Quito. 20 sep 97. En una mañana de 1943, el conspirador, que
habÃa intentado acabar con el régimen de Arroyo del RÃo,
escapaba del cerco policial en el maletero de un vehÃculo de
la Embajada del Perú en Quito. ¿Una conspiraciÿn
internacional?
Fue una muestra de vieja amistad, declaraba medio siglo más
tarde, el ex embajador conversaba la anécdota, en un
restaurante quiteño. Una amistad que le unÃa al conspirador y
a su familia. Una de esas viejas amistades y parentelas que no
conocen fronteras.
AllÃ, en esos espacios, se asfixia la retórica de la soberanÃa
nacional.
Y las soberanÃas reciben, en este fin de siglo, heridas de
muerte. Los procesos de integración regional, por ejemplo, que
ponen los pelos de punta a los ultranacionalistas, van
desmoronando las fronteras.
"La integración regional, en su forma moderna, implica amplias
y rápidas cesiones de soberanÃa que tocan el núcleo del
sistema polÃtico" sostiene el jurista y analista
internacional, Santiago Escobar.
La integración europea -después de cuarenta años de un
tortuoso camino- anuncia el fin de las soberanÃas geográficas,
para reconocerse en las diversidades nacionales y locales y en
soberanÃas polÃticas relativas. Es el fin de una cierta
geografÃa.
¿Se puede, entonces, repensar la soberanÃa amazónica bajo
formas impensadas, o solo existe la alternativa decimonónica?
En un subsuelo de Brasilia, Ecuador concluyó ayer la
exposición de las razones que le han llevado a hablar de
inejecutabilidad del Protocolo de RÃo de Janeiro y el Perú
comenzará a exponer el último "impasse" el lunes. El tema del
debate: lo que el brasilero Dias de Aguiar no pudo ver en la
realidad de la AmazonÃa -la inexistencia del divortium acuarum
entre el Santiago y el Zamora- y la ruta de una lÃnea sobre un
terreno imaginario.
Sin embargo ¿será posible resolver con unos cuanto hitos
puestos a lo largo de 78 kilómetros, una disputa intolerante
por un fragmento de territorio, que ha invadido las
conciencias y los sÃmbolos de peruanos y ecuatorianos?
Esta pregunta se actualizará en pocos dÃas, cuando el Perú
haya concluido hasta el viernes próximo la exposición del
último "impasse" fronterizo, en el eje de las negociaciones
bilaterales, cuando los informantes de Brasilia se conviertan
en los negociadores de una solución final.
Si las experiencias de la integración regional han puesto en
jaque a las soberanÃas, ese mismo concepto de integración
puede refundar el concepto de soberanÃa. Y el Amazonas,
gracias a la imaginación y la transparencia de los
negociadores, volverÃa a ser ese árbol floreciente que aparece
en el antiguo croquis de 1639, que con sus raices sembradas en
el Atlántico se eleva hasta la villa de Quito. Múltiples
mecanismos de integración amazónica pueden ser más
interesantes que una lÃnea divisoria, que zanja la separación
de dos pueblos gemelos. Una nación imaginaria que tiene cuatro
de los elementos que pesarán el próximo siglo: el desarrollo
de las diversidades culturales, la extensión de las regiones
integradas, el reto del manejo de la biodiversidad y el acceso
a los dos grandes mares: el PacÃfico y el Atlántico.
UNA CORTA REFLEXION
El Gobierno del Perú ratificó la voluntad polÃtica de trabajar
para que se logre la paz con el Ecuador, pero de acuerdo al
Protocolo de RÃo de Janeiro, afirmó el nuevo Embajador de este
paÃs, Alberto Montagne Vidal, quien presentó ayer las cartas
credenciales ante el presidente de la República, Fabián
Alarcón.
Montagne señaló que su paÃs mira con esperanza las
negociaciones de fondo que se desarrollan en Brasilia, entre
los delegados de las dos naciones.
"Conforme al Protocolo de RÃo de Janeiro, la declaración de
Santiago y con el concurso de los Garantes, tenemos el firme
propósito de llegar a un acuerdo definitivo", enfatizó en
embajador del vecino paÃs, quien expresó al presidente
Alarcón, el deseo de trabajar en todos los campos de
cooperación bilateral, por ejemplo, la educación, comercio,
cultura, etc.
Previamente, el canciller Ayala Lasso, declaró que está
dispuesto a firmar la paz definitiva con Perú, sin importar
las consecuencias que pueda acarrear, como "un acto de
responsabilidad patriota", pues reconoció que "no faltarÃa
quien lo calificarÃa de traidor a la patria".
En esa lÃnea se mostró partidario de que el periodo de
reflexión que se abrirá al final de las actuales
conversaciones con el Perú, fuese corto, de tres a cuatro
semanas, aunque se mostró abierto a considerar la
contrapropuesta del Perú en ese tema.
AsÃ, destacó que el Ecuador está interesado en tratar la
sustancia del problema, por tanto, en caso de que sea
necesario ser flexible en los procedimientos y haya que
extender un poco más el periodo de reflexión, como el Perú lo
solicita, "tendremos que flexibilizar", puntualizó el
canciller.
PUEBLOS MAS QUE DESTACAMENTOS
Acaso la más infranqueable de las fronteras sea el miedo
interior. Esa fragilidad que nos hace temer los unos a los
otros.
El paÃs entra en un debate animado por la cercanÃa de la
Asamblea Nacional: la plurinacionalidad. Hay miedo en torno al
tema. Pero la fragilidad que se supone acarrea la aceptación
de más de una nacionalidad, puede ser la fortaleza que
sustente una nueva concepción de soberanÃa.
Si no hay un reconocimiento de los elementos integradores del
paÃs, la soberanÃa será muy frágil. Y con frecuencia, quiere
buscarse esa integración, no por la vÃa de los consensos sino
de los controles. ¿Por qué no pensar más en pueblos indios
fronterizos y menos en solitarios destacamentos militares?
Uno de los principales obstáculos para el proceso de
integración es la carencia de proyectos nacionales al interior
de los paÃses, sostiene Santiago Escobar. Si aquello vale para
una integración económica, mucho más para una negociación
fronteriza que involucra a la soberanÃa.
Y los dos pilares de un proyecto nacional son: el
reconocimiento de la equidad entre las diversidades -lo que
desemboca en el debate de la plurinacionalidad- y la
descentralización.
MOELLER HEREDERO DE LA HERIDA ABIERTA
Cuando Estados Unidos, hace escasas semanas, reabrió el
mercado de armas con América Latina, un experto en el tema
recordó que en el continente existe un mercado potencial de
compradores de armamento por un monto de seis mil millones de
dólares. Posteriormente, esta apertura excluyó al Perú y al
Ecuador.
Pero, por más allá de la prohibición, está una decisión
polÃtica que proclamó el canciller ecuatoriano, al asumir sus
funciones: una moratoria de palabras. Porque el mercado de las
armas entre los dos paÃses, lo ha alimentado en buena parte la
guerra de las palabras.
Y Ayala Lasso ha cumplido, sin dejar el menor espacio para que
la retórtica minara la paz.
La moratoria pedida por Ayala no necesariamente ha sido
seguida por todos. El propio presidente Fabián Alarcón, en una
intervención de televisión "tentó" una respuesta peruana al
referirse al tema de la presencia soberana en el Amazonas. Y
la respuesta no se hizo esperar.
Otros han ido más lejos. Asà por ejemplo, Heinz Moeller, que
acaba de ofrecer un puño cerrado si el Perú provoca. ¿Acaso
Moeller es el heredero de la herida abierta? (DIARIO HOY) (P.
3-A)
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Publicado el 20/Septiembre/1997 | 00:00