Washington. 27.03.95. Tres meses después de la "Cumbre de las
Américas", la polÃtica hemisférica ha quedado en suspenso entre
dos actos, semejantes a una obra de teatro inconclusa. Durante
este intervalo, es como si los actores se esfuerzan detrás de las
bambalinas por inventar un final feliz para la obra que el
presidente Clinton nombro "El EspÃritu de Miami".
Lo que esta en juego es nada menos que la selección del reparto
que debe hacerse cargo de la implementación del "Plan de Acción"
acordado por los jefes de gobierno de las 31 naciones que
participaron en la cumbre. ¿Quien es el director? ¿Cuantos
guionistas hay? Esas son algunas de las preguntas que faltan por
contestar.
Lo que menos faltan son comités de coordinación- los hay dentro
del departamento de Estado, en la Organización de los Estados
Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo, la
Organización Panamericana de Salud y la Comisión Económica y
Social para Latinoamérica de las Naciones Unidas.
Por eso es irónico que en los cÃrculos diplomáticos la queja más
insistente apunta a la falta de diálogo con el gobierno del
presidente Clinton, especialmente en lo que concierne a temas tan
crÃticos como el comercio, la lucha contra el narcotráfico y el
terrorismo y el desarrollo económico integral.
Para los que piensan que la cumbre de Miami ya ha pasado a la
historia - que no son pocos en esta capital- es necesario
recordar las metas del plan que Clinton aclamó como "memorable"
para el sistema interamericano: el fortalecimiento de la
democracia, el libre comercio en un continente integrado para el
año 2005 con casi 900 millones de habitantes y un movimiento de
mercancÃas y servicio de 13 mil millones de dólares y un
ambiciosos programa de desarrollo económico sostenido. En los
tres meses desde la cumbre, la implementación de esos objetivos
ha marchado a paso de tortuga, en opinión de los observadores.
La situación creada durante las gestiones de implementación de
las 23 resoluciones del "Plan de Acción", parece querer imitar
reuniones del pasado Octubre a Noviembre surgieron serios choques
sobre la agenda que solo pudieron ser solucionados, a último
momento, gracias a la intervención directa de un asesor personal
de Clinton, que aceptó la posición latinoamericana, al incluir la
integración económica como tema prioritario, y redujo
sensiblemente el papel de los organismos no gubernamentales.
Sin embargo, la embajadora no dejó de reconocer que la situación
haitiana, como la crisis mexicana y Cuba, son fundamentalmente
cuestiones de polÃtica interior estadounidense.
PREOCUPACION DE EEUU
Para demostrar que el gobierno de Clinton continúa dando
suficiente importancia a los proyectos de la cumbre, la
embajadora de EEUU ante la OEA, Harriet Babbitt, dijo a Hoy que
en pocos dÃas el Secretario de Estado Warren Christopher
realizará una consulta con los embajadores latinoamericanos sobre
el tema. También recordó que el propio Clinton viajará a Haità el
31 de marzo.
De acuerdo a los diplomáticos latinoamericanos las discrepancias
surgidas en las gestiones de implementación giran alrededor de
los temarios de las próximas conferencias ministeriales para
poner en acción "el espÃritu de Miami". Asamblea General de la
OEA en Puerto PrÃncipe a mediados de junio, la de ministros de
Comercio en Denver a finales de junio; otra en la Paz sobre
desarrollo sostenido en julio y una nueva conferencia es
programada en Miami propuesta por el Secretario de Defensa
William Perry para mayo sobre seguridad hemisférica en
Williamsburg, Virginia.
Los diplomáticos latinoamericanos sienten que EEUU está
imponiendo sus propios criterios, como en el caso de la sesión
sobre comercio en que el negociador Mickey Kantor parece actuar
en solitario, mientras que el secretario de Comercio, Ron Brown,
ha acoplado a la conferencia de Denver la reunión hemisférica de
empresarios que no llegó a realizar en Miami por oposición de
varios paÃses latinoamericanos.
"EEUU no está muy abierto a la consulta y se están creando
reacciones muy negativas", advirtió un alto funcionario
latinoamericano compenetrado de las gestiones de coordinación.
"Nuevamente estamos en presencia de dos trenes marchando a gran
velocidad en sentido contrario. Ojalá estemos a tiempo para
evitar el choque ".
Un veterano diplomático argentino fue menos severo al considerar
que Estados Unidos, "tiene buenos proyectos y buenas intenciones
pero una mala metodologÃa". Por ejemplo, en las recientes
discusiones Estados Unidos volvió a plantear la participación de
los organismos no gubernamentales.
La culpa, elaboró el diplomático, no es exclusivamente de Estados
Unidos. Una vez concluida la conferencia con sus altisonantes
discursos, los gobiernos latinoamericanos quedaron rezagados en
la implementación de las resoluciones y mostraron anteriores como
la Alianza para el Progreso, o la creación del Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México y que desde Miami
considera la incorporación de Chile.
OEA SE SIENTE LA VICTIMA
Lo más sorprendente es que la primera institución de sentirse
vÃctima del proceso de implementación de la cumbre es la OEA,
precisamente el organismo regional que el gobierno de Clinton
pretendió fortalecer para que sirva como el eje de los esfuerzos
de la proyectada integración regional. Esta tesis esta siendo
cuestionada por varias cancillerÃas latinoamericana que creen que
la OEA no cuenta con la capacidad profesional ni con el prestigio
polÃtico para llevar al continente hacia la integración económica
para el año 20005.
"Es difÃcil de creer, pero nos tiene como marginados", protesto
un funcionario de la OEA con tono indignado. "Y cuando nos
incluyen, lo hacen a regañadiente".
Como prueba, el funcionario señaló una reunión de alto nivel a
comienzos de este mes convocada por el departamento de Estado
directamente con las embajadas ante la Casa Blanca, y no la OEA,
para analizar el progreso de los trabajos de implementación. El
departamento pidió a las embajadas citar a los vice-ministros de
relaciones exteriores a la reunión o a estar representadas por
sus embajadores a los Estados Unidos. La conferencia de un dÃa
tuvo como propósito que cada paÃs informe que progreso habÃa
logrado en la implementación de las recomendaciones de Miami. Los
delegados se reunieron en los modernos salones del Banco
Interamericano de Desarrollo y no en la OEA.
Ecuador estuvo representado por el subsecretario de relaciones
exteriores, Dr. Eduardo Mora Anda y el embajador Edgar Terán.
Sin embargo, el evento no transcendió al público y dejo
especialmente insatisfecha a los delegados de los paÃses del
Caribe y Centroamérica.
"Pareciera que Estados Unidos se ha olvidado de la OEA", comentó
después de la reunión un alto funcionario que pidió no ser
identificado.
Aunque el Secretario General de la OEA, Cesar Gaviria de Colombia
fue uno de los invitados, este destacó que el no podÃa rendir un
informe ya que los informes de los distintos grupos de trabajo
todavÃa no habÃan aprobado por el Consejo Permanente de la OEA.
Sin embargo el ex-presidente colombiano habló más de media hora
enfatizando la necesidad de que los paÃses apoyen la renovación
del organismo regional y los planes para fortalecer el equipo
económico de la secretaria, especialmente el sector que trata con
los problemas comerciales.
Mientras que a primera vista esta situación parece ser resultado
de rivalidades burocráticas, es más probable que el problema sea
uno de fondo: la ausencia del interés profundo de quienes forman
la cúpula que formula la polÃtica exterior de Washington, donde
los problemas globales siguen dominando la agenda al igual que
durante el medio siglo de la guerra frÃa.
Quizás la clave está en algo que dijo el ex-secretario de estado
Henry Kissinger hace más de 20 años, refiriéndose a la conducción
de la polÃtica exterior: "Ninguna polÃtica exterior -no importa
cuan ingeniosa fuera- tiene la menor probabilidad de éxito si
nació en el cerebro de unos pocos y no ha penetrado el corazón de
nadie". (9A)
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 03/Agosto/1995 | 00:00