LOS BRASILEñOS SE PREGUNTAN; ¿QUIEN GOBIERNA EL PAIS?. Por
René Villegas

Brasilia. 02.09.92. Con un presidente maniatado por un juicio
legislativo que busca destituirlo por corrupción, un gabinete
autoconfeso como 'prisionero de honor' en sus funciones y
una descuartizada fuerza política oficialista, los brasileños
se preguntan; ¿Quién gobierna el país?

Distintas encuestas demostraron desde el domingo que el
presidente Fernando Collor de Mello perdió autoridad
gubernamental para una gran mayoría de sus conciudadanos.

El 69 por ciento de los brasileños consultados por el
Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE)
no confía más en el mandatario, victorioso en 1989 con 35
millones de votos de la primera elección auténticamente
democrática en 30 años de perturbaba vida política nacional.

El IBOPE estableció también que un 59 por ciento dijo creer
que Collor de Mello debe dejar la presidencia.

El instituto Suma Opinión y Mercado reveló hoy en Brasilia, en
tanto, que otro 52 por ciento considera que 'debe renunciar'
y un 80 por ciento se declaró 'no convencido' por la
inocencia que el jefe de Estado alegó reiteradamente ante la
nación.

Collor de Mello calificó el domingo en un cuarto mensaje en
dos meses al país como 'infamias' a las acusaciones que lo
involucraron en un multimillonario y corrupto poder de tráfico
y venta de influencias montado por su tesorero electoral,
Paulo César Farías.

Confesó haber confiado en 'aprovechadores' que lo rodearon
como asesores, pero garantizó que no renunciará, ni será
destituído por el juicio político entablado dos días después
en el Congreso Nacional.

Desaprobado también por demostraciones en las calles del país
y resuelto a su defensa en el histórico juicio, el presidente
quedó relegado a un segundo plano del gobierno.

'El gobierno pasó a manos de los ministros llamados éticos
que, pese a su deseo de salir del gabinete, permanecen en él
como prisioneros de la garantía de gobernabilidad que
asumieron el 25 de agosto', dijo a Reuter el catedrático Luiz
Pedone, un director de ciencias políticas de la Universidad
Nacional de Brasilia (UNB).

Los 15 ministros del gabinete ejecutivo suscribieron en esa
fecha un documento en que garóantizaron su permanencia en el
gobierno hasta que las instituciones del país definan 'una
salida constitucional' a la grave crisis política.

Tres figuras claves de ese elenco --los de Economía, Marcilio
Márques Moreira, de Justicia, Célio Borja, y de Gobierno,
Jorge Borhaunsen-- amenazaron el lunes renunciar y romper el
compromiso, aparentemente insatisfechos con las nuevas
explicaciones que 24 horas dió Collor de Mello al pais sobre
las graves denuncias.

Pero todos ellos --salvo el de Gobierno, que se mantuvo en el
cargo pero renunció a su tarea de principal coordinador
político oficial-- reconsideraron la decisión, después que un
vocero presidencial recordara oficialmente que eran
'prisioneros del compromiso de honor que asumieron ante la
nación'.

El martes el oficialista Partido del Frente Liberal (PFL), al
que el ministro Bornhausen pertenece, asestó un golpe
probablemente definitivo al presidente al dejar en libertad
'de conciencia' a sus legisladores frente a las cruciales
votaciones del juicio parlamentario.

'Los ministros, incluido Bornhausen, quedaron como garantía
institucional de gobierno, pero cumplen tareas meramente
administrativas y de rutina para evitar que el país pare por
completo', agregó Pedone.

El cauto pero cerebral diplomático y ministro Márques Moreira,
a cuyo prestigio internacional se atribuye el papel de actual
dique frente a una 'debacle externa' del Brasil, sonrió
recientemente durante una reunión con corresponsales
extranjeros, cuando uno de ellos reparó que en Brasil se daba
el extraño fenómeno de 'un parlamentarismo con tres primeros
ministros en pleno sistema presidencialista'.

'Es verdad. Entre lo bueno que surgirá de esta crisis
política, estará el fortalecimiento del parlamentarismo como
sistema de gobierno en Brasil y el fin de la figura de
salvador de la patria que Collor de Mello se encargó de
sepultar definitivamente en el país', comentó el catedrático
consultado.

Los brasileños acudirán el 21 de abril a un plebiscito para
definir el sistema de gobierno que prefieren entre el actual
presidencialista u otro parlamentarista.

Mientras los ministros 'éticos', que incluyen al canciller
Celso Lafer, un militante en licencia de la opositora social
democracia brasileña, y al ministro de Salud, Adib Jatene, un
notable y prestigioso cirujano cardiovascular sin compromisos
políticos, continúan en la administración rutinaria del país,
uón otro gobierno parece perfilarse entre los bastidores de la
grave crisis política.

El vicepresidente Itamar Franco, ex legislador y duro luchador
en defensa de las libertades democráticas pero sin fricciones
con los actuales mandos militares, deberá asumir la conducción
constitucional del país, en caso de consumarse la destitución
de Collor de Mello.

Franco, a la vez ingeniero civil y electrónico, de 61 años,
está criticado --o elogiado, según el orígen político de cada
sector-- como 'algo nacionalista y arcaico' en cuanto a sus
ideas sobre el papel económico del Estado.

'Es un político consecuente con su trayectoria...tal vez no
tenga ni tiempo, ni mucho espacio, para imprimir un estilo
personal al gobierno de transición y de entendimiento
multisectorial que necesariamente deberá presidir en
sustitución de Collor de Mello', agregó el profesor Pedone.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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