Quito. 24 feb 99. En 1963 llegaron las hermanas de la
Providencia al noroccidente de Pichincha. Una panaderÃa y una
granja agrÃcola ayudan al financiamiento.
A 91 kilómetros de Quito, anclado en los pies del Pichincha,
está el exuberante valle de Mindo.
Antes de llegar a la parroquia de casas de madera, se levanta
un conjunto de construcciones blancas, parece una
urbanización.
Las amplias viviendas blancas rodeadas de plantas son el hogar
y el centro de enseñanza de 720 niños, niñas y adolescentes de
diversas provincias del paÃs.
Fundada en 1972, la Unidad Educativa Técnica Ecuador es mucho
más que un colegio de educación básica, es un internado como
los que antes existÃan para formar en valores y entregar
cariño a los niños huérfanos, abandonados o cuyos padres están
pasando por situaciones difÃciles.
El 50 por ciento de los muchachos que asiste a la Unidad es
llevado por los padres de familia que buscan una buena
educación.
Los más de dos mil habitantes de Mindo saben de la obra social
de las Hermanas de la Providencia, que trabajan con una planta
de 45 profesores, quienes tienen en sus manos la tarea de
formar a los niños y adolescentes.
Pero es la voz y la presencia fuerte y bondadosa de la
fundadora y rectora del colegio, LucÃa Dueñas Santos, de 83
años, la que marca la disciplina, el respeto y las relaciones
de amistad y compañerismo en el internado.
La hermana LucÃa, como la llaman todos, llegó a Mindo en 1965
llevando alimentos, medicinas y ayuda médica y cristiana a los
pocos habitantes de esta población.
En 1972, se abrió el Colegio con 17 niños, en 1986 se
ampliaron las posibilidades con la creación de tres
especialidades: contabilidad, mecánica industrial y pecuaria,
y últimamente computación.
Desde sus inicios el Colegio fue mixto porque siempre ha
estado acorde con las tendencias de la pedagogÃa moderna. La
actualización permanente y la capacitación para formar
bachilleres de excelencia y personas de bien son nuestros
mayores objetivos, señala la hermana Olga Bucheli.
La formación de jóvenes, según el evangelio, para construir
una nueva sociedad es la filosofÃa de este centro de
enseñanza.
"Hemos graduado 19 promociones -dice Bucheli- esto significa
aproximadamente mil chicos y chicas. Cuando se gradúan siempre
regresan a visitarnos. Es bello sentir el afecto y los abrazos
de cariño y agradecimiento. Mucha gente piensa,
equivocadamente, que somos una correccional, lo que sucede es
que nuestros chicos crecen con disciplina, hábitos, buenas
costumbres, solidaridad y a esto se suma el contacto
permanente con la naturaleza que los convierte en adolescentes
menos agresivos y alejados del estrés".
Johnny Yance, inspector del internado de la sección varones
desde hace 8 años, dice que la mayorÃa de chicos no tiene
confianza en sà mismo. Son tÃmidos pero poco a poco se
integran a la vida con hábitos de estudio y trabajo.
Un 50 por ciento tiene padre y madre, un 30 solo a uno de los
dos porque se han quedado huérfanos y para un 20 por ciento
sus referentes son los tÃos o primos.
Dos actividades son las que más les gustan: caminar hasta el
rÃo y bañarse en sus aguas cristalinas y ayudar a fabricar el
pan para el autoconsumo.
Los productos de la granja experimental ayudan al
autofinanciamiento del colegio y forman el espacio para las
prácticas y pasantÃas que realizan los de pecuaria.
Tres historias que demuestran que se puede salir adelante
Yo perdà a mis padres en un accidente. Me llamo Estela y tengo
12 años. Eramos muy felices pero vino la mala suerte y me
quedé sola, mi hermanita pequeña también murió. Me quedé sin
nada, sin familia y sin casa. Estuve en un orfanato, después
una tÃa se hizo cargo por unos meses pero las cosas no iban
bien y luego me trajeron aquÃ. Pensé que esto era como una
cárcel, pero ahora las hermanitas de la Providencia y mis
compañeros son mi familia. Estoy estudiando mucho, quiero
salir adelante, siempre me saco buenas notas. Lo que más me
gusta es estar en el taller de manualidades y confección de
ropa. También cultivar en la granja experimental.
Gustavo Vallejo también cuenta su historia: yo llegué cuando
tenÃa 11 años, acabo de cumplir 18 y vine del Carchi. Este año
me gradúo y luego quiero ingresar a la Escuela Politécnica de
Chimborazo. La experiencia aquà es muy buena porque
compartimos con muchachos de todas las provincias. Nosotros
enseñamos y aprendemos de ellos. Preparamos comidas de las
provincias de cada uno y hablamos de nuestras familias.
Juntos, en solidaridad y equipo, estamos levantando un
invernadero para sembrar tomate riñón. Aquà el que tiene más
le da al otro que no tiene. Mis dos hermanos también están
estudiando aquà y asà es mejor porque estamos juntos.
Me llamo Alejandro Intriago, tengo 17 años y estoy en cuarto
curso de pecuaria. Tenemos 500 gallinas ponedoras, ese es el
resultado de nuestro trabajo.
Entre todos los compañeros levantamos el galpón, con la venta
de los pollos vamos a ampliar nuestros proyectos. Soñamos con
tener un criadero de codornices, una piscina con tilapias
rojas para vender y mejorar nuestra calidad de vida en este
colegio.
Llegué desde Santo Domingo de los Colorados, mi tÃo estudió
aquà y mis padres siempre me apoyaron para venir a formarme
con las hermanitas de la Divina Providencia. Estar en un
internado nos permite aprender más.
El único requisito: estudiar mucho
Un espacio diferente * 35 maestros son pagados por el
Ministerio de Educación y 10 reciben el sueldo del colegio. La
Unidad trabaja bajo el régimen Costa y tiene jardÃn, escuela y
colegio. La mayorÃa viene de ManabÃ, Guayas, Los RÃos,
BolÃvar, Pichincha, Loja e Ibarra. Para los padres que pueden
pagar se establece una alÃcuota de 50 y 100 mil por año, para
primaria y secundaria, respectivamente. Los que no tienen
familiares son acogidos sin pedir nada, el único requisito es
estudiar mucho.
El financiamiento * Otras fuentes de ingresos llegan de los
aportes de las ex alumnas del Colegio La Providencia, de la
Madre Generala de la congregación que envÃa ayudas desde
Bélgica. El banquero norteamericano Mike Carricarte y de
Marianita Mancheno que están financiando la remodelación de
los dormitorios de los varones. También recientemente se firmó
un convenio con el Innfa, entregará un aporte de 110 millones
de sucres para mejorar la calidad de la alimentación. (Texto
tomado de El Comercio)