Quito. 11 sep 97. Los aceites que más consume la población
son derivados de vegetales como la palma y el palmiste los
cuales contienen grasas excesivamente saturadas.

El aumento de los casos de enfermedad o muerte por problemas
cardiovasculares está directamente relacionado con el consumo
de aceites comestibles que se expenden en el país, según un
artículo de la revista Lipidos Research, de la Sociedad
Ecuatoriana de Lipidología (SEL).

Dicho artículo, escrito por el Presidente de la SEL, Francisco
Tama, concluye que en el país se ha masificado el consumo de
aceites derivados de la palma africana y el palmiste -el 88%
de los que se venden en el mercado nacional-, y que de esta
forma se han incrementado también los casos de
arteriosclerosis (acumulación de residuos de grasas en las
arterias), causante principal de las enfermedades del corazón
y de infartos.

Tama apoya sus conclusiones en investigaciones médicas y en un
análisis de muestras de aceites que se venden en supermercados
y plazas, realizados con el fin de determinar la composición
de estos productos y sus efectos en la salud del consumidor.

Análisis de muestras

En su revista la SEL afirma que ha efectuado dos análisis en
conjunto con el Departamento de Química de la Escuela
Politécnica del Litoral.

Para el efecto se utilizó un cromatógrafo, un moderno equipo
que permite descomponer una sustancia en sus elementos
individuales. El primer análisis, hecho en 1991, habría
determinado un alto contenido de grasas saturadas (malas o
perjudiciales) en la composición de dichos productos.

El segundo análisis indica que pocas marcas han mejorado la
calidad de sus aceites y que se ha incrementado el consumo de
los más perjudiciales.

Posibles causas

La SEL atribuye estos resultados a que el sector industrial ha
introducido masivamente en el mercado aceites derivados de la
palma africana, palmiste y otros productos similares con
porcentajes excesivos de grasas saturadas.

Los estudios indican que existen en el comercio productos
hechos a base de soya, maíz o girasol, cuyas materias grasas
(poliinsaturadas o buenas) no generan la formación de
plaquetas en las arterias, pero que no son proporcionalmente
los más adquiridos, debido a su poca producción y mayor
precio.

En contraposición, los aceites que más consume la población
son derivados de vegetales como la palma y el palmiste, que
por contener grasas excesivamente saturadas se encuentran
entre los más peligrosos para la salud.

Advertencias

El informe del segundo análisis advierte sobre la publicidad
de algunos de los productos que se encuentran entre los más
dañinos, concretamente a anuncios tales como "no contiene
colesterol" o "elaborado con aceites vegetales".

"Esto confunde al consumidor y lo lleva a comprar un producto
sin colesterol (ya que ciertamente los vegetales no sintetizan
este esterol), pero con un alto contenido de ácidos grasos
saturados", dice el documento.

Agrega que mensajes como estos pueden formar costumbres
alimentarias equivocadas en el comprador que no conoce del
tema, como por ejemplo, el hábito de consumir margarinas.

"La margarina, sustituto de la mantequilla, es considerada por
el consumidor incauto como un producto sin efectos sobre las
grasas del organismo y con propiedad de reducir el
colesterol", apunta el mencionado informe.

Sin embargo -advierte-, algunos factores de su elaboración,
como la saturación extrema de sus ácidos grasos y la
saturación de sus dobles enlaces en los procesos de
hidrogenación (para convertirla en grasa semisólida), la
presentan como producto de riesgo para desarrollar
arteriosclerosis.
Recomendaciones

La SEL recomienda motivar y exigir a los cultivadores y
productores de oleaginosas que cultiven más soya, maíz y
girasol. También la importación de semillas para cultivos de
otras plantas beneficiosas para la salud del corazón, como el
algodón cártamo y la quinua.

Por el contrario, pide que se prohíba el sembrío de nuevas
áreas destinadas al cultivo de palma africana. O que en su
defecto se mezcle el aceite de esta fuente con otras
oleaginosas benéficas, pero en mayores proporciones que las
actuales.

Igualmente recomienda exigir a las industrias respectivas que
declaren la real composición de sus productos en las etiquetas
-de acuerdo con la Ley de Defensa del Consumidor-, para que el
usuario elija el artículo con información más exacta.

Aconseja a la ciudadanía en general, consumir en lo posible
aceites derivados de maíz, soya o girasol.

Compensen comiendo pescado

Para compensar en parte las noticias "saturadas" sobre la
palma y el palmiste, otras investigaciones que se citan en el
informe y otros artículos de la revista Lipidos Research de la
Sociedad Ecuatoriana de Lipidología (SEL), señalan una
relación entre el consumo de pescado y otros alimentos de mar,
con la baja frecuencia de afecciones tromboembólicas
(obstrucción de las arterias).

"Dos de los principales ácidos grasos poliinsaturados pueden
ingerirse como tales al alimentarnos de peces o de otros
productos marinos", asegura el informe.

"Uno de los trabajos más recientes sobre este último aspecto
muestra que el consumo percápita por día de solo 30 gramos de
pescado, ya se correlaciona con una menor mortalidad por
enfermedades cardiovasculares", dice el Dr. Tama en su
artículo.

Autoridad pide hacer denuncia

La Dra. Aracely Alava, directora del Instituto Nacional de
Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, dijo que el informe de la
Sociedad Ecuatoriana de Lipidología (SEL) debería enviarse a
la Dirección Provincial de Salud, para que este organismo
ordene las pruebas respectivas y, de confirmarse el caso, se
les retire el registro sanitario a los productos en cuestión.

El Instituto de Higiene es la entidad encargada de conceder
los registros sanitarios a los productos antes que estos se
vendan en los mercados. La Dra. Alava reconoció, sin embargo,
que en la actualidad no se efectúan controles posregistro, es
decir, no se vuelven a realizar nuevos análisis del producto.

Explicó que esto se debe a que hace dos años, durante la
compra de renuncias iniciada a raíz de la modernización, salió
el personal que efectuaba esa labor. A ello se agrega, según
la doctora, que el costo de cada análisis es muy elevado y no
se compensa con el valor de la tasa que por ese concepto cobra
el Instituto.

Aracely Alava indicó que para obtener el registro los aceites
comestibles deben cumplir requisitos y someterse a normas
recomendadas por la Organización Mundial de la Salud y
organismos nacionales.

Manifestó que, en todo caso, si alguna institución particular
que posee instrumentos o metodología
moderna hace este tipo de descubrimientos, lo aconsejable es
que se siga el órgano regular y se haga la denuncia ante la
Dirección de Salud.

De efectuarse ese trámite y confirmarse las conclusiones del
informe de la SEL, el Gobierno, a través del Ministerio y las
direcciones provinciales de salud, deberá retirarles el
registro sanitario a dichos productos y disponer también que
se los saque del mercado. (Texto tomado de EL UNIVERSO)
EXPLORED
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