Sucumbíos. 07 dic 99. Ver, oír y callar es la mejor forma de
evitarse problemas en medio de la guerra, dice Magda Cedeño, una
manabita que desde hace 5 años vive de la venta de quesos en La
Punta, pueblo de la Amazonia nororiental fronterizo con Colombia.


Y es que los habitantes de caseríos fronterizos de Sucumbíos
evaden el tema de los paramilitares, guerrilleros y
narcotraficantes.

Luis Chango, lanchero en el río San Miguel, cuando se le pregunta
de la peligrosidad del lugar, se pone nervioso y cambia de tema.

El desarrollo de la frontera depende de las autoridades, pero
nunca han hecho nada para atendernos. Aquí cruzamos con lanchas,
pese a contar desde hace 5 años con un el puente internacional
San Miguel, que costó 5 millones de dólares, dice Chango.

La gente que habita en la zona fronteriza vive en constante
peligro: hace dos semanas seis trabajadoras sexuales ecuatorianas
fueron asesinadas en la población de Orito, departamento del
Putumayo, en plena selva suroriental colombiana. Las jóvenes, al
parecer, fueron víctimas de los combates entre guerrilla y
paramilitares.

En la frontera oriental norte los secuestros, asesinatos,
asaltos, narcotráfico, lavado de dinero, son manifestaciones
diarias de violencia a las cuales los pueblos que habitan en el
cordón fronterizo, se han tenido que acostumbrar.

Según una evaluación de Inteligencia de Fuerzas Armadas, que
operan en la provincia de Sucumbíos en los últimos 10 años más
de 20 ataques guerrilleros se han producido en nuestro
territorio.

En este las emboscadas de subversivos y narcotraficantes han sido
retaliaciones por los controles realizados por la fuerza pública
ecuatoriana. El saldo es rojo: 12 víctimas fatales y 20 heridos.

De las víctimas civiles nadie tiene cifras, aunque se conoce que
aumentaron en los últimos meses a raíz de la presencia de
paramilitares en el sector.

Recintos ecuatorianos como La Punta, Puerto el Carmen del
Putumayo, Los Tetes, La Bonita, Balastrera, entre otras, están
consideradas por el Ejército como de extremo riesgo por la
violencia.

Por ejemplo, en La Punta o General Farfán, que está cerca del
puente internacional de San Miguel, río que sirve de línea de
frontera entre las dos naciones, las autoridades militares
registran entre 1 y 2 asesinatos por semana.

Simpatía

Y eso no es lo más grave: las poblaciones ubicadas en un radio
de 15 kilómetros debajo de la frontera con Colombia, tienen entre
un 25 y 80% de simpatía con los guerrilleros. Tienen una simpatía
de entre el 0,5 al 24%, según apreciaciones militares.

El altísimo grado de afinidad, según los militares, se da por la
directa relación comercial con los guerrilleros. Se calcula que
más de 12 mil ecuatorianos dependen de los grupos guerrilleros,
narcos y paramilitares, pues les abastecen con alimentos,
productos elaborados y en menor grado armas, precursores
químicos, cemento, entre otros productos.

El Ejército ecuatoriano ha identificado más de 22 caminos
alternos en Sucumbíos, por donde los contrabandistas o
traficantes de armas llevan su mercadería a Colombia. Hay más de
100 por la frontera, asegura un poblador.

Los beneficiados en los 320 kilómetros de frontera norte, son los
frentes 32 y 48 de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC)
que operan en los departamentos de Putumayo y Nariño, al igual
que el ELN, paramilitares, justo al frente de las provincias
ecuatorianas de Sucumbíos, Carchi y Esmeraldas.

Alerta por grado de simpatía
Según las autoridades militares lo más difícil se viene: que la
simpatía comercial se transforme en militancia, es decir, que
miles de ecuatorianos que viven en el cordón fronterizo
colaboren, participen y formen un frente subversivo en el
Ecuador.

Algunos militares que trabajan en la línea de frontera, incluso
dicen que grupos de jóvenes ecuatorianos se preparan en Colombia,
esto no sería nuevo; el propio Carlos Castaño, jefe paramilitar,
dijo que unos 150 hombres se entrenaban en la frontera.

Que los miles de jóvenes que trabajan en las cocaleras bajo
órdenes de las FARC, se conviertan en militantes no es nada
difícil, pues la pobreza en pueblos fronterizos de las provincias
de Sucumbíos y Francisco de Orellana, supera el 70%.

De hecho los cantones de las dos provincias amazónicas aparecen
como con mayor índice de pobreza y miseria del Ecuador, siendo
el caldo de cultivo para el crecimiento de la subversión,
aseguran los informes militares.

Es una bomba de tiempo que si no se la detiene, podría destruir
la paz que hasta ahora gozamos los ecuatorianos, dice el coronel
Wilson Suasnavas, Comandante de la Brigada 56 Tungurahua,
acantonada en Santa Cecilia, cerca de Lago Agrio.

Los operativos sorpresa se han reforzado a raíz de la firma de
la paz con el Perú, y del secuestro de los extranjeros en
Tarapoa.

Los controles fijos ubicados en sectores claves de las provincias
fronterizas, cumplen funciones específicas. Por ejemplo, en el
control de Payamino, cerca del límite entre Sucumbíos y Francisco
de Orellana (Coca) una docena de agentes controla el ingreso de
todo tipo de vehículos por la vía que une también al Napo.

Los cacheos a conductores, viajeros y vehículos de transporte han
dado resultados, dice el teniente Pablo Cisneros, oficial del
control de Santa Cecilia.

Según el oficial, se ha retenido armas de fuego, droga,
precursores químicos, indocumentados, madera, animales en
extinción, entre otros.

José Yupa, albañil de Lago Agrio, opina que los operativos
sorpresa en la carretera son necesarios y deben ser constantes
en beneficio de la paz.

Apoyo civil es la estrategia

Para tratar de detener la fuerte influencia de la guerrilla
colombiana, las Fuerzas Armadas trabajan desde hace 7 años en un
plan denominado Apoyo al Desarrollo de la Comunidad.

Aunque el recorte del presupuesto les afecta, al igual que a
otras instituciones, las autoridades militares hacen esfuerzos
para colaborar con la comunidad abandonada del país.

Las FF.AA. tienen al menos ocho zonas en las que están trabajando
en las provincias de Sucumbíos y Francisco Orellana, en áreas
como la educación, salud, participación social, forestación y
reforestación, capacitación agrícola, talleres de carpintería.

50 profesores de primaria y secundaria están en recintos donde
el Ministerio de Educación no puede llegar. Y una docena de
agrónomos capacitan a campesinos en el manejo de granjas
agrícolas sustentables.

De igual manera los cinco cuarteles ubicados en el cordón
fronterizo, semanalmente, acuden con sus unidades móviles médicas
a atender y entregar gratuitamente medicinas. En Coca, la brigada
de Selva está impulsando un proyecto para crear un taller
artesanal y la formación de carpinteros. Los tornos y cortadoras
de madera ya están instalados, lo que resta es coordinar con el
Secap para que a través de sus programas dé el aval a los títulos
de los futuros carpinteros.

Además, asesoran a las autoridades seccionales como gobernadores
y alcaldes, en temas relacionados con seguridad. (Texto tomado
de El Universo)
EXPLORED
en Ciudad Sucumbíos

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