MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES, por Gonzalo Maldonado Albán
Quito. 21.12.90. 1990 pasará a la historia como el año de la
superficialidad en la investigación académica nacional. Porque
si bien existió un flujo de publicaciones más o menos
considerable (revistas, ponencias, documentos y libros
circularon con cierta regularidad por los medios
especializados), éstas pecaron de ser reiterativas y sin mayor
condumio. La mayorÃa de los textos que salieron de las prensas
fueron publicaciones monográficas que se limitaron a describir
procesos sociales muy puntuales, que no aportaron con
elementos de juicio nuevos y originales para entender la
realidad ecuatoriana.
René Báez, investigador económico y miembro de la editorial
"El Duende", plantea esta situación en los siguientes
términos: "La investigación social ecuatoriana ha caÃdo en un
grave empirismo: presenta los fenómenos sociales como
entidades independientes, como hechos fragmentados y sin
ninguna relación con realidades más profundas; ha perdido su
perspectiva histórica para convertirse en una actividad
domesticada y mediatizada en función de intereses muy
concretos".
Una breve revisión de los tÃtulos publicados durante este año
confirma las palabras de Báez. La gran mayorÃa corresponde a
estudios de coyuntura o son análisis de temas como el
movimiento obrero, la inflación, las migraciones o los grupos
étnicos, por ejemplo.
Y no es que esté mal estudiar la coyuntura o detenerse a
investigar temas de importancia trascendental como los
anteriores. El problema consiste en que todos estos esfuerzos
se presentan inconexos, repetitivos y sin una visión clara de
hacia dónde quieren llegar.
Al respecto, Báez anota lo que sigue: "Existe en el Ecuador
una carencia absoluta de una estrategia investigativa que
proponga soluciones concretas a los grandes problemas
nacionales. Un ejemplo elocuente de ello son las
universidades, que han perdido fuerza como entidades de
creación y transmisión de soluciones prácticas y se han
convertido en instituciones desvinculadas de la realidad. Hay
un divorcio total entre estos organismos y el Estado, de tal
suerte que no se puede esperar que las iniciativas de
investigación que se llevan a efecto en el paÃs estén
articuladas en función de los objetivos de trascendencia
nacional".
Existe otro fenómeno digno de tomarse en cuenta para poder
entender esta pérdida de vitalidad de la investigación social
del paÃs, y es el proceso de masiva burocratización que han
sufrido los intelectuales ecuatorianos.
Luis Mora, director ejecutivo de la Corporación Editora
Nacional, habló sobre este tema: "Muchos intelectuales y
cientistas sociales del paÃs debieron refugiarse en una serie
de centros de investigación e instituciones del Estado, para
poder sobrevivir a la crisis. De esta manera pudieron cobrar
puntualmente su cheque cada fin de mes, pero, a cambio,
debieron someterse a los requerimientos de las instituciones a
las que se incorporaron. Esto vulneró de partida la
investigación académica del paÃs, puesto que muchas
inquietudes e ideas interesantes que pudieron haber surgido
debieron ser postergadas si es que no concitaron el interés de
estos organismos".
Otro factor que ha afectado fuertemente la investigación
social en el Ecuador es la falta de actualización académica de
los intelectuales del paÃs a causa del pobre flujo de
publicaciones especializadas provenientes del exterior: "Antes
de la crisis, el Ecuador importaba alrededor de 3 mil millones
de pesetas (España es la principal fuente de abastecimiento de
publicaciones) en libros; en la actualidad, no se importa más
de 600 millones de pesetas", argumentó el director ejecutivo
de la Corporación Editora.
Adicionalmente a esto, el encarecimiento de los libros
españoles (que incrementaron su precio en un 29 por ciento
durante 1989) ha impedido que se puedan adquirir la gran
cantidad de nuevas publicaciones que salen a la luz en ese
paÃs.
La excepción confirma la regla
Pero no todo es gris y timorato en el panorama de la
investigación social en el paÃs. Libros inteligentes y bien
escritos han visto la luz durante este año.Luis Mora, de la
Corporación Editora Nacional destaca dos: "La deuda eterna" de
Alberto Acosta y "El desarrollo económico del Ecuador", de
René Benalcázar.
El primero porque presenta una visión histórica, muy bien
documentada, sobre el origen y evolución de la deuda externa
ecuatoriana, destacando su papel perpetuador de la dependencia
económica del paÃs con respecto a los paÃses más ricos; el
segundo porque incorpora una tesis inédita en el debate
económico actual: que el Ecuador no puede ser llamado un paÃs
"eminentemente agrÃcola", entre otras cosas, porque el
porcentaje de tierra arable en el paÃs, es inferior a la media
mundial.
René Báez, de editorial "El Duende", señala, por su parte, a
"BolÃvar: visión crÃtica", de Osvaldo Albornoz Peralta, por
ser un libro que no se limita a ponderar las obras y el genio
de Simón BolÃvar, sino que presenta, las limitaciones en el
pensamiento y la acción de este polémico personaje.
Otras fuentes consultadas destacaron el esfuerzo editorial de
Abya-Yala y Los Movimientos Laicos para América Latina, con su
"Colección 500 años", que pretende presentar un fresco de la
situación actual de las etnias indÃgenas del Ecuador.
De los 301 tÃtulos publicados en el área de las ciencias
sociales, apenas tres merecen ser destacados, con una mención
especial para la colección de Abya-Yala. No cabe duda, mucho
ruido y pocas nueces.
Con un mercado de lectores que se concentra fundamentalmente
en Quito, y marginalmente en Guayaquil y Cuenca, la difusión
de la actividad académica en el paÃs se ha visto seriamente
restringida. Los tirajes suman apenas 1.500 o 2.000
ejemplares, que tardan entre 18 y 24 meses en venderse.
¿Las razones?
En primer lugar, anotan los editores, no existe un mecanismo
adecuado para la distribución de este tipo de libros. El libro
"El desarrollo económico del Ecuador" de René Benalcázar, por
ejemplo, que ganó el premio Tobar del Municipio de Quito y del
que Germánico Salgado afirmó que espera que se convierta en el
manual de economÃa de los próximos años, no se encuentra en
ninguna librerÃa. Fue publicado por el Banco Central y
distribuido entre algunos funcionarios de esta entidad y otros
pocos afortunados. (A-2).