Quito. 07.06.94 Sin duda que uno de los aspectos más
relevantes que han ocurrido en la ciudad de Quito en estos 12
últimos años tiene que ver con el desarrollo inusitado de los
llamados barrios periféricos.

No solo que son un fenómeno en sí mismo gracias a las
peculiaridades que los define, sino que también lo son por los
efectos que han producido a la propia estructura de la ciudad.

Su nacimiento se remonta a la década de los sesenta, cuando el
centro histórico empieza a mostrar signos de agotamiento como
receptor de población, en un contexto de incremento de las
tasas de urbanización y de la imposición -a partir de la
década del setenta- del primer experimento neoliberal de
manejo urbano en el país. Ya en el censo de 1962 se detectó la
presencia del 7.375 habitantes.

Los barrios periféricos nacen como fenómeno generalizado en la
segunda mitad de la década del setenta, producto del
fraccionamiento de tierras realizado por terratenientes
urbanos o promotores inmobiliarios, proveniente del campo

o de las áreas de renovación de la ciudad (¿son espontáneos?).

Se ubican en los márgenes (¿son marginales?) de la llamada
ciudad legal (¿ilegales, tal vez?) de manera originalmente
dispersa entre cada barrio y concentradas al interior de los
mismos; configurando unidades residenciales compactas pero
aislados entre sí por terrenos de especulación.

Su ubicación es de difícil accesibilidad, se implanta en
terrenos con altas pendientes, mala consistencia geológica del
suelo o en quebradas.

Se desarrollan a partir de los peores terrenos de la ciudad,
incluso aquellos no aptos para el desarrollo urbano, aunque
siguiendo su lógica.

En definitiva, terrenos de alta vulnerabilidad, como poco a
poco se ha ido demostrando con el paso de los años y de las
estrategias.

Este desarrollo, que originalmente consiguió valorizar los
terrenos de baja renta, tiene en la actualidad un
comportamiento diferente en las zonas exclusivas:

tienden a reducir parte de su rentabilidad por los efectos
ideológicos que produce la existencia de vecinos
"indeseables".

En definitiva los barrios periféricos introducen cambios
notables en la estructura de la ciudad, pudiendo remarcarse
los siguientes:

1. Un cambio de carácter de la segregación residencial.

La estructura de la segregación residencial que caracterizaba
a Quito, en tanto seguía el criterio geográfico que al sur se
ubicaban los sectores populares y al norte los sectores de
ingresos altos, se modifica sustancialmente.

La nueva expresión de la segregación residencial está en
relación al agudizamiento de la polarización social.

Hay un mayor crecimiento y empobrecimiento de los sectores
populares, que en su búsqueda de ubicación en la ciudad rompen
los límites de la segregación residencial.

El desarrollo barrial en las zonas de expansión reciente se
inicia en el sur y se prolonga hacia el norte, logrando
rebasar las rígidas fronteras que la sociedad había impuesto.

Poco a poco irán cercando e invadiendo el norte aristocrático,
disputando cada intersticio de suelo urbano periférico, hasta
lograr penetrar en la zona y conformar un anillo que cierre el
conjunto de la ciudad.

2. Cambio en las relaciones centro-periferia.

Con el aparecimiento de los barrios periféricos se rompe el
criterio lineal del desarrollo urbano, que caracterizaba a
Quito, y dará lugar al aparecimiento del fenómeno de la
suburbanización de la periferia de la ciudad, muy al estilo de
las favelas en Río de Janeiro, de las villas miseria en Buenos
Aires, de los pueblos jóvenes en Lima, con lo cual Quito entra
en la norma de la ciudad latinoamericana y deja de ser su
excepción.

Se genera un anillo periférico a toda la ciudad con base a
cuatro zonas que asumen, desde el ochenta, la condición de
ejes del proceso:

en el nororiente con el Comité del Pueblo; en el noroccidente
con Jaime Roldós-Pisulí; en el suroriente con Lucha de los
Pobres y en el suroccidente con

Ecuatoriana-Hacienda Ibarra.

En su conjunto significan alrededor de 100.000 habitantes.

Si anteriormente la predominante forma de inserción
residencial de los sectores populares se ubican en en centro y
bajo una lógica del tugurio que permitía que la vivienda y el
trabajo se realicen prácticamente en el mismo lugar, con los
barrios populares ubicados en la periferia se produce su
separación tajante, con lo cual se modifica la relación
centro-periferia de la ciudad, base de su estructura.

3. Modificación de vulnerabilidad de Quito Por la ubicación

y características de la implantación residencial de los
barrios periféricos, los riesgos naturales y artificiales se
han incrementado en el conjunto de la ciudad.

El denominado bosque protector o área de protección ecológica
ha ido disminuyendo, a la par de la reducción de la protección
de los habitantes de la ciudad.

Basta señalar el aparecimiento de epidemias, aludes, deslaves,
inundaciones, etc. que han sufrido los propios moradores de
los barrios y de la urbe.

Según el Municipio de Quito, en 1981 habían 87 barrios, en
1985 suben a 153 y para 1991 son 202 los asentamientos.

Ocupan una área superior a las 4.500 hectáreas y en ellos
viven uno de cada cuatro habitantes de la ciudad, lo cual ha
conducido, por un lado, a una reducción de la vulnerabilidad
de Quito y, por otro lado, al aparecimiento de un nuevo sector
social urbano con atributos desconocidos.

4. La existencia de un nuevo actor social urbano.

La población que habita estos lugares es mayoritariamente
propietaria, se compone de una población más joven que la del
resto de la ciudad, la rama de la construcción predomina con
un 37.9% y la mayoría son asalariados (63%).

Sin duda que la composición demográfica nos muestra un perfil
distinto al del resto de la ciudad.

Sus características han modificado sustancialmente las
modalidades de organización popular que existían hasta fines
de la década de los setenta. Estas son más zonales y logran
combinar lo reivindicativo con lo autogestionario y
participativo.

Otra de sus peculiaridades en su permanente metamorfosis, que
los lleva a expresarse simultáneamente

o en distintos momentos, bajo formas diferentes.

Quizás el ejemplo más importante se ubique

en la Federación de Barrios del Noroccidente de Quito.

5. La metropolización de los barrios periféricos.

Sin duda que el proceso de metropolización de la ciudad ha
sido posible, como causa y consecuencia, de la generación de
nuevos barrios periféricos en el Area Metropolitana de Quito.

Entre 1981 y 1991 se fraccionaron 3 mil hectáreas con cerca de
25 mil lotes en los alrededores de la cabeceras parroquiales.

Se lo ha hecho también de manera dispersa y discontínua, y
afectando las condiciones naturales y productivas del medio
ambiente.

La problemática descrita, que expresa una degradación notable
de los entornos humanos, debe ser considerada una
responsabilidad colectiva del país.

No solo porque Quito es Patrimonio de la Humanidad, sino
porque está en juego la vida misma de su población.(9B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 07/Junio/1994

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el