Quito. 02.03.95. No importa que sea invierno o verano, siempre
aparece rodeado de ruidos estridentes y olor a pólvora. Todos
coinciden en que el litigio territorial entre Ecuador y Perú está
ahí agazapado, esperando el momento de volver a aparecer. Es una
especie de monstruo del lago Ness que resucita cada año cuando
cualquier motivo hace que aparezca nuevamente, aseguró a CAMBIO
16 una fuente muy cercana al poder peruano, que pidió omitir su
nombre.

El conflicto territorial entre Perú y Ecuador, que se remonta a
la propia historia de los dos estados, volvió a estallar el
pasado 26 de enero, en el nacimiento del río Cenepa en la
cordillera del Cóndor. Ambos países disputan por una zona de 78
kilómetros cuadrados que quedaron sin delimitar en el Protocolo
de Río de Janeiro en 1942, que puso fin al último choque armado
ecuatoperuano.

Inmediatamente, varios alcaldes de la capital peruana se
apresuraban a seguir el ejemplo de su colega del distrito de
Miraflores, Alberto Andrade Cardona, que ordenaba izar el
pabellón peruano hasta el fin del enfrentamiento fronterizo.

Los rumores y algunas versiones oficiales de Ecuador y Perú
hablan de la riqueza que esconde esa cordillera, como un pequeño
Eldorado que bien merece pelear por él: uranio, oro y petróleo.

Mientras Ecuador siente que el poderío militar peruano siempre
está apuntando hacia su frontera y que el Protocolo de Río es
injusto, Perú cree firmemente en el Protocolo, no está de acuerdo
en acudir a otras instancias que descalificarían este instrumento
regional y ve a Ecuador como un vecino que, de vez en cuando, se
disgusta y reclama.

Fuentes gubernamentales ecuatorianas consultadas por CAMBIO 16
aseguran que el conflicto fronterizo ha estallado ahora, entre
otras razones, por los problemas que empieza a tener el
mandatario peruano, Alberto Fujimori, para alcanzar su reelección
el próximo abril. La fuente confidencial peruana consultada por
esta revista también señala que el conflicto Ecuador-Perú es
cíclico y casi siempre que hay elecciones a la vista sale a la
superficie.

Para el conocido psiquiatra y militante político peruano César
Rodríguez Rabanal, no hay una confirmación exacta de las
motivaciones que han llevado a este conflicto armado. Sin
embargo, señala que la mayoría de los observadores está de
acuerdo en que este conflicto puede servir a los intereses
políticos de uno y otro país:

Es un hecho que hay una coincidencia temporal con denuncias a
generales, miembros del Gobierno, hasta el viceministro del
Interior, Edgar Solís, entre otros, de vinculaciones con el
narcotráfico además del desmantelamiento del cártel de Los
Norteños. De esta manera, y sin contar con pruebas fehacientes,
se puede decir que este conflicto puede distraer a la opinión
pública de estos problemas y también hacer ver a los generales
como defensores de la patria.

Entre los observadores políticos peruanos, una de las versiones
más generalizadas sobre las razones ecuatorianas de este
conflicto es que en Ecuador hay una fuerte pugna militares versus
Gobierno y que la guerra es resultado de presiones de los
uniformados al Gobierno, que incluso podrían haber amenazado con
un golpe.

Lo cierto es que el presidente ecuatoriano, Sixto Durán Ballén,
tiene problemas internos. El pasado año su familia se vio
salpicada por acusaciones de corrupción financiera, su política
neoliberal recibe casi a diario protestas públicas, la oposición
parlamentaria ataca con insistencia su labor. Además, una molesta
afección de columna le obliga a ser internado periódicamente en
hospitales estadounidenses.

Las discusiones sobre cuál es el verdadero mapa que determina
fronteras entre Ecuador y Perú, su delimitación exacta, sigue
siendo una de las discusiones centrales. Lo que sí parece claro
para los observadores como Rodríguez Rabanal, es que las cosas
van a quedar en esencia, limitadas a la zona del conflicto, como
un foco latente hasta la próxima vez, ya que nadie cree que ahora
se vaya a solucionar nada.

A su vez, la crítica fuente peruana acusa a quienes promueven la
guerra y destaca:

"No hay derecho a jugar con la vida de pobres y reclutas, con el
entusiasmo ciego de los ciudadanos y tampoco con el dinero de la
nación. Es increíble cómo todos se dejan arrastrar por falsas
expectativas y nacionalismos, se aplaude algo que se cree un
juego electrónico incruento. En verdad, quienes así juegan a la
guerra son una banda de irresponsables y desde luego ridículos
payasos.

De pie, emocionado, perdido, entre una estrepitosa muchedumbre
que agitaba banderas de Ecuador y cantaba consignas de guerra
contra Perú en la Plaza de la Independencia de Quito, se
encontraba José Tutasi Burbano. A sus 74 años de edad, es el
ecuatoriano más viejo de todos los que lucharon en 1941 contra
Perú.

"Yo soy el más veterano de la guerra de 1941. Esa vez ellos [los
peruanos] se quedaron casi con la mitad de nuestro territorio y
jamás han querido devolvérnoslo. A la medianoche del 31 de julio
nos tomaron de sorpresa en la guarnición lluachi, allá en la
frontera. Eramos sólo siete hombres y ellos cerca de 400. Aún
así, les dimos bala casi una hora".

Estuvo prisionero siete meses:

"La comida era mala y el trabajo duro. Era trabajo forzado.
Nosotros tuvimos que ayudar a hacer el aeropuerto de Iquitos. Yo
regresé flaco, enfermo, descalzo y harapiento. Me dejaron en
libertad el 1 de marzo de 1942".

Había pasado más de un mes de la firma del Protocolo de Río de
Janeiro, que puso fin a esa guerra.

"Pero ¿sabe qué pasó? Que cuando iban a poner los mojones entre
el río Zamora y el río Santiago, en la parte sur de la línea
divisoria, se encontraron con una sorpresa: había un río que
nadie conocía. El que ahora llaman Cenepa. Entonces no se pudo
terminar de delimitar. Ahí es donde hay oro y dicen que también
uranio y petróleo".

Casi temblando de patriotismo, José Tutasi prosigue:

"Hoy, 53 años después de firmado el Protocolo de Río, el problema
sigue intacto: la frontera no se ha terminado de delimitar.
Además, Perú jamás nos regresó las tierras que se tomó en la
guerra del 41 y ahora volvió a agredirnos. Pero esta vez no se lo
vamos a permitir. No vamos a ceder ni un centímetro de nuestra
tierra. Preferimos morir. ­Que viva el Ecuador!

Para los ecuatorianos existe un interés adicional: aparte de
querer recuperar el territorio que dicen que les usurpó el Perú,
buscan una salida al río Amazonas.

"Ecuador es un país amazónico. De esta plaza salió la expedición
que descubrió el Amazonas, que antes se llamaba río Quito. A ese
derecho de tener una salida al río no vamos a renunciar jamás" ha
dicho el presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén varias veces.

Desde el primer instante de esta nueva confrontación bélica con
Perú, la muchedumbre no dejó de manifestarse en las plazas de
todo el país, en especial los estudiantes. Uno tras otro, con sus
uniformes y banderas, casi todos los colegios de Quito han
desfilado por la Plaza Mayor gritando: ­Perú: agresor e invasor!.
El 31 de enero hasta desfilaron 50 chiquillos del Jardín Fiscal
Rafael Alvarado que tenían entre 4 y 6 años de edad.

Pero posiblemente la plaza principal del Ecuador jamás ha estado
tan colmada como el domingo 29 de enero, el día en que se
cumplieron los 53 años de la firma del Protocolo de Río. Ese
mismo día llegó a Quito el cadáver de Héctor Efrán Pilco Chango,
el primer soldado ecuatoriano muerto en este nuevo enfrentamiento
con Perú. Con el féretro envuelto en el tricolor nacional y bajo
una lluvia de flores, en medio de llantos y vivas, fue sepultado
en Píllaro, su pueblo natal, con honores de héroe nacional.
Muchos ecuatorianos se saben de memoria lo que en la última
Navidad escribió en una pared de su casa:

­Quejarse no pudo el guerrero nunca,/ que abatido está con
grandes heridas./ Y él, sangriento, se hizo vendar/ y al día
siguiente... ­de nuevo a luchar!

Diariamente millares de jóvenes bulliciosos se agolpaban ante los
cuarteles: querían enrolarse en el Ejército.

"Queremos ir a defender la patria" gritaba a las puertas de la
oficina de reclutamiento de Quito Javier Néjer. Fueron tantos los
que se presentaron que el alto mando militar tuvo que aclarar que
sólo iba a enrolar a quienes hubieran dejado la filas entre 1970
y 1975. Aun así, el tropel de reservistas que querían tomar las
armas se repetía en todo el país. Incluso un grupo de diez
mujeres ecuatorianas, algunas de ellas casadas, quería ir a
combatir.

"No sólo los hombres pueden disparar un fusil. Además. hay otras
cosas que nosotros podemos hacer. Aunque sea, prepararles la
comida a nuestros hijos que están en la guerra" decían algunas de
ellas, pero no fueron aceptadas.

Casi con las primeras escaramuzas, un enjambre de reporteros
llegó al Ecuador. En segundos, tomaron el palacio presidencial,
que, por cierto, tiene una peluquería y diez almacenes de
artesanía en el primer piso.

En medio de tantos afanes, hubo algún que otro exceso: El Diario,
de Portoviejo publicó el 30 de enero, bajo el título ­Resultados
hasta ayer!, un recuadro que decía: "Ecuador: un soldado muerto,
Perú: 27 muertos; Ecuador: 7 heridos, Perú: 6 heridos". Y El
Universo del día 31 tituló una noticia en su primera página:
­Ayer no se luchó por mal tiempo!.

UN SIGLO DE GUERRAS

Las guerras de independencia las civiles y territoriales que
recorrieron la mayor parte del continente latinoamericano en el
siglo XIX vieron nacer el siglo XX con esos recuerdos de
combates, varios de ellos sin resolver.

En la década de los 30, América del Sur vive una de las primeras
escaramuzas graves: el trapecio amazónico colombiano es ocupado
por Perú.

El 22 de febrero de 1935 estalla una de las guerras territoriales
más conocidas en el Nuevo Mundo: la del Chaco. Paraguay y Bolivia
se enzarzan en violentos combates por la posesión fronteriza de
Villa Montes. Fuentes bolivianas aseguran que 6.000 combatientes
paraguayos caen en el conflicto. La paz del Chaco se firma el 12
de junio de ese año.

En los años siguientes, América Latina elige a presidentes y ve
ascender por la fuerza a dictadores.

El 24 de junio de 1941, los incidentes fronterizos entre Ecuador
y Perú llegan a mayores. Todos los cuerpos de ambos ejércitos
intervienen en la espiral violenta de la guerra desde comienzos
de ese año. Tropas peruanas invaden la isla de Noblecilla y una
parte de la región cauchera fronteriza del río Zarumilla y llegan
hasta Chacras y Huaquillas Está en litigio la posesión de Túmbez,
Jaén y Maynas -hoy territorio peruano-, que Perú consideró un
legado colonial y una posesión peruana desde siempre. Finalmente,
el Protocolo de Río fija casi toda la frontera y cuatro países -
Argentina Brasil, EEUU y Chile- se hacen garantes de su
cumplimiento. Pero quedan sin delimitar 78 kilómetros cuadrados y
un conflicto latente sin resolver.

Entre conferencias presidenciales y ministeriales, que buscan
armonizar la vida política y geográfica conflictiva de América
Latina y, algunos fallos internacionales sobre las disputas
territoriales del área -como el de La Haya del 18 de noviembre de
1960, en que se reconoce a Honduras la soberanía sobre una zona
disputada con Nicaragua-, se llega a uno de los momentos más
violentos entre vecinos latinoamericanos: la Guerra del Fútbol.
El 18 de julio de 1969, Honduras y El Salvador se enfrascan en
una guerra, que tiene como disculpa las derrotas y hostilidades
contra ciudadanos del equipo perdedor en las eliminatorias para
el mundial de fútbol de entonces. Previamente, cerca de ll.OOO
salvadoreños residentes en Honduras habían sido expulsados de
este país. Cuando El Salvador gana uno de los partidos de
clasificación, la situación se hace explosiva. La ruptura de
relaciones, el 27 de junio de ese año, revienta con movimientos
de guerra el 14 de julio.

A pesar de que las hostilidades por problemas territoriales se
siguen presentando -como el diferendo limítrofe entre Venezuela y
Colombia por una parte del golfo de Maracaibo y los reclamos
nicaragüenses a Colombia sobre tres cayos y el archipiélago de
San Andrés y Providencia en el mar Caribe- el conflicto
territorial que más resonancia ha tenido en estos últimos 65 años
ha sido la guerra de Las Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña
( 1982).

El 22 de julio de 1983, el recuerdo siempre presente de estos
conflictos queda patente en un combate de media hora, en pleno
mar Caribe, entre patrulleras de Honduras y Nicaragua.

En el recuerdo quedan situaciones conflictivas del siglo pasado y
de éste entre Perú y Chile, Bélice y Guatemala, Chile y Bolivia,
México y Estados Unidos o Argentina y Chile entre otros. El
tiempo dirá cómo se resolverán.

* TEXTO TOMADO DE REVISTA CAMBIO 16 N§1212 (13.02.95) (Págs. 75-76-77)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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