Quito. 06.03.94. No me referiré al autor del libro sino al libro
del autor. Iré de fuera para adentro. La carátula pizarra negra
lleva en negro más negro y más brillante la G de Garabatos, y
lleva en letras blancas el nombre del autor, y el logo y el
nombre de la nueva editorial: Ojo de Pez. Es un libro en blanco y
negro, no a colores. Insinúa, por tanto, precisión, esencialidad,
enfoques nítidos, contrastes. La carátula tienta. ¿Responderá lo
de adentro a estas apariencias o seran puras apariencias como las
de esta ciudad postbarroca que llamamos Quito?

El título Garabatos lleva a pensar en humildad de garabato, en
escritura mal trazada, en rasgos irregulares hechos con la pluma;
en el aire, garbo y gentileza que tienen algunas mujeres, y que
les sirve de atractivo aunque no sean hermosas; en instrumentos
de hierro cuya punta está vuelta en semicírculo y que sirve para
tener colgadas algunas cosas, o para asirlas y agarrarlas, pues
con todo esto se asocia la palabra garabatos. El título intriga
al lector premoderno inclinado por formación y generación a
pensar que entre un título y lo titulado debe haber alguna
coherencia. ¿Qué ocultarán esas tapas negras? ¿Responderá el
libro a estos distintos significados de la palabra garabatos?

Ojo de Pez, el nombre de la editorial, se refiere sin duda a eso,
a ver conjuntos amplios, a englobar horizontes. Lo contrario de
ojo de pez viene a ser ojo de macroeconomista que mira solo el
ancho que separa sus orejas. ¿Responderá el libro a esta
pretensión del editor?

Desde el fondo de la contraportada interna saltan dos ojos
alucinados. Los del autor de Garabatos. Esos ojos se roban la
fotografía, desplazan el bigote grouchesco, opacan el pelo en
sobresalto, escrutan, traspasan. ¿Responderán estos ojos a lo
mirado en el libro? ¿Será un libro de miradas penetrantes?

Aunque el libro no anduviera por sí solo, su pinta y envoltura
pueden codearse sin sonrojo con las lindas cosas que se exhiben
en las mejores tiendas y supermercados de esta urbe por fin
internacional y abstracta.

Abriendo el libro, el lector se encuentra con 51 ensayos de 54
líneas promedio de extensión, que es el límite impuesto por
diario HOY a la creatividad de sus editorialistas, porque este
libro vio la luz por entregas durante las 52 semanas del año de
la campaña electoral de Sixto. Versa el libro sobre las extrañas
costumbres de la clase media mejorada, sobre los héroes de
nuestra Real Audiencia Burocrática, sobre nuestros pueblos y el
pueblo de esos pueblos, sobre recuerdos y el proceso de fijación
de esos recuerdos, sobre los seres no queridos, sobre los seres
queridos, sobre los gestos de ahora, sobre el poder, sobre el
amor, sobre el envejecer, sobre las despedidas, sobre la muerte.

Pero detrás de esta variedad de temas que apenas se repiten bajo
diversa forma, se agazapa el hombre, la mujer, el ser humano.
Libro de ensayos varios, este, unidos por el común denominador de
lo humano y por el común denominador de la memoria. Aquí viene
bien citar a Borges: "Somos nuestra memoria/ somos ese quimérico
museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos"
(Cambridge).

Y a propósito de espejos rotos, este libro que no es ni épico, ni
liríco ni dramático cae bajo la categoría de ensayos, sobre la
cual disertó bien el autor de las Meditaciones del Quijote allá
por el venerable año de 1914.

Decía el autor de las Meditaciones: "(Estos ensayos) carecen por
completo de valor informativo; no son tampoco epítomes -son más
bien lo que un humanista del siglo XVII hubiera denominado
"salvaciones". Se busca en ellos lo siguiente: dado un hecho -un
hombre, un libro, un cuadro, un paisaje, un error, un dolor,-
llevarlo, por el camino más corto a la plenitud de su
significado. Colocar las materias de todo orden, que la vida, en
su resaca perenne, arroja a nuestros pies como restos inhábiles
de un naufragio, en postura tal que dé en ella el sol
innumerables reverberaciones".

Y luego de lucubrar sobre la perspectiva y lo inmediato, añade:
"Este sector de realidad circundante forma la otra mitad de mi
persona: solo a través de él puedo integrarme y ser plenamente yo
mismo. La ciencia biológica más reciente estudia el organismo
vivo como una unidad compuesta del cuerpo y su medio
particular...(...)...Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la
salvo a ella no me salvo yo...En la escuela platónica se nos da
como empresa de toda cultura, ésta:"salvar las apariencias", los
fenómenos. Es decir , buscar el sentido de lo que nos rodea
(Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, Madrid, Revista de
Occidente, 1975, pp.13, 14 y 30).

Salvo el afán filósofico que ni busca ni pretende buscar, lo
demás de la cita leída puede ser aplicado a Garabatos: no
pretende informar ni epitomizar ni sintetizar, pero sí busca por
el camino más corto llegar a la plenitud del significado
colocando los materiales que su vida de periodista y hombre
reflexivo ha echado a sus pies en postura tal que dé en ellas el
sol de su personalidad innumerables reverberaciones.

Esos materiales, esas circunstancias asumidas por el autor de
Garabatos, son diversas, variadas, pero casi todas tienen que ver
con personas. No busca conectarlas y hallar un sentido filosófico
a sus vidas, sino busca que el lector las tome en cuenta, piense
y reflexione sobre ellas. Más que salvaciones, serían estos
ensayos, suscitaciones.

Aunque el suscitar sea muy propio de la filosofía, lo es también
de la poesía en su sentido más amplio de creación cultural. Y
mucho de poético tienen estos ensayos por su estructuración y por
su lenguaje.

Los estructura, en efecto, valiéndose de las técnicas de los
narradores del boom. Uno de sus recursos favoritos es el final
insólito, casi siempre paradójico respecto del curso de la
narración. Con ellos desconcierta y descuadra al lector. Esta
estructura recuerda la técnica de los cuentos de Cortázar. Otro
de sus recursos es la descripción minuciosa pero no estática de
una circunstancia. Todo un proceso de sentimientos o de
situaciones exponiéndose con lentitud a la impresión de la placa
fotográfica de su modo de escribir. Entonces nos recuerda algunos
trozos de Pedro Páramo, cuyos textos incorpora en uno de sus
ensayos. Otro recurso constante es bañar lo que relata o recuerda
con el ácido de la ironía. Con ello se distancia de lo narrado,
se vuelve objetivo, evita el sentimentalismo en el que cae muy
raras veces. Pero evita también la ternura. Parecería tener pudor
de mostrarla. Suscita la reflexión del lector con ficciones de
ingenio o de fantasía que corresponden el uno a la herencia
española conceptista y la otra a la herencia americana real
maravillosa. Gotas de este real maravilloso y mágico tiñen
algunos de los relatos con un tinte de lo insólito tratado como
ordinario y como parte de nuestra vida habitual. Otro de sus
recursos es dejarse de suscitaciones y volver al periodismo ágil
y fluido, lo cual nunca deja de producir efecto cuando es leído
en un libro de ensayos escritos con voluntad de estilo, calidad
de página y mucho virtuosismo en las palabras como es este. Y
gracias a Dios, no hay ni sermoneo ni moralismos ni conclusiones
devotas, cívicas, ideológicas de las cuales están tan llenas las
páginas editoriales de nuestros mejores y peores periódicos.

En su lenguaje hay voluntad de estilo. Esto se muestra en la
puntuación, adjetivación, frase corta, palabras escogidas y
abundancia de comparaciones y metáforas como "de pelambre azul y
lustrosa como el ojo de una mosca", "Cuando ajustó el nudo de la
corbata la melancolía le remordía el pecho como si fuera una
piedra de molino", "como si la nata de un mal sueño hubiese
quedado prendida en las paredes interiores de su cabeza", "y vio
unos ojos pequeños que lo observaban como dos expertos cuchillos
de carcicero", "en los mares de la mentira solo existen peces
muertos", "es un impulso que amanso en silencio" "olía a pan, a
única vez, al olor de Chinchón en septiembre".

Una vez repasado el libro, terminemos volviendo a las preguntas
iniciales: ¿insinúa precisión, esencialidad, enfoques nítidos,
contrastes? ¿Responderá el libro a los distintos significados de
la palabra Garabatos? ¿Responderá el libro a la pretensión
editorial de ser ojo de pez que ve conjuntos amplios y engloba
horizontes? ¿Será un libro de miradas penetrantes? Estas
preguntas fueron hechas a propósito de la carátula, el título, el
logo, la fotografía del autor.

Quien lo lea lo dirá. Con habilidad ha metido mucho material en
poco espacio, lo ha limitado con nitidez, sin formular nada
preciso hace ver las esencialidades de la comedia humana o de la
circunstancia nacional. Resulta particulrmente feliz en las
historias de mujeres. Algunas de ellas son verdaderos Garabatos
por el aire, el garbo y la gentileza. Y los ojos del autor son de
verdad penetrantes hasta llegar al adentro de algunos de los
protagonistas de sus ensayos y más si son mujeres. El amor en
ángulo recto o en triángulo, los adioses y los celos saltan desde
dentro con vida propia.

Que haya habido humildad de garabato en titular así el libro no
viene a cuento. El laicismo ha producido gente soberbia, pero no
humildades de garabato que suelen ser más católicas y curunchas.
El autor viene de una familia laica.

Solo me resta felicitar a Diego, buen amigo, por este libro de
suscitaciones y congratularle por la nueva aventura editorial que
emprende. (2C)
EXPLORED
en Autor: Simón Espinosa - [email protected] Ciudad N/D

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