Quito. 27 may 97. Adoptada por la Conferencia Hemisférica
sobre Libertad de Expresión celebrada en Chapultepec, México
D.F. el 11 de marzo de 1994.

¿ Por Qué Esta Declaración... ?

La Declaración de Chapultepec es el producto de la histórica
Conferencia Hemisférica sobre Libertad de Expresión, celebrada
en el Castillo de Chapultepec en la ciudad de México. Esta
conferencia de 1994, que congregó a respetados líderes
políticos, escritores, académicos, abogados
constitucionalistas y directores de periódicos de toda
América, fue el resultados de más de un año de trabajo en el
que se examinaron los desafíos y presiones sobre la libertad
de expresión y la libertad de prensa en las democracias del
hemisferio. La declaración contiene diez principios
fundamentales necesarios para que una prensa libre cumpla su
papel esencial en la democracia. Javier Pérez de Cuéllar, el
distinguido ex-secretario general de las Naciones Unidas, fue
quien presidió la conferencia. La declaración ha sido
suscrita y endosada por jefes de Estado, prominentes líderes y
ciudadanos americanos, tanto del norte como del sur.

La Declaración consiste en dos partes: el Preámbulo y los
Principios.

PREAMBULO

EN EL UMBRAL de un nuevo milenio, América puede ver su futuro
afincada en la democracia. La apertura política ha ganado
terreno. Los ciudadanos tienen mayor conciencia de sus
derechos. Elecciones periódicas, gobiernos, parlamentos,
partidos políticos, sindicatos, asociaciones y grupos sociales
de la más variada índole, reflejan más que en ningún otro
momento de nuestra historia las aspiraciones de la población.

EN EL EJERCICIO democrático, varios logros suscitan el
optimismo, pero también aconsejan la prudencia. La crisis de
las instituciones, las desigualdades, el atraso, las
frustraciones transformadas en intransigencia, la búsqueda de
recetas fáciles, la incomprensión sobre el carácter del
proceso democrático y las presiones sectoriales, son un
peligro constante para el progreso alcanzado. Constituyen
también obstáculos potenciales para seguir avanzando.

POR TODO ELLO, es deber de quienes vivimos en este hemisferio,
desde Alaska hasta Tierra del Fuego, consolidar la vigencia de
las libertades públicas y los derechos humanos.

LA PRACTICA DEMOCRATICA debe reflejarse en instituciones
modernas, representativas y respetuosas de los ciudadanos;
pero debe presidir también la vida cotidiana. La democracia y
la libertad, binomio indisoluble, solo germinarán con fuerza y
estabilidad si arraigan en los hombres y mujeres de nuestro
continente.

SIN LA PRACTICA DIARIA de este binomio, los resultados son
previsibles: la vida individual y social se trunca, la
interacción de personas y grupos queda cercenada, el progreso
material se distorsiona, se detiene la posibilidad de cambio,
se desvirtúa la justicia, el desarrollo humano se convierte en
mera ficción. La libertad no debe ser coartada en función de
ningún otro fin. La libertad es una, pero a la vez múltiple
en sus manifestaciones; pertenece a los seres humanos, no al
poder.

PORQUE COMPARTIMOS esta convicción , porque creemos en la
fuerza creativa de nuestros pueblos y porque estamos
convencidos de que nuestro principio y destino deben ser la
libertad y la democracia, apoyamos abiertamente su
manifestación más directa y vigorosa, aquella sin la cual el
ejercicio democrático no puede existir ni reproducirse: la
libertad de expresión y de prensa por cualquier medio de
comunicación.

LOS FIRMANTES de esta declaración representamos distintas
herencias y visiones. Nos enorgullecemos de la pluralidad y
diversidad de nuestras culturas, y nos felicitamos de que
confluyan y se unifiquen en el elemento que propicia su
florecimiento y creatividad: la libertad de expresión, motor y
punto de partida de los derechos básicos del ser humano.

SOLO MEDIANTE la libre expresión y circulación de ideas, la
búsqueda y difusión de informaciones, la posibilidad de
indagar y cuestionar, de exponer y reaccionar, de coincidir y
discrepar, de dialogar y confrontar, de publicar y transmitir,
es posible mantener una sociedad libre. Solo mediante la
práctica de estos principios será posible garantizar a los
ciudadanos y grupos su derecho a recibir información imparcial
y oportuna. Solo mediante la discusión abierta y la
información sin barrera será posible buscar respuestas a los
grandes problemas colectivos, crear consensos, permitir que el
desarrollo beneficie a todos los sectores, ejercer la justicia
social y avanzar en el logro de la equidad. Por esto,
rechazamos con vehemencia a quienes postulan que la libertad y
progreso, libertad y orden, libertad y estabilidad, libertad y
justicia, libertad y gobernabilidad, son valores
contrapuestos.

SIN LIBERTAD no puede haber verdadero orden, estabilidad y
justicia. Y sin libertad de expresión y de búsqueda, difusión
y recepción de informaciones sólo podrá ser ejercida si existe
libertad de prensa.

SABEMOS QUE no toda expresión e información pueden encontrar
acogida en todos los medios de comunicación. Sabemos que la
existencia de la libertad de prensa no garantiza
automáticamente la práctica irrestricta de la libertad de
expresión. Pero también sabemos que constituye la mejor
posibilidad de alcanzarla y, con ella, disfrutar de las demás
libertades públicas.

SIN MEDIOS INDEPENDIENTES, sin garantías para su
funcionamiento libre, sin autonomía en su toma de decisiones y
sin seguridades para el ejercicio pleno de ella, no será
posible la práctica de la libertad de expresión. Prensa libre
es sinónimo de expresión libre.

ALLI DONDE LOS MEDIOS pueden surgir libremente, decidir su
orientación y la manera de servir al público, allí también
florecen las posibilidades de buscar información, de
difundirla sin cortapisas, de cuestionarla sin temores y de
promover el libre intercambio de ideas y opiniones. Pero,
cuando con el pretexto cualesquiera objetivos se cercena la
libertad de prensa, desaparecen las demás libertades.

NOS COMPLACE que, tras una época en que se pretendió legitimar
la imposición de controles gubernamentales a los flujos
informativos, podamos coincidir ahora en la defensa de la
libertad. En esta tarea, muchos hombres y mujeres del mundo
estamos unidos. Sin embargo, también abundan los ataques.
Nuestro continente no es una excepción. Aún persisten países
con gobiernos despóticos que reniegan de todas las libertades,
especialmente, las que se relacionan con la expresión. Aún
los delincuentes, terroristas y narcotraficantes amenazan,
agreden y asesinan periodistas.

PERO NO SOLO ASI se vulnera a la prensa y a la expresión
libres. La tentación del control y de la regulación
coaccionante ha conducido a decisiones que limitan la acción
independiente de los medios de prensa, periodistas y
ciudadanos que desean buscar y difundir informaciones y
opiniones.

POLITICOS QUE PROCLAMAN su fe en la democracia son a menudo
intolerantes ante las críticas públicas. Sectores sociales
diversos adjudican a la prensa culpas inexistentes. Jueces con
poca visión exigen que los periodistas divulguen fuentes que
deben permanecer en reserva. Funcionarios celosos niegan a
los ciudadanos acceso a la información pública. Incluso las
constituciones de algunos países democráticos contienen
ciertos elementos de restricción sobre la prensa.

AL DEFENDER UNA PRENSA LIBRE y rechazar imposiciones ajenas,
postulamos, asimismo, una prensa responsable, compenetrada y
convencida de los compromisos que supone el ejercicio de a
libertad.

PRINCIPIOS

Una prensa libre es condición fundamental para que las
sociedades resuelvan sus conflictos, promuevan el bienestar y
protejan su libertad. No debe existir ninguna ley o acto de
poder que coarte la libertad de expresión o de prensa,
cualquiera sea el medio de comunicación.

Porque tenemos plena conciencia de esta realidad, la sentimos
con profunda convicción y estamos firmemente comprometidos con
la libertad, suscribimos esta Declaración, con los siguientes
principios:

1. No hay personas ni sociedades libres sin libertad de
expresión y prensa. El ejercicio de ésta no es una concesión
de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo.

2. Toda persona tiene derecho de buscar y recibir
información, expresar opiniones y divulgarlas libremente.
Nadie puede restringir o negar estos derechos.



3. Las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a
disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa,
la información generada por el sector público. No podrá
obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de
información.

4. El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones,
la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la
destrucción material de los medios de comunicación, la
violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores,
coartan severamente la libertad de expresión y de prensa.
Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados
con severidad.

5. La censura previa, las restricciones a la circulación de
los medios o a la divulgación de sus mensajes, la imposición
arbitraria de información, la creación de los obstáculos al
libre flujo informativos y las limitaciones al libre ejercicio
y movilización de los periodistas, se oponen directamente a la
libertad de prensa.

6. Los medios de comunicación y los periodistas no deben ser
objeto de discriminaciones o favores en razón de lo que
escriban o digan.

7. Las políticas arancelarias y cambiarias, las licencias
para la importación de papel o equipo periodístico, el
otorgamiento de frecuencias de radio y televisión y la
concesión o supresión de publicidad estatal, no deben
aplicarse para premiar o castigar a medios o periodistas.

8. El carácter colegiado de periodistas, su incorporación a
asociaciones profesionales o gremiales y la afiliación de los
medios de comunicación a cámaras empresariales, deben ser
estrictamente voluntarios.

9. La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con
la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y
equidad, y a la clara diferenciación entre los mensajes
periodísticos y los comerciales. El logro de estos fines y la
observancia de los valores éticos y profesionales no deben ser
impuestos. Son responsabilidad exclusiva de periodistas y
medios. En una sociedad libre la opinión pública premia o
castiga.

10. Ningún medio de comunicación o periodista debe ser
sancionado por difundir la verdad o formular críticas o
denuncias contra el poder público.

La lucha por la libertad de expresión y de prensa, por
cualquier medio, no es tarea de un día; es afán permanente.
Se trata de una causa esencial para la democracia y la
civilización en nuestro hemisferio. No solo es baluarte y
antídoto contra todo abuso de autoridad: es el aliento cívico
de una sociedad. Defenderla día a día es honrar a nuestra
historia y dominar nuestro destino. Nos comprometemos con
estos principios. (Tomado del documento Declaración de
Chapultepec)
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