Quito. 28 abr 97. Las compañías más grandes de Norteamérica,
que conforman la lista anual Fortune 500, lograron un
desconcertante aumento del 23,3% en sus utilidades de 1996,
superando toda expectativa, gracias a un desempeño
extraordinario en este año de recuperación.

No sólo crecieron las ganancias en 1996, sino que lo hicieron
más rápido que los ingresos, que aumentaron 8,3%. Este
fenómeno poco común ha estado ocurriendo durante cuatro años
seguidos. Ello significa que la Norteamérica corporativa,
determinada a controlar los costos, está encontrando todavía
nuevas formas de obtener más utilidades por cada dólar en
ventas.

Las utilidades corporativas van a un ritmo más rápido que el
PIB, la producción industrial, la inflación, las ventas al
menudeo, las exportaciones y los ingresos personales.

"La divergencia entre el crecimiento en la rentabilidad y el
crecimiento en todos los demás en la economía es
sorprendente", se maravilla James Paulsen, funcionario de
inversiones en Norwest Investment Management de Minneapolis.

Con la ayuda de un clima económico favorable con bajas tasas
de interés y benignos costos de mano de obra las compañías de
Fortune 500 se han reestructurado, refinanciado y recortado,
realizando despidos, divisiones y uniones en su camino hacia
la prosperidad. Según Richard Rippe, principal economista en
Prudential Securities, "estas compañías han hecho un trabajo
espectacular en el control de sus costos". Rippe observa que
los márgenes de operación de las empresas norteamericanas
alcanzaron su más alto nivel en 25 años durante el tercer
trimestre de 1996.

Un indudable gran rendimiento. Pero ¿cuánto tiempo pueden las
compañías elevar sus utilidades a dobles dígitos sin ampliar
los ingresos a una tasa similar? ¿No necesitan vender más
motores de jets, más programas de software y más llamadas
telefónicas para conservar el crecimiento de sus ganancias?

De las 305 compañías en nuestra lista que reportaron aumentos
en las utilidades el año pasado, un robusto 78% incrementó sus
ganancias más rápido que sus ingresos. "No creo que esto sea
una señal positiva. La Norteamérica corporativa se ha vuelto
muy buena en la efectividad operativa, pero al hacerlo,
descuidó el crecimiento sostenible", dice con preocupación
Stephen Roach, principal economista en Morgan Stanley, Joel
Friedman, socio administrativo del grupo de servicios
estratégicos de Andersen Consulting, coincide en que "la
reingeniería se libró de todos los excesos. Esto es buen
logro, pero una vez conseguido, ¿qué puede uno hacer para
continuar?".

No cuente con aumentos en los precios para conservar el nivel
de utilidades. Para la mayoría de las compañías, la inflación
de precios sigue despiadadamente controlada. Cualquier empresa
que trate de aumentar sus precios tiene ahora muchas
probabilidades de enfrentar la ira no sólo de los
consumidores, sino también de la Reserva Federal Martin
Barnes, economista del Bank Credit Analyst Research Group en
Montreal, asevera que "la Reserva Federal elevó las tasas de
interés porque no desea que las compañías aumenten los
precios. Si los empresarios lo hacen, la Reserva Federal
elevará más las tasas de interés, por lo cual los márgenes de
utilidad se verán más apretados. La Reserva Federal est
prácticamente garantizando que no aumentarán las utilidades".

La ausencia de poder para fijar los precios es clara en el
índice central de precios al consumidor, que excluye cambios
volátiles en los precios de los alimentos y combustibles, y
que subió en febrero a una tasa de sólo el 2,5% en relación a
febrero de 1996.

Ni siquiera los gigantes de Fortune 500 pueden resistir esta
tendencia. Boeing (no. 36) tiene un retraso de órdenes que
mantendrá sus fábricas activas hasta el año 2006, pero
pretende bajar para 1998 el costo de construcción de cada
avión a los mismos niveles de 1992, Robert Dryden,
vicepresidente ejecutivo de producción de aviones comerciales,
explica que "la competencia a la cual nos enfrentamos en los
nuevos negocios es más difícil de la que tuvimos antes. Los
precios que podemos cobrar están bajando cada día".

Tales acciones han hecho más competitivas a las compañías,
pero el proceso no ha sido fácil, Maureen Allyn, principal
economista de Scudder Stevens & Clark, dice que las compañías
tuvieron que reducir sus costos porque no podían elevar sus
precios.

"Muchas han tenido que reestructurar no para obtener un margen
más alto de utilidades, sino para sobrevivir".

Una rara combinación de factores favorables ha ayudado a las
compañías a mantener altas sus utilidades en una época de
menor control sobre los precios. Hay una lista de ahorros que
han sido básicamente regalados a los gerentes en bandeja de
plata: bajas de interés, modestos aumentos salariales, costos
de atención médica para los empleados en desaceleración, una
dramática caída en el costo del soporte tecnológico y un
descenso del valor del dólar atractivo para las exportaciones.

Es la disminución en las tasas de interés lo que más ha hecho
por fortalecer la bonanza en los resultados del Fortune 500.
La tasa preferencial, que fue del 11% en 1989, bajo hasta 6%
en 1993 ante de comenzar a subir de nuevo. Los administradores
aprovecharon esa disminución para mejorar drásticamente sus
balances. Basada en cifras del Departamento de Comercio, Allyn
calcula que la dramática caída en el servicio de la deuda
corporativa como porcentaje de las ventas, corresponde
virtualmente a toda la mejora en los márgenes de utilidades de
los años 1990.

Pero ahora, justo cuando la reducción de costos pudiera estar
haciéndose más difícil, estas benéficas ventajas parecen estar
desapareciendo. Por un lado, La Reserva Federal aumentó las
tasas de los fondos federales por primera vez en dos años. El
actual ritmo de crecimiento económico sugiere que podría haber
más aumento en las tasas y el dinero no es lo único que se
está volviendo más caro. Los salarios, que estuvieron
sorprendentemente dóciles durante la mayor parte de los 90,
han comenzado a aumentar con mayor rapidez hasta llegar a un
4% más que el año pasado. Algunas compañías de alta tecnología
están enfrentando problemas para encontrar empleados
calificados a cualquier salario.

La inflación en la atención médicos que disminuyó mucho
después de aumentar a principio de los 90, está cobrando vigor
de nuevo. El poder del dólar pone en peligro las ventas en el
extranjero de las compañías del Fortune 500 y la deuda del
consumidor ha aumentado a nivel de preocupación, lo cual
pudiera hacer más difíciles las ventas domésticas. Resultados:
los analistas han comenzado a recortar la escala de sus
pronósticos de ganancias para el próximo año.

Las señales de retroceso comenzaron a aparecer a finales del
año pasado. El Departamento de Comercio recientemente reportó
que las utilidades corporativas cayeron 1,1% del tercer al
cuarto trimestre de 1996. No es una caída crítica, sino otro
indicio de que pudieran venir tiempos más difíciles y los
directores ejecutivos condición de futuros lo saben.

Considere a Boeing, que reportó un aumento del 179% en sus
utilidades el año pasado, el vigésimo noveno aumento más
grande del Fortune 500. La compañía de Seattle recientemente
firmó un contrato por 6.700 millones de dólares para abastecer
a la aerolínea Delta con 106 aviones en los próximos 10 años.

El año pasado Boeing accedió a unirse con McDonnell Douglas
(N# 87), una acción que le dará presencia en el mundo de la
defensa y un contrapeso para el mercado de las aeronaves
comerciales. Al mismo tiempo la compañía ha comenzado una
modificación total de sus procesos de producción.

Boeing planea reemplazar 400 sistemas independientes de
computadoras con solo 4 programas de Software, que manejarán
la producción de aviones desde los proveedores de partes hasta
el cliente final. Un equipo de asesores japoneses pensando en
los métodos de producción de Toyota, está ayudando a Boeing a
mejorar su productividad. Por ejemplo, los trabajadores pueden
armar una prensa de formación en caliente de 250 toneladas en
solo cien segundos, un proceso que anteriormente tardaba casi
una hora. Robert Dryden, Gerente de Producción de Boeing,
asegura estar "cambiando radicalmente la forma en que hacemos
negocios. Si no lo hiciéramos, estaríamos en graves problemas
con el precio de nuestros aviones".

En los últimos años Compaq y la mayoría de sus competidores en
la industria, han contado con una rebanada desmesurada del
pastel de gastos de capital. Sin mucho espacio para maniobrar
con los precios, las compañías apuestan en grandes a la
tecnología. El año pasado gastaron un récord de 42% de su
presupuesto de equipo de capital en computadoras y Software.
Los negocios estadounidenses están utilizando computadoras no
solo para fabricar con mayor eficiencia o procesar
transacciones con más rapidez, sino para innovar productos y
servicios.

Así comienza la próxima fase de la competencia: utilizar la
inversión anual en tecnología de 212.800 millones de dólares
para abastecer mejor el mercado, reestructurar el negocio y
mostrar más audacia frente a los rivales. (El Universo
Fortune)
EXPLORED
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