FALTA ESPACIO EN EL MUNDO
Quito. 20.10.91. Aquello de los antiguos griegos de que la
ciudad era la expresión máxima de la civilización humana, se
ha empañado hoy en dÃa en las gigantes aglomeraciones
urbanas.
Los asentamientos humanos contribuyen a un mayor desarrollo
como a su vez lo limitan. Son centros de riqueza y de
concentraciones de pobreza. Resaltan lo mejor de la iniciativa
humana y lo peor del sufrimiento humano. Contienen los mejores
servicios sociales y los peores males sociales.
El Centro de las Naciones Unidas para los asentamientos
humanos, con oportunidad del DÃa Mundial del Hábitat, dijo que
para un quinto de la población mundial -mil millones de
personas- la vida urbana en los años 90 se caracteriza por la
mala salud, muerte prematura por falta de vivienda adecuada,
condiciones insalubres, desechos tóxicos y basura en
descomposición.
Los problemas mundiales del medio ambiente como el agotamiento
de ozono, la deforestación tropical y el cambio climático solo
pueden ser una preocupación secundaria para la gente que vive
bajo estas condiciones.
Desde 1950
Desde 1950 la población mundial más que se ha duplicado al
alcanzar la cifra de 5.300 millones de personas, y la
producción de bienes y servicios de un mundo crecientemente
urbanizado casi se ha doblado. Hoy existen más de 275 áreas
urbanas que contienen un millón o más de habitantes, la
mayorÃa de ellas en los paÃses en desarrollo.
En menos de 10 años y por primera vez en la historia, más de
la mitad de la población mundial será urbana. Antes de que
termine este siglo se tendrá que encontrar espacio para otras
900 millones de personas en el planeta, cuya mayorÃa nacerán
en los paÃses más pobres, que son también los menos preparados
para satisfacer las necesidades de los recién llegados y de
invertir en el futuro.
Las Naciones Unidas considera que esta combinación de rápido
crecimiento de la población, urbanización y pobreza ha
comenzado ya a agotar la base misma de vida del planeta. Las
inmensas aglomeraciones urbanas exigen tierras agrÃcolas
valiosas, a medida que las áreas de construcción urbana se
expanden sin control. La especulación de tierras en los bordes
urbanos obliga a los agricultores a irse, a menudo de las
mismas tierras que proveyeron la base para el asentamiento
original.
Los residentes urbanos y las industrias requieren vastas
cantidades de agua que a menudo impiden a los agricultores su
uso. La creciente cantidad de desechos nocivos son evacuados
en rÃos cercanos, lagos y mares, envenenando los peces y otra
vida acuática. Las sustancias quÃmicas tóxicas de los
depósitos para desechos sólidos se filtran en las valiosas
reservas de aguas subterráneas.
"En nuestros esfuerzos para alimentar a una creciente
población, estamos efectivamente acabando con los bosques y
suelos del mundo", señala la fuente.
Sostiene que la erosión, la desertificación, la salinización y
la anegación de las tierras irrigables están lentamente
arruinando la productividad de muchas de las tierras
cultivables del mundo, y decenas de paÃses en desarrollo están
sintiendo los efectos de la deforestación.
Entre ricos y pobres
Cada año alrededor de 5.000 millones de toneladas de dióxido
de carbono , además de óxidos sulfúricos y nitrosos, son
emitidos a la atmósfera por chimeneas industriales, plantas de
energÃa, gases de automóviles, producción de cemento y
combustión de vastas regiones de bosques tropicales.
Los cambios climáticos afectarán los patrones de lluvias y
temperaturas, amenazando posiblemente la seguridad de
alimentación mundial.
Aunque los ecosistemas a través del mundo están sufriendo por
el crecimiento de la población, la contaminación y la
destrucción de sus recursos, la crisis ambiental es
marcadamente diferente entre los paÃses ricos y los pobres.
Los paÃses más desarrollados del norte sufren más por la
adicción al consumo de energÃa y recursos que por los efectos
indirectos de un crecimiento de población descontrolado.
Los paÃses ricos tienen el capital y la tecnologÃa para
controlar su contaminación, si asà lo desean.
Por contraste los paÃses en desarrollo tienen menos opciones y
menos soluciones.
En algunos aspectos los paÃses más ricos tienen mucho que
aprender de los paÃses más pobres. La mayorÃa de los centros
urbanos de los paÃses en desarrollo son actualmente más
conservadores de recursos que las ciudades de los paÃses
desarrollados; los niveles de consumo por persona son más
bajos y cualquier artÃculo de desecho que tenga algún valor es
reclamado para ser usado y reciclado. (A-2).
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Ciudad N/D
Publicado el 20/Octubre/1991 | 00:00