LAS FAMILIAS Y A LA CORRUPCIÃN COMO EL AZOTE DE LOS PUEBLOS.
Quito. 17 sep 2001. Entre los factores que han profundizado la pobreza, han agravado la crisis y socavan el empleo, se destaca el mal manejo de la economÃa y la prelación de intereses particulares sobre los nacionales, en el marco de una corrupción convertida en factor terrorÃfico, que carcome la vida de las naciones.
Se ha dicho que el desempleo es la trampa mortal del capitalismo y al menos en Latinoamérica, no hay duda de que es verdad pues desde hace más de 20 años se mantiene como el principal problema de la región, que exige la creación de al menos cinco millones de empleos por año para evitar el colapso social.
El desempleo promedio en Latinoamérica, que hace una década era del 6%, actualmente alcanza el 9%, con un subempleo del 36%; por ello, el 55% de la fuerza de trabajo estarÃa desocupada en condiciones de trabajo precario.
Es más, en toda la región se observan grandes diferencias entre los segmentos más ricos y los más pobres de la población; asÃ, para el 10% más rico el desempleo promedio es del 2,4%, mientras que para el 10% más pobre supera el 16%.
Los Ãndices más altos se observan en Colombia, 18%; Argentina, 16,4%; Uruguay, 15,6%; Panamá, 15,2%; Venezuela, 14,2%; y Ecuador, 10,4%.
Corrupción en Iberoamérica
El segundo problema que destaca la población es la corrupción, un mal enquistado en las instituciones públicas y privadas, que deforma el desenvolvimiento general de los paÃses, pone en crisis al sistema económico y denigra al polÃtico, desalienta a la población y crea desconfianza en el sistema productivo.
En el contexto internacional, según el último barómetro iberoamericano, Ecuador es el paÃs donde se considera a la corrupción como el problema más grave, con el 40% de peso entre los problemas prioritarios; sigue en mención Paraguay, con 37%; Colombia, 27%; Bolivia, 25%; Brasil, 24%; Guatemala y México 23%. El promedio en la región es del 22%.
En los últimos años han sido múltiples las reuniones, cónclaves, foros y hasta cumbres iberoamericanas de presidentes en las que se trata sobre la corrupción, sus causas y la forma de combatirla. Sin embargo es poco o muy poco lo que se ha logrado.
Se ha llegado a considerar en el imaginario internacional que la corrupción se ha modernizado, a tal punto que los métodos y sistemas avanzan mucho más que aquellos que tratan de controlarla.
Los avances que se observan entre los grupos terroristas, narcotraficantes y delito en general, van a la par con la corrupción, convirtiéndose en el flagelo que más seriamente amenaza a los paÃses.
En Ecuador
La apreciación que tiene la población sobre los problemas nacionales ha variado a lo largo del actual perÃodo democrático. Siguen vigentes la pobreza, el desempleo y la crisis económica, pero ha tomado auge la corrupción al pasar en prioridad y gravedad, del 7% en 1979 al 30% en el 2001.
Cuando se inició el actual perÃodo democrático, la mayor preocupación de los ecuatorianos eran la falta de empleo y pobreza; falta de servicios, deficiente educación y mala atención a la salud; inflación y crisis económica en ascenso. Sin embargo, la corrupción solamente ocupaba el quinto lugar, seguida de inseguridad y delincuencia.
Con el pasar de los años, la corrupción originada en los malos gobiernos nacionales y locales fue tomando mayor peso, al punto que en el 2001 ocupa el primer puesto.
Ecuador con alto Ãndice
Cedatos/Gallup pidió en entrevista directa a 112 formadores de opinión, que asignen una calificación de entre 0 y 100%, de acuerdo al grado de corrupción que, según su apreciación, se habÃa observado en cada uno de los gobiernos, a partir de 1979.
Los resultados revelan que el 49.8% piensa que hubo corrupción en los regÃmenes de Jaime Roldós; 63,6% en el de Oswaldo Hurtado; 65,5% en el de León Febres Cordero; 60,2% en el de Rodrigo Borja; 71,3% en el de Sixto Durán Ballén; 80,1% en el de Abdalá Bucaram; 72,1% en el de Fabián Alarcón; 82,3% en el de Jamil Mahuad; y 69,7% en el de Gustavo Noboa. El promedio es del 66,3%.
Según el 56% de los formadores de opinión la corrupción se ha incrementado; el 27% sostiene que sigue igual. Un 17% no precisó una respuesta al respecto.(Texto tomado de El Expreso)
Quito. 17 sep 2001. Entre los factores que han profundizado la pobreza, han agravado la crisis y socavan el empleo, se destaca el mal manejo de la economÃa y la prelación de intereses particulares sobre los nacionales, en el marco de una corrupción convertida en factor terrorÃfico, que carcome la vida de las naciones.
Se ha dicho que el desempleo es la trampa mortal del capitalismo y al menos en Latinoamérica, no hay duda de que es verdad pues desde hace más de 20 años se mantiene como el principal problema de la región, que exige la creación de al menos cinco millones de empleos por año para evitar el colapso social.
El desempleo promedio en Latinoamérica, que hace una década era del 6%, actualmente alcanza el 9%, con un subempleo del 36%; por ello, el 55% de la fuerza de trabajo estarÃa desocupada en condiciones de trabajo precario.
Es más, en toda la región se observan grandes diferencias entre los segmentos más ricos y los más pobres de la población; asÃ, para el 10% más rico el desempleo promedio es del 2,4%, mientras que para el 10% más pobre supera el 16%.
Los Ãndices más altos se observan en Colombia, 18%; Argentina, 16,4%; Uruguay, 15,6%; Panamá, 15,2%; Venezuela, 14,2%; y Ecuador, 10,4%.
Corrupción en Iberoamérica
El segundo problema que destaca la población es la corrupción, un mal enquistado en las instituciones públicas y privadas, que deforma el desenvolvimiento general de los paÃses, pone en crisis al sistema económico y denigra al polÃtico, desalienta a la población y crea desconfianza en el sistema productivo.
En el contexto internacional, según el último barómetro iberoamericano, Ecuador es el paÃs donde se considera a la corrupción como el problema más grave, con el 40% de peso entre los problemas prioritarios; sigue en mención Paraguay, con 37%; Colombia, 27%; Bolivia, 25%; Brasil, 24%; Guatemala y México 23%. El promedio en la región es del 22%.
En los últimos años han sido múltiples las reuniones, cónclaves, foros y hasta cumbres iberoamericanas de presidentes en las que se trata sobre la corrupción, sus causas y la forma de combatirla. Sin embargo es poco o muy poco lo que se ha logrado.
Se ha llegado a considerar en el imaginario internacional que la corrupción se ha modernizado, a tal punto que los métodos y sistemas avanzan mucho más que aquellos que tratan de controlarla.
Los avances que se observan entre los grupos terroristas, narcotraficantes y delito en general, van a la par con la corrupción, convirtiéndose en el flagelo que más seriamente amenaza a los paÃses.
En Ecuador
La apreciación que tiene la población sobre los problemas nacionales ha variado a lo largo del actual perÃodo democrático. Siguen vigentes la pobreza, el desempleo y la crisis económica, pero ha tomado auge la corrupción al pasar en prioridad y gravedad, del 7% en 1979 al 30% en el 2001.
Cuando se inició el actual perÃodo democrático, la mayor preocupación de los ecuatorianos eran la falta de empleo y pobreza; falta de servicios, deficiente educación y mala atención a la salud; inflación y crisis económica en ascenso. Sin embargo, la corrupción solamente ocupaba el quinto lugar, seguida de inseguridad y delincuencia.
Con el pasar de los años, la corrupción originada en los malos gobiernos nacionales y locales fue tomando mayor peso, al punto que en el 2001 ocupa el primer puesto.
Ecuador con alto Ãndice
Cedatos/Gallup pidió en entrevista directa a 112 formadores de opinión, que asignen una calificación de entre 0 y 100%, de acuerdo al grado de corrupción que, según su apreciación, se habÃa observado en cada uno de los gobiernos, a partir de 1979.
Los resultados revelan que el 49.8% piensa que hubo corrupción en los regÃmenes de Jaime Roldós; 63,6% en el de Oswaldo Hurtado; 65,5% en el de León Febres Cordero; 60,2% en el de Rodrigo Borja; 71,3% en el de Sixto Durán Ballén; 80,1% en el de Abdalá Bucaram; 72,1% en el de Fabián Alarcón; 82,3% en el de Jamil Mahuad; y 69,7% en el de Gustavo Noboa. El promedio es del 66,3%.
Según el 56% de los formadores de opinión la corrupción se ha incrementado; el 27% sostiene que sigue igual. Un 17% no precisó una respuesta al respecto.(Texto tomado de El Expreso)
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