¿CUANDO ELEVARAN EL ANCLA? Por Felipe Burbano de Lara
Quito. 17.08.92. ¿Qué consecuencias tendrá, en un contexto de
fuerte iliquidez, la liberación de las tasas de interés en el
mercado financiero?
La pregunta se habrán planteada, sin duda, las autoridades
económicas del nuevo gobierno, y se plantean quienes manejan
las carteras de crédito de los bancos y las compañÃas
financieras.
La liberación de tasas de interés, por lo que se conoce,
parece una medida inevitable del nuevo gobierno. Si se da,
provocarÃa un vuelco radical a la polÃtica de tasas de interés
vigente los últimos cuatros años, durante el gobierno
socialdemócrata de Rodrigo Borja.
En este momento liberar las tasas de interés significarÃa
eliminar el margen de 15 puntos establecido, como tope, entre
las tasas activas (las que cobran los bancos por los créditos)
y pasivas (las que pagan a los ahorristas), para dejarlas
flotar libremente en el mercado. Este sistema de "anclaje de
tasas de interés" fue implantado a finales de agosto de 1988
con el propósito básico del reducir el margen de
intermediación, que habÃa llegado, a finales del gobierno de
León Febres Cordero, a más de 25 puntos porcentuales. En
aquella época, las tasas de interés flotaban. Al comienzo,
Borja fijó el margen en 17 puntos, pero luego lo redujo a 15
puntos.
La liberación del sistema de tasas consta en la agenda del FMI
para el Ecuador, y el gobierno saliente estuvo a punto de
decretarla, pero a última hora el ex presidente resolvió
dejarlo tal como estaba.
Razones para la liberación
¿Por qué liberar las tasas de interés? ¿Por qué correrse un
riesgo? Fuentes consultadas por HOY aseguran que el margen de
intermediación real con el cual opera el sistema financiero
ecuatoriano está por debajo de los 15 puntos (está en
alrededor de 13,5 de promedio) establecidos por la Junta
Monetaria, lo cual muestra un sistema bancario más competitivo
y eficiente. Lo anterior quiere decir que el sistema
financiero puede operar con un margen de intermediación
inferior a los 15 puntos, sin ver afectados sus resultados.
(Se supone que la intermediación debe cubrir los costos de
operación del sistema y asegurarle una rentabilidad adecuada).
El anterior gobierno creÃa, como creen muchos sectores en el
sistema financiero, que la liberación de las tasas darÃa mayor
flexibilidad y transparencia al sistema, a la vez que
permitirÃa un manejo mucho más vinculado con las demandas del
mercado, y, en consecuencia, estimularÃa la competencia
financiera. Según fuentes consultadas, el sistema vigente
provoca una distorsión en el mercado de dinero, pues muchos
bancos movilizaban sus recursos a través, por ejemplo, del
"leasing" -en lugar de conceder créditos normales- ya que para
ese mercado no se impusieron topes a las tasas de interés.
También el sistema se presta para hacer pequeños trucos con
las tasas pasivas y llevar, si se quiere, el margen de
intermediación más allá de los 15 puntos.
Tres buenas razones
Quienes estuvieron discutiendo el tema, creÃan -entonces no
habÃa una tan marcada iliquidez- que la liberación de tasas no
producirÃa una elavación de las tasas activas, un
congelamiento de las pasivas y en consecuencia una ampliación
del margen de intermediación, puesto que en los últimos meses
se habÃa registrado la tendencia contraria.
HabÃa algunas razones de peso que contribuÃan a pensar asÃ. En
primer lugar, dicen algunos expertos, los bancos se ven este
momento en la necesidad de captar ahorros del público para
seguir operando, lo cual les obliga a mantener una tasa
atractiva para los ahorristas. En segundo lugar, los bancos ya
no viven de los recursos subsidiados del Banco Central, sino
de las captaciones del ahorro del público. Saben, en
consecuencia, que sin tasas de interés atractivas, el ahorro
se dirigirá a otros mecanismos de inversión. Y en tercer
lugar, vinculado con lo anterior, está la nueva conciencia del
ahorrista, que hoy coloca su dinero donde le ofrecen un mejor
interés o simplemente compra dólares. En este contexto, hay
una creciente competencia de los bancos por captar el ahorro
privado.
Por otro lado, creen estos expertos, a los bancos tampoco les
interesa subir las tasas activas más allá de un lÃmite en el
cual la concesión de créditos se vuelva una actividad
excesivamente riesgosa. Mientras más altas son las tasas de
interés, más se deteriora la cartera de los bancos, y es
mayor, por lo tanto, el riesgo. Los bancos prefieren tener más
clientes y cobrar tasas más bajas, que pocos clientes
riesgosos con operaciones a tasas muy altas.
Pero el contexto de iliquidez que vive la economÃa es un
factor coyuntural que ha condicionado el funcionamiento del
mercado financiero en los últimos dos meses y lo seguirá
condicionando hasta finales de año. La consecuencia ha sido
una elevación de las tasas activas: entre junio de 1991 y
junio de 1992, la tasa activa creció seis puntos, de 52% a
58%, pero a finales de julio, por la iliquidez, se disparó a
70%. Hoy las operaciones de crédito están suspendidas y los
planes de inversión privada en suspenso.
La falta de liquidez también ha exacerbado las tendencias
especulativas del sistema financiero: la tasa interbancaria,
aquella que se cobran los bancos por préstamos de cortÃsimo
plazo, suele dispararse de un dÃa a otro de 80 a 120%, para
luego bajar al 50%. Hay muchos bancos que prefieren utilizar
su liquidez en este tipo de operaciones, aboslutamente
rentables, por ser especulativas, en lugar de canalizarla como
créditos normales. Estas elevadÃsimas tasas que pagan algunos
bancos para cubrir sus desencajes, incrementan sus costos de
operación.
En un contexto asÃ, la liberación de tasas de interés tiene un
alto riesgo, salvo que, paralelamente, se adoptasen medidas
para resolver la iliquidez, lo cual parece poco probable
porque el actual gobierno necesita mantener una polÃtica
monetaria restrictiva, si quiere conducir todo el manejo
económico hacia el gran objetivo de bajar la inflación. Lo que
parecÃa una medida saludable para sanear el sistema de tasas
de interés, se ha convertido hoy en una riesgosa apuesta por
la liberación económica.2A