ROQUE DALTON : SU VERSO CONTRA LO SAGRADO
Quito. 24.11.91. Roque Dalton era al fin y al cabo "una gloria
salvadoreña, solo que tenÃa la excentricidad de vivir en Cuba
y ser comunista". Asà se mofaba el propio poeta de la
inquietud que causaba su obra en algunos sectores de su
pequeña patria.
A mediados de los cincuenta, cuando Pablo Neruda y César
Vallejo irrigaban las venas del mundo literario
latinoamericano, Dalton comenzó a escribir y eligió "la
palabra escrita bellamente como instrumento" de su compromiso.
Nacido en El Salvador el 14 de mayo de 1935 -de madre
salvadoreña y de padre norteamericano, una familia de clase
media- Roque vivió la dualidad de espacios: fue escritor y
militante polÃtico. Una fusión que hacÃa conflicto. Era un
poeta que firmaba manifiestos, aparecÃa en T.V., organizaba
campañas de solidaridad, y que llegó a escribir desde la
clandestinidad, a sufrir torturas, cárcel.
Dalton formó junto a otros poetas como el guatemalteco Otto
René Castillo, Manlio Argueda y Roberto Armijo, el CÃrculo
Literario Universitario, en 1955, cuyos escritos se publicaban
mensualmente en el Diario Latino. Esta iniciación, de grupo
-porque creÃa que no se puede hacer poesÃa aisladamente-
concebÃa el verso contra lo sagrado, contra el buen gusto, el
orden y las medias tintas.
En su primera obra "La Ventana en el Rostro" Dalton muestra
una lÃnea que mantuvo durante toda su poética: escudriñar en
las entrañas de la vida social. Al reconocer sus influencias,
están infaltablemente la retórica nerudiana y el verso
descarnado, la angustia de Vallejo, aunque decÃa que de las
dos familias preferirÃa ser nieto de este último, pues era
sabido que rompió relaciones con Neruda.
Tres poetas franceses -Henri Michaux, Saint John Perse, y
Jacques Prevert- eran reivindicados por el propio Roque como
los nutrientes de su obra. Cada uno aportó en "imaginación,
pureza, grandilocuencia bÃblica, irrespeto".
En su primer exilio en 1961 salió a México, y allà comenzó a
estudiar AntropologÃa porque en su paÃs, "por el medio
cultural, no habÃa tenido contacto con esa rama y porque era
la única facultad donde no se pagaba". A los dos semestres,
interrumpió los estudios y fue a Cuba, donde vivió, trabajó en
el proceso revolucionario y fue una especie de "exiliado
ilustre".
El talento de Roque Dalton fue reconocido tempranamente en su
región. Obtuvo, muy joven, tres veces el Premio Universitario
Centroamericano de PoesÃa.
Su verso es una reflexión constante sobre el poder y las
injusticias en el Salvador, enriquecida con la tradición
indÃgena mesoamericana, y un maravilloso uso del habla
dialectal salvadoreña.
Aunque en la poesÃa es donde alcanza su mayor vigor, escribió
novela, teatro, cuento, testimonio, humor y amaba el cine.
Un pasado confesional
A los 18 años Roque Dalton era un "feroz católico" según
propia definición. Su educación confesional habÃa determinado
su manera de ver el mundo y relacionarse con él. De hecho
estudió casi una década con los jesuitas, en el aristocrático
Externado de San José.
AsÃ, su futuro académico -habÃa optado por el derecho- se
dirigÃa casi naturalmente a una Universidad Católica, y
animado por los propios jesuitas viajó a Chile. Pero allà dos
personajes le removieron el piso.
El propio decano de la Facultad de TeologÃa de la U. Católica
de Chile de ese entonces, sacerdote jesuita, le hizo una
recomendación inesperada: que en lugar de estudiar a la
Universidad Católica lo hiciera a la Nacional, donde entrarÃa
en contacto con otras corrientes de pensamiento, otros
aspectos de la vida que -según él- debajo de la sotana donde
Roque habÃa permanecido durante tantos años no le habÃa sido
posible ver.
El segundo encuentro, áspero, fue con Diego Rivera. El agudo
muralista mexicano asistÃa en Santiago a un "Congreso de la
Cultura", y a Roque le encargaron una entrevista, de la
revista universitaria para la que escribÃa. Rivera contestó a
Dalton una que otra cosa con cortesÃa, pero de repente, en un
interrogatorio sorpresivo, le preguntó que qué edad tenÃa y
que si habÃa leÃdo marxismo. Como Roque dijo que no, Rivera,
colérico le echó, después de decirle que tenÃa "18 años de ser
un imbécil."
Roque salió horrorizado del episodio y se apuró en empaparse
del movimiento pictórico y social mexicano, primero, se inició
en el estudio del marxismo, después...y entró a la Universidad
Nacional. AsÃ, regresó a su paÃs, con una serie de conceptos
sueltos, de lecturas desordenadas, incipientes, sin embargo le
pareció ver un El Salvador distinto.
Pero no se trató de un cambio automático, y artificial, porque
más allá de lo anecdótico, fue un proceso "largo, doloroso,
con grandes contradicciones, con caÃdas, retrocesos, avances",
como él mismo lo califica.
El amor
Roque Dalton tiene una abundante producción en el campo
erótico. Hay en esta poética, una fusión de la muerte con el
acto del amor, lo que muestra esa conciencia trágica que tenÃa
frente a un mundo deshumanizado.
Pero la mujer para él estaba en relación concreta, directa con
la vida, con el mundo. No la idealiza y aunque la ironÃa es
una constante en toda su obra, inclusive en el tema amoroso,
llega a ser de una dulzura entrañable:
"Tu desnudez derriba con su calor los lÃmites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido,
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.
El dÃa en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada rÃo los cabellos dispersos"
Con el amor, ese que trasciende, se bebÃa la patria. Dalton
querÃa contar la historia no oficial de El Salvador.
"Las Historias Prohibidas del Pulgarcito", son un inventario
de los sucesos históricos de su paÃs, desde la colonia. Para
hacerlo, realizó profundos estudios históricos, y su poesÃa se
volvió más ideológica. En esos poemas están desnudos de cuerpo
entero personajes nacionales como el dictador Maximiliano
Hernández, o el lÃder indÃgena Anastasio Aquino, o el prócer
liberal José MatÃas Delgado.
El poeta salvadoreño abrió también el debate sobre el papel
del creador, del intelectual y su realidad. DecÃa que un
escritor no debe ser ni fiscal de la historia, ni vÃctima de
ella. Con áspero sarcasmo, llegó a escribir:
"Queridos filósofos/ queridos sociólogos progresistas/
queridos sicólogos sociales/ no jodan tanto con la
enajenación/aquà donde lo más jodido es la nación ajena."
Contra la "papanaterÃa revolucionaria"
Su poética fue tomada con entusiasmo por muchos militantes de
izquierda. A veces de una manera reduccionista, llevando al
panfleto versos como el conocido: "el comunismo será, entre
otras cosas, una aspirina del tamaño del sol". Pero Roque
intentaba romper la metódica lÃnea de la poesÃa tradicional y
desechar "la papanaterÃa revolucionaria" -como él la llamaba-
de la literatura.
Le fastidiaba la fama fácil entre los izquierdistas, su
legendaria fuga de la cárcel en 1964, decÃa Roque, "la cargo
como un peso muerto." Lo cierto es que su biografÃa
impresionaba. En 1960 fue condenado a muerte durante la
dictadura de José MarÃa Lemus, y se salvó de la ejecución
cuando apenas cuatro dÃas antes cayó aquel gobierno.
Y era capaz de ser radical al criticar la concentración del
poder, la enajenación de las sociedades dependientes de
América Latina, pero era igualmente radical cuando denunciaba
las deformaciones de las sociedades socialistas europeas que
conoció.
Se anticipó a los derrumbes de muros: "como estoy muy lejos de
ser el superhombre que Stalin querÃa que yo y todos los
lectores de Juventud Rebelde fueran, tengo derecho a
inquietarme de cuando en cuando", dijo alguna vez.
Uno de sus poemas más elocuentes sobre el tema es el que
describe la relación amorosa entre dos comunistas, una checa y
un latinoamericano. Forma parte de Taberna y Otros Lugares,
considerada su obra maestra, con la que obtuvo el premio Casa
de Las Américas en 1969:
"¿El socialismo? No está mal:/Aún los más pobres /tenemos
tostadores de pan/televisores, medias francesas,/buenos
zapatos, mejor olla/ropas de moda recién pasada en ParÃs./Lo
único malo es que todo ello es mejor en Alemania
Occidental./¿Acaso no conoces los trinchadores eléctricos//los
chiclets de LSD,/el vino en polvo,/los preservativos con
diseños Op? /Como poeta proletario /tienes derecho al
ridÃculo,/pero no exijas a quien con tanto amor se te
desnuda,/vivir de grandes tragos de moral,/servida en vasos de
EconomÃa PolÃtica."
No vibraron los teletipos
Roque fue asesinado en 1975, por una facción de la guerrilla.
El Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, dijo en una hoja
volante al atribuirse su muerte que el poeta "colaboraba con
los aparatos secretos del enemigo." Esta práctica guerrillera
de "ejecución de traidores" indignó a quienes conocieron y
quisieron a Dalton. Les indignó también el retraso con que se
conoció su muerte. Desde un mes de mayo se especulaba al
respecto, y recién en el próximo septiembre la Casa de las
Américas lo confirmó.
Eduardo Galeano lo expresó con rabia: "no vibraron los
teletipos de las grandes agencias internacionales para
informar del asesinato del poeta. Estaban ocupadas, supongo,
con los percances sentimentales y financieros de Jackie
Kennedy o alguna mierda asÃ."
Uno de sus entrañables amigos dijo ante su muerte que "Roque
Dalton serÃa todavÃa más importante cuando sea estudiado por
los niños de las escuelas de El Salvador"...donde hoy la
muerte sigue evocando una tragedia que continúa.
Roque Antonio y Juan José Dalton Cañas, dos de sus hijos,
desaparecieron en 1981. (8-9)
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 24/Noviembre/1991 | 00:00