El diálogo iniciado hace 16 meses con las FARC en Cuba planea sobre las elecciones legislativas convocadas para mañana en Colombia, y sobre las presidenciales a celebrarse en mayo.
La jornada de mañana pondrá a prueba el apoyo ciudadano al proceso de paz con esa guerrilla y al presidente Juan Manuel Santos, impulsor de ese diálogo y aspirante a la reelección.
Santos, cuya coalición de centro-derecha cuenta con una cómoda mayoría en el Congreso, busca mantener el apoyo legislativo para seguir negociando con los rebeldes.
Para Sandra Borda, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Los Andes de Bogotá, es probable que Santos conserve una fuerte mayoría. Ella considera difícil derrotar una coalición sólida como esa.
Borda, coautora de libro Proceso de Paz en Colombia, cree que ese tema pesará en las elecciones y votarán por que la paz se materialice en el paía, pese a que muchos tienen dudas.
Sin embargo, la gran incógnita será la votación que capte el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), que rompió políticamente con su sucesor y exministro de Defensa a raíz de las negociaciones con las FARC.
Uribe, que combatió ferozmente a los rebeldes a quienes considera terroristas, acusó de traición a Santos por su propuesta de paz y se erigió como el más fuerte opositor del Gobierno.
Todavía muy popular, Uribe es el primer expresidente de Colombia que aspira a un asiento en el Senado. Para ello cuenta con el apoyo del partido Centro Democrático, que formó tras su distanciamiento de Santos bajo la consigna de "No a la impunidad" en el diálogo con la FARC.
Sondeos dan por hecho su elección con una votación que ronda el 14%, lo que le permitiría a su partido conquistar al menos 19 de los 102 escaños del Senado.
Según Luis Guillermo Patiño, director del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, la lista de Uribe no tendrá mayoría pero ese 14% será más que suficiente para agitar la agenda nacional.
El experto, autor de Del populismo a neopopulismo en América Latina dice que Uribe no podrá impedir una ratificación parlamentaria pero, si el acuerdo de paz pasa por un referendo, la voz disonante de Uribe puede tener mucha fuerza.
La palabra la tienen 32 millones de personas, cuyo voto es voluntario y la abstención ronda históricamente el 50%. (AFP)