Se vienen escuchando diferentes versiones, comentarios y declaraciones de promotores de un nuevo banco en formación, el banco AAA que significarÃa Banco Arabe Americano Africano, que ofrece "el cielo y todo como en botica",
créditos a largo plazo a tasas internacionales, financiamiento abundante y barato para industrias, construcción de 4 500 viviendas en diversas
localidades del paÃs, agencias bancarias en casi todas las ciudades de la Sierra y de la Costa, cientos de nuevos empleos en todas ellas e incluso invitando antes de tener licencia para operar, a clientes y posibles empleados, a presentar sus carpetas de proyectos, necesidades y solicitudes de empleo.
El nombre con que se promociona la nueva entidad es extraño y sospechoso para decir lo menos; no entendemos si se refiere a los capitales con que se conformarÃa la nueva institución, que eventualmente provendrÃan de los
sitios geográficos que identifican sus siglas, o serÃa el origen étnico de los clientes a quienes se dedicarÃa a atender en forma preferente. O si acaso todo es un truco publicitario, para con su razón social confundir a
los potenciales clientes de que se trata de un banco con calificación triple A, sin necesariamente serlo. El ofrecimiento de que tendrÃa un capital de $25 millones, de origen todavÃa desconocido y que desde el inicio contarÃa
con recursos o lÃneas de crédito de más de $200 millones, es también parte de la fábula que merece esclarecerse debidamente.
Que las autoridades tengan mucho cuidado en investigar todo lo que se ofrece y en informar a tiempo al público, la verdad de lo que se anuncia y se promete. Los ecuatorianos ya han sufrido en demasÃa los engaños y malos manejos de banqueros inescrupulosos, que nos han robado no sólo varios miles de millones, sino lo más importante, la fe y credibilidad en nuestro sistema financiero, siendo todavÃa la mayorÃa de la población, presa fácil de rumores malintencionados o de cantos de sirena de cualquier desconocido o empresario aventurero que quiera repetir la triste historia vivida recientemente.
El sistema de calificaciones de los potenciales riesgos de las instituciones existentes, recién puesta en práctica por la Superintendencia de Bancos, debe ser celosamente supervisado. Que las calificaciones otorgadas sean
debidamente estudiadas, en especial la metodologÃa aplicada por las empresas calificadoras, que deberÃa ser uniforme y regulada por la autoridad de control. Es de por sà una dificultad que existan varias empresas dedicadas a
ello, y que cada una pueda tener diferentes criterios y niveles de rigurosidad en la calificación. Tal vez serÃa mejor predeterminar o asignar que una o dos, las firmas más calificadas, sean las que califiquen los bancos, otra las financieras, y otra las mutualistas y cooperativas, para
asà asegurarnos de que exista mayor uniformidad y menor margen de influencia del interesado en el resultado de la calificación.
Creo que la cantidad de categorÃas deberÃa reducirse, y ser de más fácil comprensión para el público el verdadero significado de cada calificación.
Una sugerencia podrÃa ser eliminar los menos y los más de cada categorización. Si la entidad merece o no determinada calificación serÃa suficiente.