(1911-1987)
Quito. 4. sept. 97
Alto de cuerpo, de andar pausado, voz fuerte y clara mirada
vivaz, amable en el trato, acogedor y sencillo. DecÃa que
cumplir con el deber era la realidad suprema porque asà se
podÃa hacer realidad cualquier sueño.
"Cristiano auténtico, lo fue en su vida privada, lo fue en su
vida pública; lo fue en su cátedra y lo fue en sus sueños de
ciudadano ecuatoriano", opinó Monseñor Bernardino EcheverrÃa
Ruiz.
Nació en Portoviejo, Manabà el 18 de agosto de 1911. Fue hijo
de doctor Secundino Ortega Dávila y de doña Piedad Moreira.
TenÃa cuatro años de edad cuando vino a Guayaquil. Se graduó
de bachiller en el entonces Colegio Municipal José Andrés
Mateus. Obtuvo el tÃtulo de doctor en Jurisprudencia y
Ciencias Sociales en la Universidad de Guayaquil, el 13 de
agosto de 1936. Como estudiante destacado se hizo acreedor al
Premio Contenta, que confiere esta institución a quienes ha
obtenido las más altas calificaciones durante todos los cursos
de la carrera. fue profesor de SociologÃa y Código civil en
esta institución hasta que le tocó jubilarse.
Ingresó a formar parte del cuerpo de profesores de la
Universidad de Guayaquil, en la época de valores de la ciencia
jurÃdica como Emilio Clemente Huerta, Arcesio Manrique, Carlos
Arroyo del RÃo, José Vicente Trujillo, Antonio Sánchez
Granados.
Claro y sencillo en sus lecciones, ameno y tenaz en sus
propósitos. TraslucÃa inagotable vitalidad. Gozaba al
enseñar.
Contrajo matrimonio con doña AÃda Trujillo Calisto, hija del
doctor José Vicente Trujillo.
Orgulloso de su profesión, pensaba que un jurisconsulto debe
serlo en la más amplia acepción de la palabra. En su opinión,
el abogado no debÃa concretarse a una determinada rama del
Derecho, sino que debÃa abarcarlas todas, aunque para ello
debÃa vivir estudiando, consultando tratadistas, informándose
de conocimientos en todas las fuentes posibles. Asà actuaba.
Era un abogado integral.
El 1 de septiembre de 1936 fue secretario general de la
Superintendencia de Bancos, mediante resolución No. 255. Era
Superintendente don Augusto Alvarado Olea.
En 1946, durante el gobierno del doctor José MarÃa Velasco
Ibarra, fue presidente de la Municipalidad de Guayaquil.
Intervino en importantes gestiones para la dotación del nuevo
servicio de agua potable de Guayaquil y para la construcción
de la carretera Guayaquil-Playas.
Refiere el doctor Jorge A. Higgins que cuando el doctor Ortega
fue presidente de la Corporación Municipal tuvieron que
enfrentar el empecinamiento de un empresario que no quiso
acatar la orden de demolición de un edificio destinado para
espectáculos públicos que estaban en deterioro y con el grave
peligro de derrumbarse.
Ortega e Higgins prefirieron renunciar de sus c
que ceder a presiones e influencias. Este hecho demuestra la
firmeza de carácter y la honradez del doctor Ortega y del
doctor Higgins.
Fue fundador y primer presidente del Colegio de Abogados de
Guayaquil. El 7 de marzo de 1950 en el local de la Escuela de
Derecho, que estaba situada en la planta baja de la Casona
Universitaria, se reunió la Primera Asamblea que aprobó la
constitución de este organismo y nombró presidente al doctor
Ortega y vicepresidente al doctor Humberto Blum Flor. Dos
veces más desempeñó este cargo el doctor Ortega.
No se conformó con ser un distinguido catedrático y defensor
ilustrado y tenaz, sino que también sintió la necesidad de que
los abogados se unieran y cuidaran la ética profesional. Por
esta razón aceptó ser el primer presidente del Colegio de
Abogados de Guayaquil. Creó en sus estatutos la comisión
disciplinaria conocida como el Tribunal de Honor. Ministro y
Educación y Deportes durante el gobierno del doctor Camilo
Ponce EnrÃquez, desde junio de 1959 hasta el último dÃa de
esta administración.
"Rector magnÃfico"
Uno de los cofundadores de la universidad Católica de Santiago
de Guayaquil. Fue designado "Rector magnÃfico" por la Santa
Sede en dos ocasiones. "En ningún momento creyó que el
nombramiento le daba mayor honro, el querÃa, identificarse con
Monseñor César Antonio Mosquera Corral, hacer de la
universidad Católica un centro de sólida formación cristiana
para contraponer una juventud cimentada fuertemente en los
principios de fe, a las corrientes materialistas que empezaban
a infiltrarse en todas las instituciones sociales,
especialmente en las educativas", ha escrito Monseñor
Bernardino EcheverrÃa Ruiz.
Las condiciones fÃsicas del doctor Ortega en el momento que
recibió el encargo eran delicadas, pues, acababa de regresar
de los Estados Unidos de América después de someterse a una
operación quirúrgica que lo dejó postrado y no lo permitió
movilizarse normalmente. TenÃa que hacerlo en silla de ruedas
o con muletas, pero aceptó dirigir la Universidad Católica.
En 1978 le correspondió presidir el Tribunal Provincial del
Referéndum, durante el acto cÃvico que debÃa escoger uno de
los proyectos de Constitución que habÃan de regir a la
República en su retorno al régimen democrático.
Recibió la Condecoración al Mérito en el grado de Gran Cruz
que le otorgó el Gobierno Nacional, el 28 de julio de 1960; la
Gran Cruz concedida por el Gobierno de Chile, el 27 de julio
de 1962, en reconocimiento a la labor humanitaria en auxilio a
los damnificados del terremoto de ese paÃs; "Pro Eccledia et
PontÃfice", de la Santa Sede, el 2 de abril de 1966;
condecoración al Mérito Nacional de la Primera Clase concedida
por el Ministro de Educación Cicerón Robles Velásquez;
Condecoración al Mérito Nacional en la Orden de San Lorenzo
concedida por el presidente León Febres Cordero Rivadeneira,
el 24 de julio de 1986, por haber cumplido 50 años de
ejercicio profesional.
El Colegio de Abogados de Guayaquil lo designó el Jurista del
año 1986.
Leonidas Ortega Moreira estaba convencido de que la educación
para llamarse tal debe referirse a la parte intelectual, moral
y fÃsica del ser humano, con el objeto de desarrollare su
inteligencia, vigorizar su cuerpo y construir una personalidad
cimentada en la lucha por la vida hacia el bien. Rechazaba
aquella labor que se reduce únicamente a darle una serie de
conocimientos librescos a los estudiantes. Manifestaba que la
universidad debÃa realizar una labor práctica de proyección al
medio social en que vive, estudiando sus necesidades y dando
la fórmula de satisfacción armónica con los postulados
cientÃficos.
Tratadista del derecho
Es autor de los libros "Las fuentes de las obligaciones", "El
aborto en la legislación, la religión y la ciencia", "Moral en
la abogacÃa" y "Delincuencia infantil".
La educación y el derecho llenaron la vida de Leonidas Ortega
Moreira. Cuentan sus hijos que ante cualquier comentario que
ensalzara una de las obras efectuadas por él, agradecÃa la
apreciación y recordaba que el hombre alcanzaba su realización
en el servicio y entrega a sus semejantes. exclamaba :
¡Servid! Que servir a la humanidad es como servir a Dios.
Falleció el 7 de enero de 1987, como consecuencia de una
crisis cardiaca.
Opiniones
"Aunque no fue mi profesor, jamás me negó el beneficio de una
consulta profesional. Hombre de memoria prodigiosa,
disfrutaba con fruición la discusión sobre temas de Derecho,
de modo que en cuantas ocasiones acudà a su despacho, en mis
años mozos, en procura de una solución adecuada a algún
problema jurÃdico, obtuve siempre su atención y dedicación al
tema, como si fuera el asunto profesional que más e
interesara. Hombre de profunda fe en los esquemas simples,
didácticos, creÃa en la Ley y en sus textos más que en los
grandes tratadistas, de los que tenÃa llena su biblioteca;
volvÃa siempre a la letra de la Ley, recitándola palabra por
palabra, y a ella se acogÃa sin reservas", doctor Armando Cruz
Bahamonde.
"Cuando dictaba sus clases, a las que hacÃa marco nuestro
silencio, hablaba, explicaba, preguntaba y, si era necesario,
volvÃa a explicar algún punto o artÃculo del Código, o alguna
doctrina, que pudieran ser controvertidos. Se dirÃa que su
empeño era obtener el convencimiento de que habÃamos quedado
satisfechos. TenÃa en mi modo de ver, por ello, una de las
cualidades que debe adornar a un maestro", Juan Alfredo
Illingworth. (Texto tomado de El Expreso)