Para rubricar su mayoría en el Senado, el presidente Juan Manuel Santos requiere al Partido Conservador, que los electores situaron el domingo en tercera posición. Si el expresidente Álvaro Uribe gana una tribuna, también oirá desde ella a sus principales detractores: Claudia López, Jorge Enrique Robledo e Iván Cepeda. Ellos ganaron haciendo campaña contra el uribismo.
E l resultado de las elecciones legislativas de este domingo fue un campanazo de alerta para Juan Manuel Santos de cara a las presidenciales: puede seguir controlando las fuerzas políticas en el Congreso, pero ha quedado más dependiente de las alianzas.
No es una situación inédita para él, que armó para su Gobierno una coalición mayoritaria en el Congreso, como ningún otro Presidente en los últimos 50 años.
Su Partido Social de la Unidad Nacional (Partido de la U), aseguró 21 de los 102 senadores. Se convierte en la mayor fuerza política de Colombia. Y con los 17 senadores del Partido Liberal y los nueve de Cambio Radical, que lidera Germán Vargas Lleras, candidato de Santos a la Vicepresidencia, la coalición de Gobierno llega a 47 miembros en la Cámara Alta y a 91 de los 166 en la Cámara de Representantes.
Con estos resultados, sin embargo, tendrá que apoyarse en senadores conservadores considerados santistas o aliarse con la izquierda para aprobar los acuerdos de paz que se alcancen en el diálogo con las FARC.
Como era de esperarse, el Presidente interpretó los resultados como una señal: "que la inmensa mayoría de los colombianos queremos la paz". Para ello, y para rubricar su mayoría en el Senado, requiere al Partido Conservador que los electores situaron el domingo en tercera posición.
Ese partido abandonó la coalición oficialista el mes pasado, después de decidirse a presentar a Marta Lucía Ramírez como su candidata a la Presidencia. De los 18 senadores que obtuvo, se estima que 15 son favorables a la reelección de Santos. No obstante, el Partido Conservador fue el principal socio de Álvaro Uribe, que creó ayer un hecho inédito en Colombia: es el primer expresidente que tercia en una elección para el Senado: fue elegido con otros 18 de su lista; entre ellos personajes polémicos de su Gobierno: José Obdulio Gaviria, María Mercedes Gómez, Alfredo Rangel y Paloma Valencia.
Uribe y los suyos se dijeron satisfechos por los resultados. Sin embargo, su movimiento, Centro Democrático, creado el año pasado, esperaba 40 senadores y, según Semana, nadie en el entorno uribista apostaba por menos de 25. En ese sentido, Uribe no pudo modificar estructuralmente el mapa electoral del país. Ni tampoco cambiar la relación de fuerzas que perfila la reelección de Juan Manuel Santos.
Con los resultados del domingo, su candidato, Óscar Iván Zuluaga, tiene el mismo panorama: no asegura su paso a segunda vuelta.
Uribe obtiene una tribuna que usará contra Juan Manuel Santos, su exministro y ahora enemigo político. Su curul pone fin a un activismo político que ha hecho en Twitter y en actos públicos desde que dejó la Presidencia en 2010, con una popularidad del 75%. Su intento, frustrado por la Corte Constitucional, de convocar un referendo que permitiera su segunda reelección, se convirtió en motor de una actividad política fundamental: oponerse a los diálogos de Paz entre Santos y las FARC. Uribe no cree en la buena fe de una guerrilla que ha saboteado intentos similares de paz, emprendidos por otros gobiernos. Si el expresidente gana una tribuna, también oirá desde ella a sus principales detractores: Claudia López, Jorge Enrique Robledo e Iván Cepeda. Ellos ganaron haciendo campaña contra el uribismo.
La elección no favoreció a las fuerzas de izquierda como el Polo Democrático Alternativo: baja de ocho a cinco senadores y de seis a tres representantes.
La abstención se mantuvo entre 55% y 60% de un electorado de 32 millones. (Red.HOY, EFE)
Puntos de vista
“Me resisto a creer que la obsesión de boicotear a Santos y al proceso de paz sea suficiente explicación para la decisión de Uribe de hacerse elegir senador.
Un expresidente no se expone gratis a todas las circunstancias y riesgos que son inherentes a la condición de legislador.
Evidentemente, debe de haber algo más. Uribe tiene una agenda personal mucho más ambiciosa, que el país debe entender si se quiere interpretar adecuadamente lo que va a ocurrir en el Congreso elegido el día de ayer (el domingo). El expresidente no se resigna a que haya sido derrotado en su idea de reelegirse una vez más. Ahora, como senador, buscará darle un golpe de Estado a la Constitución de 1991 y lograr dicho objetivo".
Gabriela Silva Lujánb
En su columna de El Tiempo
"Sabido es que Juan Manuel Santos tiene casi asegurado su segundo mandato como Presidente de la República. Pero eso no justifica que los estrategas de su reelección cometan los errores en que están incurriendo, y menos ahora que pasó la elección parlamentaria y arranca en firme la competencia presidencial.
El gerente de la campaña, Roberto Prieto, demostró que es mucho más administrador de platas que político cuando planteó que Santos sería "Presidente de lunes a jueves y candidato de viernes a domingo". Tan exótica declaración, en un país donde dos de cada tres ciudadanos rechazan la reelección, solo sirvió para exacerbar ese sentimiento. ¿Cómo así que Presidente de lunes a jueves? ¿Acaso no lo elegimos los colombianos para que gobernara toda la semana, como lo merece y necesita este país?"
Mauricio Vargas
En su columna de El Tiempo
“La baja participación en las elecciones legislativas, en las que la abstención llegó al 56,42%, es un tema que preocupa a la OEA.
En América Latina, la participación ronda el 73%. O sea, Colombia está entre los países donde la abstención es más alta. En los comicios del domingo, la participación llegó al 43,58%. Es decir que, de los 32 millones de ciudadanos habilitados para votar, solo 14 millones acudieron a las urnas. Sería de esperar que el país se acercara a niveles del resto de la región. También llama la atención que haya 2 millones (16%) de votos nulos y no marcados. Sin embargo, destaco la tranquilidad de las elecciones.
José Antonio Viera-Gallo
Jefe de la Misión de Observadores de la OEA
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