Guayaquil. 20 may 2000. Los oficiales han empezado a recuperar
protagonismo político en diversos países y ponen en jaque a las
frágiles democracias.

El segundo derrocamiento de un presidente en Ecuador, en menos de
tres años, fue el suceso que marcó en este año la preocupación de
los países latinoamericanos con condiciones de vida similares a
las nuestras, y que ahora temen que el golpismo se expanda como
una enfermedad.

La inquietud tiene sus argumentos: en Perú, Venezuela, Bolivia,
Chile, Colombia y Paraguay hay una corriente en la que los
militares han ganado presencia de una u otra manera y en muchos de
esos países ya se han dado indicios que advierten este tipo de
asonadas.

En Ecuador las Fuerzas Armadas tuvieron participación protagónica,
por medio de un grupo de coroneles, en el golpe de estado que
derrocó al ex presidente Jamil Mahuad el 21 de enero. Varios
juicios y una guerra de acusaciones implican a miembros del Alto
Mando de entonces.

Similitudes y riesgos

La madrugada del jueves hubo un intento de golpe en Paraguay. El
general Lino Oviedo es señalado como el responsable.

En Chile, a principios de semana hubo una reunión militar que
según el Presidente Ricardo Lagos era un indicio de golpe y debió
advertir que no permitiría el rompimiento de la democracia.

En Perú, las condiciones no son fáciles. Alejandro Toledo se
preparaba para enfrentar en las urnas a Alberto Fujimori, pero
renunció a la candidatura. Es conocido que Fujimori ha sustentado
su mandato en el apoyo de unas Fuerzas Armadas cuyos dirigentes
han sido cuestionados.

En Bolivia gobierna, democráticamente, un ex dictador, el general
Hugo Bánzer.

En Colombia, la violencia por el narcotráfico y la guerrilla, ha
dado a las Fuerzas Armadas una presencia relevante en las
decisiones de poder político.

Con esos antecedentes, los internacionalistas advierten el riesgo
de contagio de la fragilidad ecuatoriana, mientras que en las
calles, paradójicamente, es evidente cierta admiración por lo
ocurrido en nuestro país.

Cuando la empleada de una librería de Bogotá preguntó la
nacionalidad a los clientes que en ese momento atendía, ellos le
respondieron que eran de Ecuador. La mujer levantó sus brazos,
hizo puños y comentó con énfasis ¡ustedes sí que tienen verraquera
(coraje, ñeque, decisión)!.

Muy sorprendidos, los clientes le formularon la obvia pregunta del
porqué se expresaba de esa manera. Ella les explicó que admira a
los ecuatorianos porque han logrado derrocar a dos presidentes en
menos de tres años, cuando a su criterio han actuado contra la
economía popular.

Comentaristas políticos y periodistas de Colombia, Perú, Bolivia y
Chile coinciden en que los últimos acontecimientos políticos en
Ecuador crearon un mal ejemplo para Latinoamérica.

Edulfo Peña, editor político del diario El Espectador, de Bogotá,
cree que Colombia está muy distante de emular al Ecuador. Pero
recuerda que en su país hace un año ya ocurrió un hecho que hizo
temer una posible sublevación militar, cuando renunció el entonces
ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda y 30 generales de las Fuerzas
Armadas en protesta por la creación de la zona de distensión para
las FARC.

Mathías Prieto, del diario El Mercurio, de Chile, considera que el
movimiento indígena ecuatoriano podría influir en las etnias
peruanas. Sin embargo, duda que exista apoyo de las Fuerzas
Armadas a pesar de la tensa situación política en Perú.

Progresistas, conservadores, nacionalistas o mano-duras, los
militares latinoamericanos vuelven a escena treinta años después
de haber gobernado dictatorialmente en la mayoría de países de la
región.

Paraguay aplacó golpe militar

ASUNCIÓN, Paraguay, (Reuters). El gobierno paraguayo sofocó ayer
un alzamiento de tropas leales al prófugo ex general golpista Lino
Oviedo y proclamó una victoria definitiva contra décadas de
militarismo.

Esta ha sido la última y definitiva batalla contra los exponentes
del delito político, la inestabilidad social y el atraso
económico, dijo el presidente Luis González Macchi.

El orden está restablecido, el oviedismo desestabilizador y
antidemocrático está en desbande, la crisis controlada, los
sublevados detenidos y la voluntad política en defensa de la
democracia está firme, dijo.

Según informes oficiales, la asonada que se inició el jueves en la
noche tenía como objetivos asesinar al propio presidente, al
titular del Congreso, los ministros del Interior y de Defensa,
además de a una larga lista de políticos y periodistas.

Aunque la cúpula castrense permaneció leal al gobierno, los
insurrectos consiguieron atacar con tanquetas la sede del
Congreso, copar dos cuarteles militares y dos de la policía,
incluyendo su comandancia en el centro de Asunción.

Además controlaron dos radioemisoras capitalinas, desde las que
exigieron la renuncia de González Macchi, a quien calificaron de
usurpador.

Cabecillas detenidos

Pero horas después los cabecillas del alzamiento habían sido
arrestados al no lograr la adhesión de otras unidades militares y
quedar copados con la amenaza de artillería y la aviación.

Aunque los jefes del intento golpista fueron sus más acendrados
representantes en las fuerzas de seguridad, Oviedo aseguró que no
tuvo papel alguno en la asonada, pero coincidió en que el gobierno
es usurpado por el actual presidente.

Oviedo está en la clandestinidad desde que en diciembre abandonó
su asilo en Argentina, al que se acogió en marzo de 1999 tras el
asesinato del vicepresidente Luis María Argaña y la renuncia del
entonces mandatario, su socio político Raúl Cubas.

El intento de golpe fue rechazado por los tres socios de Paraguay
en la unión aduanera Mercosur (Argentina, Brasil y Uruguay) y
otros países como Estados Unidos y Ecuador.

En Guatemala hay indicios de desestabilización

Los opositores al Gobierno guatemalteco con influencia política y
económica intentan reproducir el fenómeno de Ecuador, según el
coronel César Augusto Ruiz, destituido el hace varios días de la
Jefatura del Estado Mayor de la Defensa Nacional.

En una entrevista al diario Siglo Veintiuno, el coronel Ruiz
explica que verificamos que en algunos círculos se hablaba de
reproducir el fenómeno de Ecuador, pero no había una organización,
ni siquiera informal, que la promoviera.

El supuesto movimiento contra el presidente de Guatemala, Alfonso
Portillo, según Ruiz, surgió de charlas de opositores que tienen
influencia económica y política, pero no los identifica.

En enero pasado, organizaciones indígenas apoyadas por militares y
policías provocaron una crisis en Ecuador que terminó con el golpe
que derrocó, el día 21 de ese mes, al presidente Jamil Mahuad y la
llegada a la presidencia de Gustavo Noboa.

Catorce coroneles están detenidos y más de un centenar de
oficiales son procesados por participar en el movimiento.

La prensa ha divulgado en las últimas semanas una supuesta pugna
de poder entre Portillo y el presidente del Congreso Legislativo y
máximo líder del gobernante Frente Republicano Guatemalteco (FRG),
el general golpista José Efraín Ríos Montt, aunque ambos lo han
negado.

Portillo reveló que hay fuerzas fuera de las instituciones que
tratan de minar el poder, pero sentenció que aquí no habrá
jueguitos de desestabilización ni habrá golpes de Estado.

Portillo, también Comandante General de las Fuerzas Armadas de su
país, reiteró que quiere un ejército moderno, profesional y
apolítico que no se preste al mangoneo político y que esté
estrictamente apegado a la Constitución.

Al respecto, el coronel Ruiz señala que los asesores más cercanos
al presidente le han estado engañando porque le han advertido de
cuestiones que son falsas como la que peligra su gobierno. (Texto
tomado de El Universo)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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