VENEZUELA A LAS PUERTAS DE UNA ESPIRAL DE VIOLENCIA. Por
Humberto Márquez

Caracas. 26.09.92. El atentado contra un jefe sindical en
Venezuela se destacó como el acontecimiento de la semana en
América Latina porque la otrora petrolera y rica "vitrina de
la democracia" quedó a las puertas de una espiral de violencia
como la sufrida en los últimos años por Colombia,
Centroamérica o Perú, destacaban analistas políticos en
Caracas.

Junto a ese atentado sin precedentes en los últimos 30 años,
Venezuela vive en zozobra por el auge del hampa y la violencia
urbana -60 personas murieron en hechos violentos en Caracas,
en apenas tres días- y por las protestas estudiantiles que
degeneran en disturbios, a su vez reciamente reprimidos.

Más aún, el clima de crisis política detonado por la fallida
sublevación militar del pasado 4 de febrero persiste y
pareciera agravarse por momentos, alertando voceros de
diversos sectores sobre el peligro de una insurrección
popular, un golpe de estado o una rebelión cívico-militar.

Esta semana, Antonio Ríos, quien fue diputado, jefe sindical
del partido oficialista socialdemócrata AD (Acción
Democrática) y presidente de la CTV (Confederación de
Trabajadores de Venezuela), fue abaleado en un atentado
netamente político, y permanece gravemente herido.

Ríos, juzgado por corrupción, apenas estuvo una semana en la
cárcel este septiembre, pues un tribunal le concedió libertad
condicional, y unas "Fuerzas Bolivarianas de Liberación",
hasta ahora desconocidas, reivindicaron el atentado como el
primero contra una larga lista de "corruptos".

Esa modalidad de violencia es casi inédita, salvo el
magnicidio de un presidente de la Junta Militar que gobernaba
en 1950 y, diez años después, un atentado con bomba contra el
ex presidente Rómulo Betancourt, cuya autoría intelectual se
atribuyó al dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo.

Voceros de casi todos los sectores e instituciones del país
censuraron el atentado a Ríos, y líderes políticos de diversas
tendencias advirtieron el peligro de "colombianización" de la
vida venezolana.

Los correligionarios de Ríos en la CTV, sindicalistas curtidos
en la lucha contra los comunistas en los años 60, anunciaron
que "no nos quedaremos cruzados de brazos" ante la agresión, y
las autoridades anunciaron "mano dura" para reprimir la
violencia de tinte político y a quienes la aúpen.

El presidente Carlos Andrés Pérez evocó la panoplia de
recursos policiales, militares y políticos de que dispone el
gobierno para enfrentar a subversivos y terroristas, y recordó
la energía con la que reprimió a las guerrillas comunistas
cuando fue ministro del Interior en los años 60.

El mandatario insistió en que respetará las leyes pero será
"implacable" para impedir que el terrorismo cobre cuerpo en
Venezuela.

Frente a las advertencias oficiales, organizaciones
estudiantiles y partidos de izquierda radical señalaron el
peligro de una "escalada represiva".

Teodoro Petkoff, ex guerrillero comunista y candidato
socialista a la Alcaldía de Caracas, tácitamente pidió
extremar cuidados ante la posibilidad de aparezcan acciones u
organizaciones violentamente antisubversivas.

"Entiendo que la gente se sienta cansada de que los peces
gordos no paguen sus delitos, pero el terrorismo conduce
inevitablemente al anti-terrorismo porque el instinto de
supervivencia lleva a que quienes se sientan amenazados tomen
medidas de auto-defensa", expuso Petkoff.

La Iglesia Católica, que con las Fuerzas Armadas es la
institución más respetada del país, según todas las encuestas,
pidió reflexión, especialmente a cuantos tienen
responsabilidades dirigentes, para que el derecho a la vida
sea respetado a todo evento.

Pero la Iglesia trascendió el problema de la violencia
política, y un comunicado de los obispos llamó "a enfrentar
urgentemente una anticultura de la muerte, que viene cobrando
víctimas también entre niños y adolescentes".

"Hasta por un par de zapatos se sacrifica la vida", recordó el
texto.

Con frecuencia casi semanal, un adolescente muere abaleado o
apuñalado porque otro jovenzuelo quiso arrebatarle sus zapatos
de tenis, y esporádicamente la muerte sorprende a niños en
humildes barriadas cuando grupos de hampones zanjan sus
diferencias a balazo limpio.

Investigadores de universidades andinas que efectuaron el
"Proyecto Var" sobre la violencia en Venezuela, sostienen que
la misma ha crecido con frustraciones políticas, económicas,
culturales y respecto al hábitat urbano.

"Paulatinamente, a lo largo de 34 años de experiencia
democrática continua, la sociedad ha visto incubar en su seno
un incremento de la violencia delincuencial, de la resultante
de protestas callejeras, y de la violencia extrema de las
cárceles", dice Tulio Hernández, del "Proyecto Var".

"Y, sobre todo, de la violencia proveniente de las fuerzas
policiales actuando en el ejercicio de sus funciones y de los
policías actuando a título individual", agrega el
investigador.

Organismos humanitarios atribuyen a excesos policiales la
muerte de 80 personas el último año, cifra recordada en el
comunicado de las "Fuerzas Bolivarianas", que explican su
acción como útil para "matar la muerte misma".

El panorama es concluyente: gobierno, fuerzas de seguridad,
grupos políticos agresores o dispuestos a la auto-defensa, el
hampa, y hasta el ciudadano común, se sienten cada vez más con
argumentos para poner la mano sobre las armas: y si no quitan
el dedo del gatillo Venezuela entrará en una espiral de
violencia.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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