CAYAMBE. 29 jul 96. Muy pocas personas advirtieron el sábado,
en esta población, la presencia de un joven español, que bajó
del monte Cayambe herido después de sufrir un aparatoso
accidente.

Solamente el cuidador del refugio de la montaña, que
infructuosamente trató de ayudarlo; un indígena que subía
hacia el refugio, y lo vio bajar herido y sangrante; el chofer
de una hacienda cercana, que lo llevó hacia Cayambe, supieron
que Javier Echeverieta, de 31 años y natural de Guipúzcua,
España, y Miriam Inriandú, de 27, acababan de caer en un
abismo de 300 metros en lo alto del nevado.

En efecto, en la madrugada del sábado, los dos jóvenes
españoles emprendieron el ascenso al Cayambe.

Llegaron al refugio, que mantiene el Club de Andinismo San
Gabriel, en donde esperaron la hora propicia para subir hacia
la cumbre.

Hacia la 1 de la mañana empezaron el ascenso. Los dos conocían
los secretos del deporte de alta montaña, pero no la ruta para
descender. Por eso, cuando después de coronar el nevado,
empezaron el retorno hacia el refugio, Javier Echeverrieta y
Miriam Iriandú tomaron la ruta equivocada.

Un experto montañista dijo que, a la altura del punto
denominado Puntas Jarrín, los dos españoles tomaron hacia la
derecha, lo que les alejó de la única ruta segura hacia el
refugio de Cayambe.

El ascenso hacia el Cayambe se realiza por la cara occidental
de la montaña. Las caras norte y sur están llenas de abismos y
grietas. El Cayambe es considerado como una montaña tipo "3B",
es decir, de alta peligrosidad, dijeron expertos consultados.

Perdidos cerca de la laguna del volcán, Echeverrieta e Iriandú
caminaban con zapatos de clavos y amarrados entre sí. Cuando
pensaban que se acercaban a un explanada en donde terminaría
el dificultoso descenso, se encontraron con un abismo enorme.

Iriandú resbaló y arrastró en la caída a su compañero. Pronto
tomaron una gran velocidad. Echeverrieta trató de detener la
caída con los zapatos de clavos y unas picas especiales que
usan los montañistas. Fue inútil. La aparatosa caída se
prolongaba por segundos interminables. Según el testimonio del
español, el cabo que sujetaba su cintura a la cuerda era fácil
de abrir. Echeverieta se soltó, mientras la mujer seguía
cayendo.

Peregrinar en busca de ayuda

Iriandú terminó su caída 300 metros más abajo del lugar en
donde su pie no halló suelo firme. El joven español logró
detenerse abriendo los brazos y las piernas. Quedó herido a la
altura de la rodilla. Eran las seis de la mañana del sábado.

Demoró unos instantes en darse cuenta de lo ocurrido. Luego,
trabajosamente, empezó a descender hacia donde había caído
Miriam Iriandú.

La encontró malherida. Dijo que vio que sangraba de la cabeza
y que presentaba fracturas varias. La española estaba
inconsciente, pero todavía viva. Echeverrieta dijo después que
intuyó que no sobreviviría. Dejó la mayor parte del equipo
señalando el lugar en donde cayó la mujer, la protegió del
frío y se orientó para tratar de llegar al refugio.

La caída llevó a los dos montañistas más abajo del nivel del
refugio. Tan es así, que, tras dar la vuelta a la montaña, el
español llegó a la carretera que conduce al refugio y debió
volver a subir.

A las siete de la mañana llegó en busca de ayuda. En el
refugio solo estaba el guardián. No hay en ese lugar un médico
o una patrulla de rescate; hay apenas un radio que, según
contó el español, no funcionó.

Por eso, Javier Echeverrieta decidió bajar, a las 9 de la
mañana, a Cayambe. Un humilde habitante del sector, que a esa
misma hora subía a dejar provisiones para el cuidador, lo vio
bajar por la carretera.

Al parecer, alguien de las haciendas que quedan en las faldas
del nevado lo llevó hasta Cayambe, en donde primero fue a la
central telefónica, a comunicarse con la legación española y
con sus familiares, y luego fue al hospital, para que atiendan
sus heridas.

Recién a las once, gracias a que contó su drama a una de las
telefonistas de Emetel, que es madre de un montañista de la
zona, el extranjero se presentó en el destacamento de la
policía rural para pedir ayuda.

Probablemente, y debido a sus heridas, Miriam Irindú murió
muchas horas antes.

Los socorristas hicieron lo posible

Las instituciones de rescate se enteraron de la tragedia del
Cayambe pasada la media mañana.

La Cruz Roja, desde Quito, gestionaba inútilmente el envió de
un helicóptero. Por tierra empezó el ascenso un grupo de
policías del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), que fueron
informados del accidente a medio día. La policía rural de
Cayambe envío dos patrulleros hacia el nevado, para apoyar al
GIR.

También un grupo de guías de montaña conformado por Guillermo
Valenzuela, Edgar Meza y Mauricio Paredes colaboró con la
búsqueda. Aunque su herida no era de mayor consideración,
Javier Echeverrieta no quiso subir de nuevo al coloso, y
prefirió dar indicaciones a las patrullas de rescate por
radio. Luego, esperó, en una casa de Cayambe, los resultados
de la operación.

El subteniente Villagrán, del GIR, y su patrulla de cinco
hombres empezaron el ascenso hacia las 15h00. HOY estuvo en el
lugar poco después.

La Policía y los guías de montaña empezaron a buscar en la
zona de la cara norte del nevado. Fueron hacia la zona de la
laguna y, desde ahí, a las 18h10, es decir, doce horas después
del accidente, avistaron el cuerpo de la española. Con equipo
especial los guías llegaron hasta él, y se quedaron el lugar.
Villagrán y el GIR regresaron a Cayambe por equipo y un guía
local.

Hacia las 22h00 se pusieron en contacto con Iván Barrera,
conocido montañista de Cayambe, que luego acompañó a los
policías hacia la montaña, para la recuperación del cuerpo.

Barrera dijo que la desgracia era producto de la falta de un
guía que acompañe los montañistas. Y, también, de que alguien
les explique la ruta a los extranjeros que suben.

Los bomberos y la Cruz Roja de Cayambe se movilizaron. Un jeep
con cinco voluntarios cayambeños subió a las seis y media al
refugio. Bajaron a las ocho. No se supo qué fueron a hacer.

Un carro bomberil muy antiguo quedó atascado en el camino
hacia el nevado. El jeep de este Diario debió remolcarlo.

El drama terminó a las 3h15 de la madrugada del domingo. En la
soledad de la cumbre del Cayambe quedó parte del equipo de los
ascensionistas vascos que subieron al Cayambe ilusionados por
lecturas como la narración de la ascensión de Whimper en el
siglo XIX y manuales de andinismo no muy explícitos. El
cadáver de la española fue trasladado a Cayambe. Con especial
interés, Javier Echeverrieta había recomendado que se recupere
la cámara de fotos con las que tomó las últimas imágenes de
Miriam Iriandú, mientras coronaba la cúspide del monte
Cayambe.

CORTOS DEL RESCATE

- Guías de montaña de la zona se mostraron hostiles hacia la
policía, la Cruz Roja y el equipo de HOY, que era el único
medio presente en el lugar.

- El cónsul de España, Francisco Sanabria, siguió con atención
las incidencias del rescate de su infortunada compatriota.
Anunció que iniciará cuanto antes los trámites de repatriación
del cuerpo.

- Iván Barrera dijo que el monte Cayambe es uno de los más
peligrosos del país, junto con el Altar y el Illiniza.

- "La gente sube sin ninguna seguridad," afirmó el montañista,
quien colaboró entusiastamente con el personal de la policía.

- El refugio de Cayambe cobra 15 mil sucres a los turistas
nacionales y 30 mil a los extranjeros. Una cola cuesta 5 mil
sucres en el pequeño bar del local. No hay, sin embargo, más
habitante permanente en el lugar que un guardián sin
preparación o equipo.

- El equipo del GIR llevaba consigo una perra entrenada para
búsquedas en la nieve. El animal se perdió durante el descenso
de la montaña, pero fue encontrado después.

- La gente de Cayambe no sabía nada de la desgracia. Solamente
los bomberos y la policía local estaban al tanto.

- Los indígenas de los pueblos cercanos a la montaña
festejaban las fiestas de San Pedro con comparsas y disfraces.

- Varios montañistas consultados se pronunciaron en contra de
la administración de los refugios, que no brinda seguridades a
los que practican los deportes de alta montaña.

LA MONTAÑA NO PERDONA ERRORES

Para subir a los grandes nevados se requiere de equipo,
preparación y estado físico, según expertos consultados por
este Diario.

En efecto, la trágica muerte de Miriam Iriandú pudo haberse
evitado de contar los deportistas que no conocen la montaña
con guías e información sobre los peligros de la cumbre que
pretenden escalar.

En efecto, según explicó el propio Javier Echeverrieta, no
tuvieron nadie que les explique cuáles eran los peligros a los
que se enfrentaban, ni cuál era el riesgo de descender por la
cara norte de la montaña.

Sin embargo, el accidente de los ascencionistas vascos se
tornó verdaderamente dramático cuando, después de la terrible
caída de su compañera, el joven español debió regresar hasta
la población de Cayambe, a una hora de camino en auto, para
conseguir ayuda.

¿ Cómo es posible que en un refugio de alta montaña no haya un
equipo de rescate? ¿ cómo se permite que no haya un radio en
buen estado en un lugar en que es indispensable?

Peor aún: Echeverrieta apenas logró ser atendido varias horas
después de la caída, cuando las posibilidades de salvar a su
compañera eran casi nulas.

Mientras tanto, los socorristas de la Cruz Roja de Quito
esperan que les radiaran la noticia de que la mujer herida
estaba viva para partir, recién, al rescate.

La seguridad de los montañistas en los andes ecuatorianos
requiere de mayor atención por parte de los encargados de
refugios y de las instituciones de rescate.

¿Y QUE HIZO LA CRUZ ROJA?

- Aproximadamente a las 11h30 de la mañana, el aviso del
accidente llegó a la Cruz Roja de Quito.

- La primera noticia fue que la pareja de españoles -hasta ese
momento anónimos para la gente de la Cruz Roja- sufrió el
percance en la zona denominada "Las Marrenas del Cayambe". "El
está en el refugio, la mujer permanece desaparecida", se
informó a este diario.

- Como a las 13h00, el grupo gestionaba la llegada de un
helicóptero de la FAE desde la ciudad de Guayaquil, para
colaborar en la búsqueda. Entre tanto, la gente del grupo de
Guías de Montaña se había desplazado a la zona para rastrear a
la mujer que, según su compañero, sufría politraumatismos y
problemas respiratorios.

- Según un personero de la Cruz Roja, tras dar la noticia en
el refugio, el joven español nunca se enteró de que el
guardián logró comunicarse con varios guías de montaña que, a
esa misma hora ascendían a la cumbre. Por eso, bajó hasta la
población.

- Entre tanto, la aeronave de la FAE solo llegó a Quito, a las
17h30 cuando -según los personeros de la Cruz Roja de Quito-
era muy tarde para emprender la búsqueda por aire, pues
empezaba a oscurecer.

- El grupo de rescate decidió esperar en Quito la señal de los
guías que buscaban el cuerpo para desplazarse a la zona. "Si
estaba viva partíamos inmediatamente", indicó uno de los
jóvenes voluntarios.

- Como a las 20h30, llegó la noticia: Miriam Inrandú fue
hallada muerta y su cuerpo iba a ser rescatado por los guías
especializados. El grupo de rescate de la Cruz Roja decidió
suspender la operación. (DIARIO HOY) (P. 2-A)
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