Quito (Ecuador). 13 oct 95. Carlos Alberto Montaner, cubano,
de 52 años, es más conocido como periodista que como autor de
relatos y ensayista. La última novela que publicó, "Trama", es
del año 89. No obstante confiesa que tiene comenzada otra
novela y que no sabe cuándo la concluirá, "Me atrae mucho el
mundo del ensayista, la reflexión polÃtica y luego la columna
periodÃstica semanal. El periodismo se acerca al ensayo".,
dice.
Las urgencias inmediatas de la realidad llevaron a Montaner al
periodismo. Un continente que vive en permanente sobresalto y
que se pregunta desde hace mucho tiempo y reitera la misma
pregunta de por qué anda tan mal, exige ir buscando soluciones
y respuestas en las diversas instancias en las cuales se
plantea aquella pregunta, piensa Montaner. El escritor,
conocido por su anticastrismo, habla, cuando se le plantean
otros temas, con la pasta de un nada exaltado profesor
universitario. Sin embargo, cuando se le topa el tema de
Fidel, pone fuego en sus palabras. Pero como es conocida esa
posición suya, la conversación irá esta vez por otros caminos.
-En nuestros dÃas el panorama polÃtico de América Latina, con
alguna excepción, revela el predominio de la democracia
constitucional. Sin embargo, las cosas no mejoran.
-La democracia no resuelve por sà misma los problemas de la
economÃa. Potencia una solución pero no resuelve los
problemas. Hay que buscar en otro sitio el alivio de los
problemas económicos. La falta de democracia suele agravarlos.
Hay que repetir, para que la gente no olvide, que las 30
naciones más prósperas del planeta son democracias.
-Pero democracias reales ¿no?
-En nuestro continente deberÃamos hacer un enorme esfuerzo
para que coincidan la democracia real, la democracia polÃtica
y una economÃa abierta de mercado y luego el resto de
ingredientes que forman parte de la ecuación para la
prosperidad.
-¿Es esencial, desde su punto de vista, la economÃa de mercado
para una democracia?
-Más que esencial, funciona mucho mejor una democracia. Además
son regÃmenes parecidos. La democracia, como el mercado, es un
sistema de toma decisiones. La democracia busca una fórmula
pacÃfica para negociar los conflictos en el sector público. En
el mercado buscamos una fórmula pacÃfica para negociar
nuestras contradicciones económicas en el terreno de las
transacciones. De manera que son las caras de la misma moneda.
Cuando limitamos el funcionamiento del mercado, de alguna
manera afectamos las libertades polÃticas. Cuando limitamos
las libertades polÃticas, casi inevitablemente limitamos las
libertades económicas.
-Para paÃses con extrema concentración de la riqueza, como el
Ecuador, no es posible que el libre mercado funcione porque no
hay lugar, en rigor, a la libre competencia.
-La tarea de los liberales es luchar precisamente contra eso:
contra la expresión del mercantilismo que, unas veces, puede
ser estatal, y otras veces puede ser un mercantilismo alentado
por una oligarquÃa económica. Yo creo que la gran ambición de
los liberales es impedir aquello. La regulación del mercado
evita que se produzcan esos atropellos.
-El mercantilismo está demasiado arraigado...
-Una de las grandes tragedias de América Latina -y el Ecuador
no es una excepción- es la falta de empresas: aquella falta
produce un alto nivel de desempleo. Al mismo tiempo para que
haya empresas tiene que haber condiciones que son
esencialmente jurÃdicas, sociales o psicológicas. La sociedad
debe tener un poco de hospitalidad con la idea de que la
actividad privada, a más de ser beneficiosa para todos, crea
enriquecimiento para todos. El mercantilismo nos viene de una
larga tradición colonial y de una cierta mentalidad que
efectivamente trasciende la república y llega hasta nuestros
dÃas.
-¿Se trata de una coincidencia esa suerte de erupción
reciente de la corrupción en América Latina?
-Mi impresión es que hay un relajamiento real de ese valor
defendido hace varias generaciones con mucho más fuerza: la
decencia.Cuando desaparece el honor de servir, que deberÃa ser
la divisa de los polÃticos, y el servicio público se convierte
en un instrumento de enriquecimiento, el Estado se convierte
en un botÃn. Hay una propensión a la corrupción creciente, que
no es igual en todos los paÃses. .
-Pero ¿es una coincidencia que esta corrupción se manifieste
precisamente en un momento de apertura del mercado, de
privatizaciones, de globalización de la economÃa? ¿No existe
la cultura del lucro en el desarrollo neoliberal?
-SÃ, pero el lucro en el desarrollo neoliberal está
condicionado por reglas de mercado. La corrupción se paga cara
en el núcleo de las transacciones privadas porque encarece los
productos, les saca del mercado. El elemento, digamos más
alentador, es que un sector importante de la sociedad está hoy
en dÃa dispuesto a censurar la corrupción. La sociedad se está
haciendo más intolerante con la corrupción, y eso es
saludable. Que no haya indulgencia con los corrupto, seres
indeseables que toman lo que no les pertenece, ladrones,
vulgares. Me parece que cuando ocurre en el sector privado hay
que darles el mismo trato. El peculado y la corrupción al
sector privado también es una distorsión del mercado. Más aún,
una distorsión sectorial que paga la empresa.
LA PRENSA ESCRITA TIENE UN FUTURO
Directores de distintos periódicos de América Latina
participaron en una de las conferencias organizadas por Diario
El Comercio para celebrar sus 90 años. El tema: "El futuro de
la prensa escrita en América Latina".
Los resultados: un gran optimismo por la prensa en
Latinoamérica, hay un claro futuro para los periódicos en esta
parte del sur del continente, los avances tecnológicos no
constituyen una amenaza.
Los participantes, representantes de los diarios más antiguos
de América Latina, aportaron a las conferencias sus anécdotas
y años de experiencia, y pusieron, cada uno, énfasis en
diferentes puntos.
La formación periodÃstica
Para Alejandro Miró Quesada, subdirector del Diario El
Comercio de Lima, (Perú), un factor de vital importancia "son
los periodistas, quienes deben estar cada vez más
capacitados", dijo. Asà mismo opina que un buen periódico no
depende de la alta tecnologÃa, sino de la calidad de sus
periodistas. "Deben ser redactores ultrapensantes, más
profesionales, humanÃstas y con gran criterio", agregó. Pero
uno de los graves problemas que afronta la prensa en América
es la falta de recursos para preparar buenos periodistas. Una
de las soluciones que Quesada formula es "propiciar un
acercamiento con las facultades de comunicación y apoyarles
con una buena preparación ética", finalizó.
La prensa y la opinión
Washington Beltrán, Director del Diario El PaÃs, y ex
Presidente de la República Oriental del Uruguay, resaltó el
papel de la prensa escrita y su gran instrumento, la opinión.
"De una trascendencia que ninguno de los otros medios puede
adquirir, porque en la prensa escrita lo que se imprime queda
fijado, sin que su perennidad sea afectada".
Cuando Washington Beltrán habla de prensa escrita, habla de
libertad. No hay prensa escrita sin libertad, y no hay
libertad sin prensa porque el pensamiento libre busca espacios
para expandirse, oportunidades para la polémica, canales para
comunicarse", agregó.
Avances tecnológicos a la carta
Enrique Santos Castillo, Editor General de Diario El Tiempo de
Bogotá, resaltó dos puntos importantes: la democracia y los
medios electrónicos.
"En los diarios no son las máquinas las que van a ofrecer
respuestas a las necesidades del público, somo nosotros los
que utilizamos esas máquinas", dijo, refiriéndose al avance de
la tecnologÃa, que muchas veces es adversa al desarrollo de un
diario. (PolÃtica) (Diario HOY) (6B)