Quito. 30. 04. 90. (Editorial). Es necesario que todos los
ecuatorianos gobernantes y gobernados, hagamos todo lo posible
por mantener la paz social en el paÃs. Los absurdos sucesos que
están ocurriendo en Colombia, donde una incontenible ola de
violencia amenaza acabar con el Estado mismo, deben servir de
muestra de lo que la incomprensión y las pasiones desbordadas
pueden generar aun en los pueblos más pacÃficos, como el nuestro.
Por fortuna, tanto en el sector laboral cuanto en el empresarial
parece que existe una atmósfera favorable para aunar esfuerzos
orientados a enfrentar la crisis económica y establecer polÃticas
de largo plazo que permitan superar la difÃcil situación en la
que todo el paÃs se debate.
Pero el mantenimiento de esa paz se está tornando cada vez más
difÃcil. Las clases sociales que menores ingresos tienen,
inclusive la clase media, que se ha deteriorado sensiblemente en
los últimos años, están sufriendo el impacto de una crisis sin
precedentes, pues el proceso inflacionario que sufre la economÃa
hace que los salarios pierdan cada vez más su valor real, que los
niveles de desempleo y subempleo crezcan, que desmejore la
calidad de la educación y que el cuidado de la salud esté
llegando a niveles inalcanzables para la población.
El pueblo está resistiendo hasta con resignación esta crisis,
pero ya no puede esperar más para que llegue a él efectivamente
la posibilidad de una vida más digna y mejor. (A-4)