Existe un comentario callejero que se ha vuelto célebre en la última semana en Valledupar: “¡No joda!, cómo es posible que capturaran a Ricardo. Habiendo tanto cachaco guerrillero por ahí, ¿por qué tenían que empezar por el de acá?”. Ese comentario cotidiano de los valduparenses muestra, sin duda, la inconfundible chispa vallenata que grita a los cuatro vientos que el misterio no existe en la Ciudad de los Santos Reyes a la hora de hablar de Ricardo Palmera o "Simón Trinidad".
La razón, obvia e irrefutable, puede resumirse en la cabal sentencia que narra uno de sus viejos pobladores con ese desparpajo tan propio del costeño: “En todo el país el maestro Rafael Escalona es Rafael Escalona. Para nosotros es solo "Rafa". Igual sucede con Ricardo. Para todo el país Ricardo Palmera es el reconocido guerrillero. Para nosotros es solo el aristócrata que se vendió”. Es por eso que en la capital mundial del vallenato, cuna putativa del mencionado subversivo, los recuerdos sobre Palmera van y vienen entre los pobladores, como la zigzagueante corriente del río Guatapurí.

El niño consentido

Para los vallenatos, el nombre de Ricardo Palmera Pineda sería famoso muchos años antes de que se enrolara en la guerrilla. El motivo no sería otro que el del hombre que literalmente trajo la modernidad a Valledupar. Así lo reconoce su vecino y contemporáneo amigo de infancia Hernán Araújo, primo de la ex ministra Consuelo Araújo, "La Cacica". “El fue la primera persona que le mostraría a la ciudad las bondades del dinero plástico con la tarjeta de crédito”, añade, en medio de una sonrisa burlona.
Pero no solo llevó a Valledupar las generosidades que ya disfrutaba en Bogotá, donde adelantó sus estudios académicos. Siempre que salía de vacaciones imponía la moda de la temporada en la ciudad. Muchos jóvenes no dudaron en seguir ese estilo hippie de su adolescencia cuando se paseaba con el pelo largo y con camisas a rayas de corte sesentero. “Recuerdo unas vacaciones cuando llegó con un pantalón bota campana y unos zapatos trompa’e ternero a dos tonos que se hicieron célebres en poco tiempo, como la nueva onda traída de Bogotá”, recuerda Hernán Araújo.
Pertenecer al seno del más rancio abolengo vallenato le permitió a Palmera gozar de estos privilegios, al tiempo que le hizo desarrollar ese particular estilo citadino que exponía, como el más fino caballo de paso, una vez que salía a recorrer la población en épocas de descanso escolar.
Pero no hacía estas peregrinaciones solo. Siempre estaban a su lado sus entrañables amigos de infancia Alfredo Mestre y Edgardo Hinojosa -este último preso actualmente en Miami por narcotráfico-. Y a este selecto grupo de camaradas se unía también su primo José Jorge Dangond. Fueron estos sus compinches de juventud y con quienes salía a cabalgar por las calles de Valledupar.
La travesía siempre partía de Los Mangos (la finca de los Palmera) y culminaba en buena parte de las ocasiones en el Club Valledupar, lugar de selecta tradición aristocrática donde se reunía la crema y nata del municipio. “Ricardo era un hombre al que le obsesionaba vestir bien, sentirse elegante. De ahí le viene ese aire coqueto y la fama de gigolo que se regó por toda la región. ¡Él se daba la mejor vida!”, señala Laureano Esmeral, quien lo conoció en sus andanzas juveniles. Y podía dársela, gracias a ese reconocimiento merecido que tenía en Valledupar su padre, Ovidio Palmera Baquero, prestante abogado de la región, quien era considerado como "la conciencia del Cesar" por esa sapiencia soberana que acompañaba cada una de sus palabras.
Gracias a esa noble herencia y al privilegiado estado de cuentas familiar, Ricardo estudió en uno de los mejores colegios de Bogotá, el Helvetia, y posteriormente se graduó de economista en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. En Bogotá compartió apartamento con Jorge Visbal, hoy presidente de Fedegán. Después hizo un posgrado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Sin embargo, pocos conocen su pasado como docente de la Universidad Popular del Cesar, entre 1979 y 1981, donde dictó Historia de la economía en Colombia en las facultades de Administración de Empresas y Contaduría Pública. Y existe un dato mucho más interesante en su historia: el 7 de enero de 1968 ingresó a la Escuela Naval Almirante Padilla, cuando apenas iba a cumplir la mayoría de edad. No obstante, el 16 de julio del año siguiente le dieron de baja por pérdida del curso. El motivo: “Carecía de don de mando”.

La rebelión del burgués

El éxito profesional de "Simón Trinidad" se cristalizó cuando asumió la gerencia del desaparecido Banco del Comercio y se convirtió en una figura importante del Nuevo Liberalismo. “Sus posiciones radicales y la tensa relación que mantuvo con Adalberto Ovalle, ex congresista y cacique liberal de Valledupar, lo hicieron apartarse de la política”, sostiene Laureano Esmeral, sin asomo de duda en sus palabras.
Como gerente tuvo fama de tirano, mucho más cuando su esposa, la cubana Margarita Rosa Russo -con quien tuvo dos hijos-, asumió como administradora del Banco Granahorrar. Se decía de ellos que eran implacables a la hora de cobrar deudas y que ni siquiera la familia escapaba a estas decisiones crediticias.
Esa posición privilegiada de conocer las cuentas de los grandes ganaderos y agricultores del Cesar se convertiría después en la maldición de la aristocracia vallenata, una vez, Ricardo se alistó en el frente 19 de las FARC. “Aparecieron como una peste la extorsión y el secuestro en Valledupar, orquestados por Palmera”, asegura el hijo de "La Cacica", Hernando Molina Araújo, actual gobernador del Cesar. “Llegaron las siete plagas a Valledupar. La octava fue él”, agrega, con el sarcasmo que solo logra conjugar la mezcla de rabia y resignación.
Muchas son las versiones que se tejen alrededor de la inexplicable decisión de Palmera. Se dice, por ejemplo, que el asesinato selectivo de grandes amigos suyos -como José López Terán, José Francisco Ramírez y Jairo Urbina, entre otros, al parecer por paramilitares- habría sido el detonante para esa inesperada determinación de uno de los hijos más queridos de la selecta estirpe vallenata.

Segunda captura

La captura que sufrió "Simón Trinidad" el pasado 2 de enero en Ecuador no fue la primera. Ya había estado tras las rejas luego de ser catalogado por las autoridades como uno de los promotores de las famosas tomas campesinas de 1986 en Valledupar. Luego de que cientos de labriegos se agolparan en la plaza de la gobernación, el Ejército efectuó una barrida en la que cayó el consumado aristócrata. Fue llevado a una estación en Barranquilla, donde finalmente no pudieron comprobarle delito alguno.
Paradójicamente, una de las mujeres que más intercedieron ante las autoridades para lograr su libertad fue "La Cacica", quien fue asesinada por las FARC el 30 de septiembre de 2001. Según los organismos de seguridad, "Simón Trinidad" fue el responsable de su muerte por ser el jefe del bloque Caribe.

Las raíces

Las raíces ancestrales de las que proviene Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda son bastante peculiares. Su apellido proviene de su tatarabuela, Dominga Palmera, una esclava que mantuvo relaciones con el cura del pueblo, José María Triana, a quien Valledupar le debe la santa gracia de regar su semilla en un sinnúmero de vientres vallenatos.
Pero el punto más fascinante de la historia aparece cuando el abuelo del hoy reconocido guerrillero, Juvenal Palmera Cotes, se casó con Eufemia Baquero. El motivo: una hermana de Eufemia, Julia, es la abuela del hoy procurador Edgardo Maya. Por esa razón, "Trinidad" y Maya son, por esas ironías de la vida, primos segundos. “¡Las cosas de los lazos familiares”, comenta el ex gobernador Pepe Castro, quien también es primo de "Trinidad".
Pero allí no paran las coincidencias. La hermana mayor de "Trinidad", Leonor Palmera -secuestrada en 1996 por las AUC-, está casada con Alvaro Castro, tío de María Consuelo Araújo Castro, actual ministra de Cultura. Y hay más: una de las hijas del matrimonio Castro-Palmera está casada con Juan Camilo Osorio, hijo del fiscal Luis Camilo Osorio. Y continúan las singularidades: la hermana menor de Ricardo, Elsa, es la esposa de Rodolfo Araújo Noguera, hermano de "La Cacica" y quien actualmente trabaja como médico en la Marina de EEUU. “Los tentáculos familiares de este tipo no respetan fronteras”, apunta, jocoso, Pepe Castro. Y Rodolfo, a su vez, es hermano del ex senador Alvaro Araújo Noguera y primo del magistrado de la Corte Constitucional Jaime Araújo Rentería. “Ricardo es como un mico. De todas partes le salen ramas familiares en lo más arriba del Gobierno”, apunta Hernando Molina.

La calle 15

La calle 15 es famosa en la ciudad porque de ella salieron las más grandes familias que hoy gobiernan al Cesar y también a Colombia. Ya es como un cántico del pueblo el dicho de José Guillermo Baute, "El Panita", que reza: “Esta cuadra es la más importante del pueblo, porque aquí nacimos el ex gobernador Guillermo Castro, el procurador Edgardo Maya, el paramilitar "Jorge 40" y yo”.
Y esa calle también es responsable de la veneración que profesa Ricardo Palmera por su ídolo Simón Bolívar, de quien tomó su remoquete. La razón: el patio de su casa daba a la parte trasera del domicilio del que fuera secretario privado del Libertador. Y para terminar, diagonal a esta se encuentra el lugar en donde la heroína María Concepción Loperena ayudó a Bolívar con 300 caballos para su campaña independentista.
Por eso, y por ese fervoroso estudio que hiciera de Bolívar, cuando fue detenido en Ecuador no dudó un segundo en decir: “Viva Simón Bolívar, viva la lucha de las fuerzas revolucionarias de Colombia”.
EXPLORED
en Ciudad Quito

Otras Noticias del día 13/Enero/2004

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el