Especial para HOY
Quito. 8 abr 96. Estudió economÃa en la Universidad Católica
de Guayaquil, y sociologÃa en la UNAM de México, donde reside
hace varios años. Se casó con un sobrino del general Omar
Torrijos, con quien tiene una niña de pocos meses de edad.
Admira a Manuelita Sáenz y cuestiona las recetas económicas
del modelo neoliberal. Su preocupación como ser humano se
circunscribe a la problemática de la ecologÃa y sus
soluciones.
Sobre estos y otros tópicos, tuvimos el privilegio de
conversar con Martha Roldós Bucaram, la hija mayor de dos
seres entrañablemente ligados al paÃs, a su sentimiento, a su
historia: los fallecidos Jaime Roldós y Martha Bucaram.
- Muchos años de estadÃa en México y otras partes del mundo,
¿qué visión te dan de tu patria, el Ecuador?
La distancia siempre implica perspectiva. A mis hermanos y a
mà nos ha servido para admirar más a nuestro paÃs, para
valorarlo en cuanto lo extrañamos y para dolernos en las
carencias que sentimos. A mi regreso veo con dolor que se
hallan desprotegidos la ecologÃa y los consumidores. Viendo
el paÃs desde fuera, pienso que falta en Ecuador dejar de
delegar a los polÃticos todo el derrotero de la vida cÃvica
del paÃs. Es preciso que cada ciudadano tome las riendas de
la vida cÃvica, y no le extendamos a determinada persona o
partido un cheque en blanco, por cuatro años, para después
arrepentirnos y dolernos.
- ¿Demandas una participación más activa de la sociedad civil?
SÃ, y esto no es un invento mÃo, lo recojo y veo de las otras
partes donde he estado. Hay grandes temas que debemos tratar
con visión de futuro: qué vamos a hacer con la energÃa, qué
va a pasar con la basura, con la contaminación, entre otras
preocupaciones de este tipo, que en el resto del mundo se las
está planteando mientras el Ecuador se está quedando atrás.
- ¿El pensamiento de Martha Roldós es eminentemente
ecologista?
Siento que, en la medida de las posibilidades, sÃ. También
hay que pensar en el desarrollo pero, al tratar este aspecto,
hay que asociarlo con la ecologÃa, pues para qué vamos a
crecer si luego no tendrÃamos mundo en qué habitar. Vale
reflexionar sobre qué mundo les dejaremos a nuestros hijos.
Esto es algo en lo que a mà me interesa participar: tengo una
hija de cuatro meses y quisiera que ella alcance a oler lo
maravilloso de nuestra naturaleza.
- Desde una perspectiva geográfica, ¿cómo ves a Guayaquil?
Guayaquil es mi ciudad y siempre para mà será muy amada.
Necesita ser más verde: yo he estado en lugares tropicales
como esta urbe, hermoseados por la vegetación.
Lamentablemente, se trata de un problema de cada uno, y al
parecer aquà estamos supeditados a una mentalidad de cemento y
hormigón, Inclusive los polÃticos, porque en sus discursos no
queda lugar ni para una flor.
- Partiendo de los estudios que has realizado en el exterior,
¿cómo ves el desarrollo de nuestras ciencias sociales?
Hay un desarrollo regional muy disparejo. En la Sierra hay una
gran riqueza de producción en ciencias sociales, con un nivel
muy elevado, con buenas publicaciones e interesantes estudios;
en tanto, se da un vacÃo sumamente espantoso en la Costa.
Además, noto una mentalidad muy fenicia en quienes tienen
poder para definir lo cultural, lo académico.
- ¿A quién culpar de esa visión tuya, tan pesimista?
No se trata de echar culpas. Esta situación es producto de una
conjunción de factores que tienen que ver con la injusticia en
la distribución presupuestaria, pero también con una
cosmovisión en la que no hay cabida para estos desarrollos, ni
se da espacio a los estudios académicos y sociales.
"ADMIRE LA VALENTIA DE MI MADRE"
- ¿Cuál es la herencia del apellido Roldós?
Es un gran peso y una gran responsabilidad. No lo siento como
una obligación, en términos de actuar electoralmente. AquÃ
mucha gente ha hecho botÃn de los apellidos, y a los
ecuatorianos les consta que nosotros no hemos hecho eso.
- A tu padre lo combatieron los sectores oligárquicos de la
derecha ecuatoriana. Actualmente estos lo aplauden, lo tratan
de una manera distinta a como antes lo hicieron. ¿Cómo juzgas
esa actitud?
En la arena de las diferencias polÃtico-ideológicas, ellos
pudieron discutir mucho. A nadie le conviene -y menos a
ellos- atacar a una figura que ya está en el corazón del
pueblo ecuatoriano. A ellos, que lo atacaron en su tiempo,
les consta el valor cÃvico y la honradez de Jaime Roldós
Aguilera.
- ¿Qué constituye para ti ese sÃmbolo que se llamó Martha
Bucaram, a quien el pueblo también tiene siempre presente en
su memoria?
Mi mamá fue la gran madre, una mujer entregada, solidaria con
las causas más justas y más nobles, y dotada de una gran
capacidad de sacrificio. Su proyección generosa la revierto
hoy en mi hija, a quien tengo la fortuna de dedicarle todo mi
tiempo, de cuidarla, de amamantarla, de criarla yo misma.
- Tu esposo está vinculado con una figura que es parte de la
leyenda y de la historia: el general Omar Torrijos. ¿Qué
significa que dos hogares estén formados por dos jóvenes
esposos ligados a grandes momentos históricos de América
Latina?
Gian Carlo es sobrino del general Torrijos, fuimos compañeros
de estudio en México, en la maestrÃa, y esto me hacÃa gracia,
porque es un poco la historia de mis padres: ellos también se
conocieron asÃ, y eso implica muchas coincidencias, una
cosmovisión similar.
- ¿Que mujeres del pensamiento social ecuatoriano admiras o te
han sensibilizado?
Siempre admiré a Manuelita Sáenz, una mujer con un coraje
enorme para vencer los convencionalismos de su época,
fundamentalmente valiente. Eso me ha llamado la atención toda
la vida, y lo admiré también en mi madre.
- Pensemos en los escritores que te formaron fuera de tu paÃs,
en México. Me viene a la memoria AgustÃn Cueva... ¿fue tu
profesor?
SÃ, lo fue. Fui su alumna en un curso breve sobre pensamiento
sociológico en América Latina y procesos latinoamericanos, y
ambos comentábamos acerca de las recetas económicas
neoliberales, cuyo modelo personalmente me choca, porque
atacan otros modelos por dogmáticos, cuando en realidad ese ha
sido el mayor dogma que hemos vivido en los últimos tiempos.
(DIARIO HOY) (P. 5-B)
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Publicado el 08/Abril/1996 | 00:00