Quito. 23.10.93. A propósito de las declaraciones sobre la
"inutilidad" de los bancos centrales hecha por Milton Friedman,
uno de los más fuertes defensores del sistema de mercado y de la
"libertad de elegir", cabe una pregunta: ¿sirve para algo la
planificación?.
Friedman defendÃa, en un cónclave reciente, la tesis de que el
mundo podÃa vivir sin bancos centrales, proponÃa como ejemplo el
caso de Hong Kong y otras economÃas dolarizadas que se han
convertido en potencias comerciales, y que fluctúan según lo haga
la Reserva Federal de los Estados Unidos, que les sirve de banco
central.
Lejos de aceptar esta propuesta, que significarÃa una pérdida de
independencia en el manejo económico y una resignación sin
lÃmites, vale la pena meditar un momento sobre la utilidad que
tiene la planificación, asà como el Banco Central, el ministerio
de Finanzas, la Junta Monetaria y demás reservados lugares donde
se generan los planes para el futuro económico del Ecuador.
EL BANCO CENTRAL
Con la actual Ley de Régimen Monetario, el Banco Central del
Ecuador se deshizo de una serie de cargas que tenÃa que afrontar,
y que se le habÃan venido endosando a través de los años bajo la
creencia de que el instituto emisor estaba en capacidad de
manejarlas y sobre todo, financiarlas.
Museos, fondos de desarrollo, créditos blandos y promoción
cultural fueron algunos de los campos en los que asomó brillante
el sol de oro de nuestros antepasados, que el Central tomó y usa
todavÃa como distintivo de su presencia y poder.
Hoy, las autoridades buscan devolver y fortalecer en esa
institución -a decir de la presidenta de la Junta Monetaria, Ana
LucÃa Armijos- su razón de ser: el manejo técnico de todo lo
concerniente a los medios de pago en el paÃs, y la ejecución de
la polÃtica monetaria gestada en la Junta Monetaria, que a su vez
depende directamente del Gobierno y su forma de ver las cosas.
Si la Junta Monetaria es el organismo polÃtico, en el que se
"mueven las frutas", el Central es el órgano ejecutor, que luego
de un asesoramiento "experto", recibe las órdenes de lo que debe
hacer: las operaciones de mercado en que debe intervenir, la
cantidad de dinero circulante que debe mantener, y las acciones
que debe iniciar para permitir que la polÃtica monetaria no
desafine del concierto de polÃticas fiscales, cambiarias, etc,
que el Gobierno se ha propuesto como instrumentos para llegar a
sus metas y lograr, a largo plazo, sus objetivos económicos.
LO PLANIFICADO
Se supone que el Gobierno identifica los problemas básicos del
paÃs, los coloca en una agenda para el desarrollo, los publicita;
luego de identificar las necesidades, las contrasta con la
disponibilidad de recursos, maximiza la utilización de los mismos
y propone un camino para los objetivos que son posibles de
lograr; establece metas de corto y mediano plazo, y pone manos a
la obra.
Todo esto necesita de tres pasos importantÃsimos: el
financiamiento de las obras en las que se han puesto las manos,
la conciencia del tiempo que se necesita para lograrlas, y la
credibilidad polÃtica que se necesita para que el paÃs entero
ponga el hombro... y es allà donde comienzan los problemas.
EL FINANCIAMIENTO
Si se parte de que para tener un pueblo sano, bien preparado,
con buenos servicios, culto y digno, o en una palabra,
desarrollado, se necesitan recursos para financiar los programas
de salud, educación, prestación de servicios básicos, de
desarrollo cultural, defensa de los derechos humanos, etc, se
llega al conclusión de que el paso previo al desarrollo es el
crecimiento. Para distribuir, primero hay que tener.
Pero paso previo al crecimiento y la llegada de recursos, es la
estabilidad. Una economÃa que no está estable y con buenos
cimientos, no puede crecer, no puede tener lo suficiente.
En las personas esta es casi una tautologÃa, pero en la economÃa
no. Un niño con problemas y carencias suele convertirse en un
adulto con complejos. Una economÃa deficitaria e inestable
tampoco puede crecer sin distorsiones.
El financiamiento como tal sà existe, el presupuesto es el
reflejo de aquel, pero las metas y los lÃmites que estas imponen
también están presentes. Es entonces que se cierran unas llaves y
se abren otras. El presupuesto es un cinturón rÃgido que tiene
millón agujeros y diez mil millones de sueros.
Ante esta evidencia las personas preguntan por la utilidad de
toda esta maraña que bien pintada parece lógica e irrebatible.
Pregunta si esa es la solución a los problemas: "La inflación es
un problema, se siente y no se consiente, pero nada impide que
aumente" decÃa una leyenda en un popular local argentino. Hoy la
inflación ya no es un problema para los argentinos, hubo una
solución, pero lo que se logró allá se lo hizo planificadamente,
con tiempo y sobre todo con un consenso nacional y una conducción
polÃtica firme.
EL TIEMPO
En Ecuador, el tiempo de Sixto Durán Ballén, él o sus asesores lo
saben bien, no es el tiempo de prometer desarrollo, apenas
siquiera de prometer crecimiento; es el tiempo de estabilizar la
economÃa.
Los ofrecimientos que se hagan en otro sentido pueden ser
demagógicos; las mismas metas de las que se habla relevan a todos
de comentario alguno. Para 1993, inflación de 35%; para 1994
,inflación de 15%; para 1995, inflación de 10%; y para 1996,
inflación de un dÃgito. Si se quiere reducir la inflación es muy
difÃcil que se crezca al mismo tiempo, e imposible que se logre
el desarrollo en tres o cuatro años. Cuestión de metas y tiempos.
Si no se aclara bien el tiempo para lograr las metas y los
objetivos, lo planificado puede aparecer como algo inútil, si no
se ven las cosas en el tiempo y medida exacta, parece que la
planificación es una entelequia.
Pero como decÃa el controvertido José Ortega y Gasset, no se debe
confundir utilidad con verdad; cuando se piensa solo en lo útil,
se puede pensar que lo útil es lo verdadero, y esa... es la
definición de la mentira.
LA POLITICA
La polÃtica como búsqueda del poder es utilitaria, pero necesaria
para el desarrollo planificado; si bien nadie niega que hay que
pensar en el corto plazo, nadie puede negar tampoco que los
objetivos a más de requerir tiempo, necesitan de voluntad; si los
objetivos son personales, se necesita carácter, si los objetivos
son de la sociedad, se necesita voluntad polÃtica.
La voluntad polÃtica, el tercer problema, requiere que todo un
paÃs crea en el discurso del polÃtico, y requiere que el polÃtico
sea capaz de lograr que la voluntad fluya tranquilamente y las
manos no solo sean las de sus colaboradores, sino que sus
colaboradores sean todas las 20 millones de manos del paÃs.
Si se logra eso, si hay apertura al diálogo, si hay verdad, si
hay conciencia de tiempo, el financiamiento llega, y la pregunta
inicial queda resuelta: la planificación bajo esas condiciones es
útil, no es la última verdad, pero es útil, muy útil. (2-A)
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 23/Octubre/1993 | 00:00