DEMOCRACIA POPULAR: ¿MAQUINA ELECTORAL O PARTIDO IDEOLOGICO?.
Por Ana Karina López
Quito. 03.03.92. "Es un drama de la polÃtica nacional". AsÃ
juzga Osvaldo Hurtado las desafiliaciones que se han venido
dando en la Democracia Popular (DP). El ex presidente subrayó
que cuando este tipo de manifestaciones sucede en otros
partidos, "nadie hace un escándalo". Sin embargo, ciertos
analistas han visto en estos hechos el fin de la DP.
Osvaldo Hurtado dijo a esta cronista que los medios de
comunicación -especÃficamente el diario HOY- han utilizado
conceptos de "doble estándar". Es decir que se ha juzgado con
dos criterios diferentes un mismo fenómeno polÃtico. Que
cuando los mismos hechos sucedieron en otro partido, como la
Izquierda Democrática (ID), por ejemplo, no se los analizó del
mismo modo. Entonces, ¿la prensa no es justa con la DP? o ¿es
que lo que sucede en la DP es realmente un hecho particular?
Un partido ideológico
Aunque no es pertinente determinar numéricamente las
desafiliaciones de la DP, se las puede calificar de
trascendentales porque se trata de muchos de los dirigentes
fundadores o que tuvieron relieve en la conducción polÃtica
del partido, como son Julio César Trujillo, Juan Pablo
Moncagatta y Wilfrido Lucero. Estas deserciones tienen causas
profundas que hacen que la DP esté en la "mirilla".
La DP siempre se ha autocalificado como un partido ideológico,
moderno. Según consta en un documento impreso, el partido
"está más allá de las viejas estructuras electoreras y
clientelistas, (en él) hay una organización sólida, con
fundación doctrinaria".
Por otro lado el sociólogo Simón Pachano, en un análisis sobre
la DP, afirma: "las metas de Hurtado (al crear el partido)
eran eliminar o por lo menos minimizar el peligro del
populismo, principal enemigo de la estabilidad del sistema
polÃtico". Entonces se reprocha aún más a este partido la
deserción de sus miembros, porque en él suceden los mismos
fenómenos que en otros partidos y no ha habido un resultante
de la tan clamada formación ideológica.
Según Juan Pablo Moncagatta, quien fue su primer secretario,
en 1964, cuando la DP era aún la Democracia Cristiana, la
falta de cohesión ideológica al interior del partido comenzó
cuando la DP llegó al gobierno en 1981. Durante esos años hubo
varias afiliaciones de personas que en realidad no
"comulgaban" con la ideologÃa demócrata cristiana.
Por otro lado, un año antes, la DP se alió al CFP para formar
un binomio presidencial. Para Pachano, con esta alianza "se
alejaban las posibilidades de modernizar el sistema polÃtico
de clientelismo y de fortalecer las tendencias de la verdadera
polÃtica ecuatoriana".
Para Moncagatta ahora la DP ya no es un partido ideológico,
sino un máquina electoral: "se ha perdido completamente las
ideales y ya no tiene tesis que presentar".
"El imperio del capricho"
Cuando un militante se desafilió del partido afirmó que la DP
se habÃa convertido en el "imperio del capricho". Esta era una
referencia al rumor que ha cubierto a la DP: al interior de
ésta se vive "la dictadura" de Osvaldo Hurtado. ¿Una
dictadura? Otro aspecto que no corresponde al "partido
ideológico".
Cuando la DP nació, en 1978, fue una fusión de la antigua
Democracia Cristiana y del Partido Conservador Progresista,
liderado por Julio César Trujillo. Y, según se nos ha
informado, durante muchos años las decisiones polÃticas del
partido eran fruto de un consenso, de los postulados
esgrimidos principalmente por dos corrientes (la de Hurtado y
la de Trujillo).
Además, Hurtado -por su personalidad influyente y su calidad
de ex presidente- jugaba un rol de "el hombre del consenso".
Es decir, los dirigentes del partido se dirigÃan a él para que
a través de su mediación las diferentes corrientes y opiniones
llegasen a un entendimiento.
"Pero Hurtado dejó ese rol a raÃz de la convención de Cuenca,
donde tomó partido por un candidato para la dirección del
partido (Vladimiro Alvarez)" afirma Moncagatta. El ex
demócrata popular afirma que a partir de ese momento comenzó
la tensión en el partido, por la imposición al partido de las
decisiones "de Hurtado y su grupo". Y, a partir de ese
momento, comenzó el "éxodo" de los dirigentes antes
mencionados.
¿Otro lÃder clientelista?
Cuando el caricaturista Asdrúbal de la Torre hizo referencia a
que Hurtado "se está quedando solo", es que ya solo queda el
grupo que acata sus decisiones (las de Hurtado), afirma otro
militante de la DP.
"Sé que siguen habiendo congresos en la DP, pero ahora se
acata todo por unanimidad, y eso es terrible en un partido",
continúa Moncagatta.
Una muestra de la "dictadura" que existe desde hace alguno
años en la DP -tres o cuatro-, dice Moncagatta, es que el
Congreso de Cuenca, en 1989, donde se debÃa determinar si la
DP continuaba o no colaborando con el gobierno, lo dejó para
resolverlo en una Junta Nacional donde "es más fácil controlar
unos pocos votos".
Osvaldo Hurtado rechazó categóricamente la existencia de tal
dictadura personal. Sin embargo, muchos de los nombres que han
ocupado cargos o que ascienden en el partido, como el mismo
Vladimiro Alvarez, son personas cercanas a él. "Lo que ha
hecho que muchos viejos militantes se desilusionen".
El ex presidente posee la imagen de un polÃtico-intelectual
moderno. Sin embargo muchos de su ex coidearios lo acusan de
lo contrario. ¿Puede ser este lÃder polÃtico una especie de
clientelista-moderno que no ha permitido que su partido se
desarrolle?
Los resultados electorales
Osvaldo Hurtado asegura que la DP va a sorprender en las
próximas elecciones. La votación que concierne a las
elecciones seccionales -alcaldes- y pluripersonales -diputados
y concejales- será importante aseguró el ex mandatario. Para
que los pronósticos de Hurtado se cumplan, la DP tendrá que
cumplir con un arduo trabajo.
En cuanto a los diputados nacionales, en 1988 la DP obtuvo el
10,65% del electorado total, con los diputados provinciales
10,87 por ciento, y con los alcaldes un 15,89 por ciento. En
cada proceso electoral que la DP ha participado sus
porcentajes electorales han ido siempre en aumento.
¿Podrá la DP superar estas cifras en 1992?
Juan Pablo Moncagatta, afirma que en muchas provincias donde
tradicionalmente la DP ha tenido buenas votaciones hoy existe
muy poca militancia, y las votaciones serán muy bajas.
A nivel electoral, un revés bastante importante podrÃa ser la
votación del candidato presidencial. Alvarez podrá llegar al
3% de la votación total, según muchas encuestas, lo que será
una gran diferencia con el 11, 57% que obtuvo Jamil Mahuad en
1988. (3A)