ECUADOR EN ESE "DISPARATE" LLAMADO OPEP Por Juan J. Paz y Miño
Cepeda

Quito. 28.09.92. Era el 28 de agosto de 1859. El aventurero
Edwin L. Drake cavó el primer poso en Pensilvania y con ello
se inauguró la extracción de petróleo en el mundo.

Pero no fue sino a fines del siglo XIX que el "oro negro"
empezó a adquirir importancia crucial. En 1882 John D.
Rockefeller constituye la Standard Oil Trust y en 1897 funda
la Standard Oil de New Jersey. Cuatro años después surgían la
Gulf Oil Co. y la Texas Oil Co. (Texaco). Para entonces el
petróleo iniciaba una nueva era en la historia de la
humanidad: la tercera revolución industrial, junto al uso de
la electricidad. Pero, comenzaba, al mismo tiempo, la
expansión del "imperialismo", caracterizado por la voracidad
de las empresas monopólicas gigantescas, lanzadas, sin
escrúpulos, contemplaciones ni ética, a dominar mercados,
recursos y fuentes de materias primas. Para entonces también
aparecieron la Socony Mobil Oil Co. y la Standard Oil de
California. En 1907, en Inglaterra, la Royal Dutch de Hendrik
Deterding (el "Napoleón del petróleo") se fusionó con la Shell
Transport and Trading Co. También lo hicieron la Anglo Persian
y la Anglo Iranian, constituyéndose la British Petroleum.

El poderío de las compañías estaba consagrado: controlaban
bancos, industrias, comercios y cientos de subsidiarias
conocidas o "fantasmas". Se desataba la competencia más
despiadada. Para arbitrar la "guerra secreta" del petróleo,
Deterding invitó a sus colegas a suscribir un convenio que,
acordado en 1928, en Inglaterra, dio origen al "Cartel
Internacional del Petróleo". A él se integrarían finalmente
las "siete hermanas" o "siete dinosaurios": Standard de New
Jersey y de California, Royal-Shell, Gulf, Texaco, Socony y
British. El cartel convino precios a escala mundial, medidas
para evitar la sobreproducción, reparto de "zonas de
influencia" y lucha total contra gobiernos y estados
dispuestos a controlar empresas y hasta a nacionalizarlas. Se
pusieron a la orden del día las corrupciones, intrigas, golpes
de estado, sangre y fuego. Arrastrados por las petroleras y
como sus víctimas fueron quedando México (perdió Texas,
California y Nuevo México), que en 1928 nacionalizó el
petróleo; Paraguay y Bolivia, enfrentados en la Guerra del
Chaco (1932-35); Venezuela, que en 1975 tiene que decidir la
nacionalización; Argelia, Biafra, Vietnam, Rumania, Polonia,
Irak, Persia y, naturalmente, los países árabes, los mayores
productores de crudo. El Ecuador no escapó a ese historial:
en 1923 se estableció la Anglo en Santa Elena y la Leonard en
el oriente. En 1937 la Anglo recibió ­10 millones de
hectáreas!, y dos años después sus derechos pasaron al grupo
Shell-Esso, que dejó el país en 1950. Entre los personajes
ocultos del conflicto territorial Ecuador-Perú (1941-42) se
hallan la Standard Oil N.J. Royal D.S. Toda la década de los
60 es rica en concesiones petroleras con las que luego se
especula. En los negociados participaron "ilustres
desconocidos", gentes conocidísimas y hasta gobiernos, como lo
ocurrido con el consorcio ADA y el ex presidente Otto
Arosemena Gómez. El consorcio Texaco-Gulf, que "descubrió" el
petróleo oriental en 1967, mantenía una situación de
privilegio. Y la propia Ley de Hidrocarburos, expedida en
1971, en cierto sentido tenía que esperar hasta el año 2010
para tener algún caso de aplicación. No hay duda que el
gobierno nacionalista y revolucionario de las Fuerzas Armadas,
presidido por el general Guillermo Rodríguez Lara, empezó por
poner algún orden, siempre bajo la reacción de las petroleras
y de la oligarquía ecuatoriana, que ya en esa época clamaba
por el "traslado de recursos petroleros a la empresa privada",
conforme publicaban las Cámaras de la Producción en los
principales periódicos del país.

Fue para enfrentar al mundo tenebroso de las petroleras que se
creó la OPEP, el 14 de septiembre de 1960. Sus fundadores
fueron Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Venezuela.

Después se integraron los Emiratos Arabes Unidos, Argelia,
Indonesia, Libia, Nigeria, Qatar y Gabon. El Ecuador se
incorporó como miembro titular el 19 de noviembre de 1973. La
creación de la OPEP convulsionó al mundo. Es que los países
productores pasaron a controlar efectivamente sus recursos, a
beneficiarse de los acuerdos para preservar producción,
mercados y precios; a aprovechar del flujo de experiencias,
beneficiarse tecnológicamente y, sobre todo, definir políticas
soberanas de mutua concertación. Las compañías petroleras
nunca han perdonado semejante "cartel" en el Tercer Mundo,
capaz de imponerse sobre el suyo propio. Tampoco lo han
admitido las grandes potencias. Su peso fue más sentido en la
crisis energética de 1973, cuando los países árabes impusieron
el bloqueo de petróleo a Europa, Japón y USA. El barril de
petróleo ecuatoriano, que en enero de ese año valía 2.60
dólares, subió a 3.60 en junio, 7.30 en noviembre, 10 en
diciembre y 13.70 dólares en enero de 1974. Ese mismo año los
ingresos por exportaciones petroleras del Ecuador fueron
equivalentes a todos los ingresos por exportaciones recibidos
por el Ecuador en cerca de 150 años de vida republicana.

Fueron los ingresos petroleros los que ampararon y
fortalecieron el crecimiento económico y empresarial del
Ecuador, como en ninguna otra época histórica, a pesar de los
ciento y tantos años de absoluta "libertad de empresa". Para
quienes siempre creyeron que el Ecuador nunca debió ingresar a
la OPEP naturalmente sólo cuenta su propia rentabilidad. Y
obviamente su ignorancia, porque no de otro modo puede
entenderse que alguien sea capaz de proclamar que la OPEP no
ha reportado beneficios al país. 1C
EXPLORED
en Ciudad N/D

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