Quito. 6. sept. 97


Enseñaba deleitado. Con una sencillez cautivantes, transmitía
e irradiaba amistad. Desde cuando estaba en la escuela de los
Hermanos Cristianos le gustaba jugar al maestro y en muchas
ocasiones se complacía ayudando a los chicos del barrio a
realizar las tareas. Nació en Guayaquil, el 4 de junio de
1900. Hijo del español Francisco Estarellas Bolet y de la
guayaquileña Carmen Avilés Coello. Tuvo por hermanos a
Eduardo, Carmela y José.

Formó su hogar con la dama riobambeña Ernestina Merino. Del
matrimonio nacieron Pilar, Inés, Piedad, Carmen Luz, Carlos y
Francisco.

Los grandes maestros que tuvo en el colegio fiscal Vicente
Rocafuerte inquietaron la vocación de don Carlos Estarellas.
Recordaba siempre las sabias y amenas lecciones de historia de
don Pedro José Huerta, las de ciencia naturales dictadas por
el sabio Francisco Campos Rivadeneira, las de idioma nacional
de Gustavo Lemus, las de filosofía de José Vicente Trujillo,
las de matemáticas de Alfredo Sanz.

Cursaba el cuarto año de secundaria en el Vicente Rocafuerte
cuando el venerado educador, José Elías Altamirano, fundó el
colegio Tomás Martínez y le propuso que enseñara algunas
materias. Corría 1917 y se iniciaba una carrera que sólo la
muerte truncó.

En 1921 comenzó a trabajar como profesor auxiliar en el
Vicente Rocafuerte. Se inició con otros grandes docentes como
Colón Serrano Murillo, Angel Andrés García, Carlos González
Arboleda y Carlos Gallegos.

"Enseñó asignaturas diferentes. Era un ejemplo acabado del
humanista, del catedrático de cultura universal. La
matemática y la física, la literatura y la historia, la
geografía fueron reinos de su predilección. De todos estos
fue el de la historia el que más entusiasmo provocó en el
profesor Estarellas.

En esa cátedra yo lo conocí en el aula vicentina cuando tuve
el privilegio de ser alumno suyo. Conocía la historia desde
adentro, la revivía, la resucitaba rescatándola de la nada y
de las sombras. Parecía haber sido testigo de los
acontecimientos que narraba. parecía haber presenciado en
existencias anteriores a la presente, los sucesos idos, a los
cuales se refería con sabiduría, con gracia y humor", Manuel
J. Real.

Graduado de bachiller vicentino en 1920, se matriculó en la
Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil.

En 1924 ocupó la presidencia de la Asociación Escuela de
derecho y en 1926 fue delegado al Consejo Universitario.
Obtuvo el premio Julián Coronel. Egresado de jurisprudencia y
licenciado con honores, no quiso graduarse de doctor ni
ejercer la profesión porque el magisterio era la vocación de
su vida.

El Liceo América

En 1937 recibió el título de profesor de secundaria.

Fundó uno de los primeros centros de enseñanza laica de
Guayaquil, el Liceo América. Muchos ecuatorianos de bien se
formaron en él. Llevó a trabajar como socio, amigo y maestro
al doctor Pedro José Huerta.

Su generosidad entregó a Guayaquil una escuela nocturna anexa
gratuita donde encontraron cabida los rechazados por otros
planteles, ahí podía ingresar con sólo acercarse al maestro y
manifestarle el deseo de aprender.

El ex presidente de la República Otto Arosemena Gómez, cuenta
que se había graduado de bachiller cuando fue llamado por
Estarellas para que fuera profesor del Liceo América, el
instituto creado por este maestro par a forjar, bajo severa
disciplina, el carácter y el pensamiento de mujeres y hombres
jóvenes y maduros.

"Maestros y alumnos guardábamos para él un profundo respeto de
mi parte surgió un verdadero afecto que tengo la pretensión de
creer que fue correspondido.

Hombre extremadamente parco, bastaba que una leve sonrisa de
aprobación de su parte se produjera, para sentirnos más
halagados que con el más elocuente de los discursos", confiesa
Arosemena Gómez.

El presidente Arroyo del Río le ofreció en 1940 el cargo de
Ministro de Educación, pero Carlos Estarellas no lo aceptó a
pesar de haber estado afiliado en el Partido liberal. No
ambicionaba esta clase de cargos. Accedió ser nombrado
concejal comisionado de educación porque la función no es
pagada. En compañía de la educadora Blanca Salvador fundó el
primer jardín de infantes de Guayaquil, Pedro José Huerta. En
1945 el entonces ministro de Educación, doctor Alfredo Vera,
lo quiso nombrar director de Educación del Guayas. Estarellas
no aceptó. Se excusó dos veces, fiel a su convencimiento de
que había nacido para maestro y no para político. Por el
magisterio renunció a cargos públicos, el ejercicio de la
abogacía, a posiciones expectantes, a tener fortuna.

El adiós

El 1 de agosto de 1972 fue tropezado por un grupo de alumnos
que salían desordenadamente de clases. Cayó al suelo, Sufrió
fracturas y contusiones. Los colegas lo visitaron en la
Clínica Guayaquil y le manifestaron que ya tenían los nombres
de los imprudentes. "no, por favor, no sancionen a los
alumnos. Ellos no tienen la culpa", fue la respuesta del
maestro.

"Hasta el final tuvo la actitud de la entrega, de perdón, de
la generosidad", Manuel de J. Real. Hoy su concepción frente
a los destinos de la patria sigue vigente: "El progreso y
futuro del Ecuador están en la cultura de los habitantes, de
ahí que los principales objetivos de un gobierno sean atender
al sector educativo.".

Pensamientos

Opinaba que cada época tenía su fisonomía propia. Por tanto,
los ideales de la juventud son de justicia, comprensión y
mejoramiento integral.

La juventud necesita de buenos ejemplos.

"Es absurdo suponer una juventud degenerada y sin ideales. Si
esto fuera así hace mucho tiempo me habría retirado del
magisterio. No olvidemos: la juventud es vigor, lucha y
renovación constante", decía.

Creía en las nuevas generaciones de maestros porque se
preparan y perfeccionan cada vez más para alcanzar el éxito.
Aseguraba que los maestros no solamente dictan una cátedra y
tienen un título, sino que ponen el alma y todo el amor en la
enseñanza de hacer de ella un verdadero apostolado.

Ejerció el rectorado del Vicente Rocafuerte y el Francisco
Campos Coello. La biblioteca de este colegio lleva el nombre
de Carlos Estarellas Avilés.

Enseñó en los colegios Tarqui, Guayaquil, Cristóbal Colón,
Instituto Nacional Aguirre Abad. En la Facultad de Filosofía,
Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad de
Guayaquil fue profesor de historia y geografía.

Distinciones

Fue miembro del Instituto de Ciencias históricas. Recibió la
Recompensa al Mérito Cívico por parte de la Municipalidad de
Guayaquil en 1957.

El Ministerio de Educación Pública le concedió la decoración
al Mérito Educativo de Primera Clase en 1969. Una calle de la
parroquia Febres Cordero de la ciudad de Guayaquil lleva el
nombre de Carlos Estarellas Avilés. La Casa de la Cultura
Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, publicó "Cuatro grandes
maestros ecuatorianos: Vera Rojas, Estarellas Avilés, Orellana
Mateus y Huerta Rendón", en 1969. Rodolfo Pérez Pimentel
escribió el artículo "Carlos Estarellas Avilés: un pedagogo
ejemplar" en El Telégrafo del 22 de mayo de 1992. (Texto
tomado de El Expreso)
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