la misma hipocresía que sus antepasados
enarbolaban la señal de la cruz para exterminar a los
infieles".Cara y cruz de fumador y antifumador, en medio de
los cuales ambos bandos se disputan al tercero inocente: el
fumador pasivo.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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