Quito. 21 sep 97. La casa de Segundo Naula, en el barrio La
Comuna, al noroccidente de Quito, fue reconstruida. Su dueño
tuvo que levantar de nuevo, y por sus propios medios, las
paredes destruidas por el aluvión del pasado 31 de marzo
pasado. Pero, de ninguna manera se puede decir que su problema
esté completamente resuelto. Al contrario, la sola posibilidad
de un nuevo temporal en el sector le quita el sueño, sobre
todo ahora que el plomizo cielo de Quito delata la inminente
llegada del período invernal y, con él, el fantasma de los
aluviones.

La preocupación de Naula no es solo por las lluvias, sino por
lo que se ha hecho, o lo que se ha dejado de hacer en ese
sector, para prevenir un nuevo desastre como el de marzo.

Hasta ahora, la única obra visible es la canalización de un
pequeño tramo de la quebrada Puclluco, a través de una cañería
de menos de un metro de diámetro, que desemboca en otra
quebrada del sector. Todo ello, con el fin de evitar que,
durante un posible desborde, las aguas desciendan por la calle
Humberto Albornoz, la más afectada por el aluvión anterior.

En esa ocasión, la improvisación frente a los fenómenos
naturales dejó un saldo de dos personas muertas, aparte de mil
millones de sucres en pérdidas materiales, solo en La Comuna.

También hubo problemas en Los Chillos, por el desborde del río
Pita. Y en La Marín, donde un obsoleto colector colapsó, y
abrió un enorme agujero que "se comió" los cimientos de tres
casas.

OTROS INVIERNOS

La historia de los deslaves en Quito tiene relación directa
con la cantidad de lluvia, la deforestación del suelo y el
estado de las quebradas y alcantarillas.

Pero, la ciudadanía y las autoridades no siempre tienen
cuidado. Por eso, la ciudad conoce bien los efectos del
invierno. Quién no recuerda, por ejemplo, el aluvión de 1983
en La Gasca, que arrastró tierra hasta el aeropuerto. En la
pista se acumularon 40 centímetros de lodo.

Para prevenir más problemas como éstos, el viernes último, el
alcalde de Quito, Jamil Mahuad, anunció un plan operativo
emergente contra El Niño.
Mientras tanto, Segundo Naula, quien no sabe nada de planes ni
diagnósticos ambientales, mira con recelo el cauce todavía
seco de la quebrada de Puclluco, obstruido por enormes
piedras, que podrían venirse abajo en la primera lluvia.

SIN PRECAUCIONES CINE MIL QUITEÑOS AFECTADOS

El fenómeno de El Niño hace anticipar problemas en la ciudad,
pero, según Aníbal Díaz, coordinador de la Junta Provincial de
la Defensa Civil, los desastres en Quito están latentes con o
sin fenómeno.

"Hoy actuamos en previsión de un invierno fuerte. Pero, las
situaciones debían haberse preparado desde mucho antes -dice-.
Por esta razón, si las lluvias fuertes comienzan la próxima
semana, la ciudad no estaría preparada para enfrentarlas".

Y los sectores más débiles para soportar una época tormentosa
serían las laderas. "Todas están en peligro porque son áreas
en las que se empoza el agua y donde se forman lagunas". Este
es el caso de las poblaciones que se asentaron en el Comité
del Pueblo N+ 2, La Roldós Aguilera, Atucucho, Santa Anita,
San José, Vinos de la Pulida, Ana María y Cochapamba.

LLUVIAS FUERTES

Pero también existen áreas de la ciudad en las que se pueden
producir deslaves, si las tormentas son fuertes. Monjas,
Bellavista, Monteserrín, el sector de la Nueva Vía Oriental,
El Camino a La Libertad, son lugares propensos a desastres
naturales, según Aníbal Díaz, quien está al frente de un
estudio sobre puntos vulnerables de Quito.

En el sur existen zonas donde el peligro es menor, pero
también existe, como es el caso de la hacienda Biloxi.

Y el riesgo aumenta en las áreas en las que existe
alcantarillado viejo, como en La Marín.

Díaz agrega que una serie de inundaciones podrían darse en los
valles: San Rafael, Selva Alegre, Sangolquí, Cumbayá y
Tumbaco, que están cerca de ríos.

Si no se toman las precauciones, muchos problemas podrían
producirse en la ciudad. Estos desastres podrían afectar a
cien mil quiteños, según el coordinador provincial de la
Defensa Civil.

LAS LLUVIAS LLEGARAN A FIN DE ESTE MES

Las lluvias llegarían a Quito en septiembre, según Hernán
Parreño, del Departamento de Sinóptica del Instituto Nacional
de Metereología e Hidrología (INAMHI).

Y para los días que restan de este mes, bien podrían
presentarse algunos chubascos, que son precipitaciones fuertes
que caen en corto tiempo.

Según el INAMHI, para el mes de septiembre se tenía previsto
una precipitación normal de 82.3 milímetros. Sin embargo,
hasta la última semana solo se han presentado trazas, es
decir, precipitaciones inferiores a 0.1 milímetros. "Las
trazas son precipitaciones inapreciables, por lo que es de
esperar que antes de finalizar el mes se presenten algunas
tormentas fuertes", señaló Parreño.

Agregó, sin embargo, que estas lluvias nada tienen que ver con
El Niño. "El fenómeno afecta al sector costanero, aquí no se
esperan precipitaciones abundantes por su influencia. Además,
la época seca es bastante normal".

Eso sí, Parreño aclaró que es muy difícil cuantificar cuánto
lloverá en octubre, ni qué tan fuerte será la época lluviosa.

Pero, para otros expertos, el fenómeno de El Niño sí afectará
a la Sierra. Así, técnicos del Instituto Oceanográfico de la
Armada (INOCAR) aseguran que las heladas que se empiezan a
sentir en Quito se explicarían por El Niño.

Y el ambientalista Roque Sevilla, que ha seguido de cerca el
avance del fenómeno, asegura que la humedad de la Costa podría
llegar a la capital por encima del Pichincha, y por las
entradas laterales, como la de Guayllabamba, al norte, y la de
Alóag, al sur.

LA GENTE PREPARA CADA DIA UN POSIBLE DESASTRE

Parece que los quiteños preparan, a diario, las condiciones
para un desastre ecológico. Este verano, por ejemplo, los
incendios forestales fueron un golpe en la cara de Quito.
Según el Cuerpo de Bomberos, los flagelos se incrementaron en
300 por ciento en relación al año anterior. Esto significa que
los 842 incendios registrados entre julio y agosto, sobre todo
por el descuido de los excursionistas, dañaron grandes
cantidades de terrenos, y los dejaron frágiles ante las
lluvias que se acercan.

Pero ahí no termina todo. La basura es otro de los atentados
contra la urbe.

En un recorrido que realizaron, en julio, funcionarios de la
Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (EMAAP) a
las 67 quebradas de la ciudad, se encontró que 52 estaban
taponadas con basura y escombros. O sea, solo 15 fueron
respetadas, aunque las quebradas son importantes cauces
naturales de evacuación de aguas lluvias. Basta ver las fotos
que muestra, con espanto, el gerente de la EMAAP, Patricio
Ribadeneira, para darse cuenta del poco cuidado que tienen los
quiteños. "Sobre todo las quebradas del sur, como la de San
José o Los Chochos, eran verdaderos basurales", cuenta.

Y ni hablar del sistema de alcantarillado. Anualmente,
alrededor de mil rejillas de sumideros y tapas de pozos de
revisión desaparecen, generalmente, porque son robadas y
luegos vendidas como chatarras.

Para colmo, la gente utiliza los sumideros -sin protección-
para arrojar todo tipo de desperdicios. Los resultados: los
espacios de evacuación de aguas están taponados.

¿Y cuáles son los sectores de la ciudad más frágiles ante las
lluvias? Según la EMAAP, las laderas del Pichincha, al
noroccidente de Quito, son riesgosas.

Aquí, los cerca de 70 mil habitantes -que llegaron en busca
desesperada de un terreno para vivir- han violado todas las
normas de seguridad: arrojan basura y materiales de
construcción en muchas de las 37 quebradas del sector;
construyen al filo o muy cerca de otras quebradas y, entre
otras cosas, deforestan el suelo sin miedo.

Y LLEGAN LAS CONSECUENCIAS

El ambientalista Roque Sevilla fue el que metió miedo en el
Municipio. Un buen día llegó y alertó al alcalde Mahuad: "lo
que se nos viene es grave; que hay que tomar medidas".

Entonces, el Cabildo empezó a preparar el plan operativo para
enfrentar el Fenómeno del Niño, que, según decían funcionarios
municipales hasta junio pasado, no afectaría a la capital.

Hoy, a las puertas del invierno, Sevilla explica las posibles
consecuencias del invierno, si la gente sigue atentando contra
la ciudad. "La basura y los materiales de construcción taponan
las alcantarillas y provocan inundaciones", explica. En las
quebradas sucede algo parecido. "Si no están limpias, el agua
se represa". Ese fue el origen del aluvión de La Gasca, en
1983, y el de La Comuna, en marzo pasado.

Las tierras erosionadas también tienen problemas. "Las áreas
quemadas, por ejemplo, tienen menos vegetación, lo que hace
que el agua lluvia se deslice fácilmente y provoque
derrumbes", dice Sevilla. quien recomienda, en forma urgente,
las mingas para limpiar Quito, así como evitar arrojar basura
y escombros a la calle.

PLAN EMERGENTE DEPENDE DEL TRABJAO COMUNITARIO

La última visita de El Niño, en 1982-1983, dejó sus efectos en
Quito. El sector del aeropuerto y los barrios El condado, La
Florida, Cotocollao y San Carlos, al norte, y La Magdalena, El
Camal y Chiriyacu, al sur, fueron afectados por los deslaves e
inundaciones, que se produjeron, principalmente, a causa del
taponamiento de quebradas y alcantarillas.

Una situación así podría repetirse. El Municipio de Quito
tiene un Plan Operativo Emergente, al que se ha asignado 16
mil 779 millones de sucres.

Según informó el alcalde Jamil Mahuad, uno de los aspectos
fundamentales del plan es la adecuación y limpieza de la red
de alcantarillado y, en especial, de los colectores de la
ciudad. Otro es el retiro de escombros de las calles y
avenidas, para evitar que sean arrastrados por las lluvias y
taponen las alcantarillas.

De igual manera, se ha previsto la limpieza de las vías de
acceso a la ciudad, como la Panamericana Norte, Panamericana
Sur, Interoceánica, vía a Nayón, antigua vía a Conocoto,
carretera a Nono, además de las vías urbanas más importantes
como la Mariscal Sucre, La Oriental, el carril exclusivo del
trolebús, entre otras.

Se espera que el plan de limpieza de las 67 quebradas y los
colectores de la ciudad esté concluido la primera semana de
octubre, según lo anunció el alcalde Mahuad.

Si bien el Plan Emergente se lleva a cabo por iniciativa
municipal, participan otras instituciones, como Fuerzas
Armadas, Cruz Roja Ecuatoriana, Cuerpo de Bomberos, Defensa
Civil y las distintas empresas y departamentos del Cabildo.

La colaboración ciudadana es indispensable, a través de mingas
y el cuidado estricto de no arrojar basura a la calle.

Para conseguir estos objetivos, el Municipio hará controles
regulares. Por ello, ha dado plazo hasta el 30 de septiembre,
para que Emetel concluya las obras de ampliación de redes
telefónicas. Si esto no se cumple, el Cabildo clausurará los
trabajos.

Asimismo, se informó que se cobrarán multas de uno a 10
salarios mínimos vitales para los responsables de la
obstrucción del sistema de evacuación de aguas. (DIARIO HOY)
(P. 6-A y P. 7-B)
EXPLORED
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