El "Compromiso electoral" suscrito por nueve de las 10 candidaturas a la Presidencia de la República, con el propósito de cumplir una serie de principios éticos durante la campaña, constituye un paso importante para elevar el nivel y la calidad del debate político ecuatoriano.
Las campañas electorales constituyen siempre una apertura del espacio político para el debate sobre los principales temas del país, pero también para mostrar un modo respetuoso de relación entre los distintos actores. El compromiso de los candidatos, bajo el auspicio de Participación Ciudadana, gira alrededor de esos dos grandes capítulos. Incluye, entre otros, temas como el reconocimiento y respeto al adversario, el uso de un lenguaje no discriminatorio, abstenerse de lanzar acusaciones infundadas, y proporcionar a los votantes información honesta sobre los planes de gobierno. Si se llega a cumplir este ‘compromiso’, se produciría, sin duda, un cambio sustancial en el estilo de hacer política, del cual los mayores beneficiarios serían los electores. Ser respetuosos con los adversarios, honestos con sus programas, lleva implícito relacionarse con los votantes en términos de ciudadanos y ciudadanas respetables, cargados de dignidad.
Pero el compromiso va más allá de los actores políticos. Incluye a los medios de comunicación, a las empresas encuestadoras, a los votantes y al Ejecutivo. Participación Ciudadana ha querido poner la responsabilidad del proceso electoral sobre los hombros de todos los actores, y no únicamente de los candidatos. Hay también aquí una redefinición y ampliación del campo de la política que conviene subrayar. Se ha convertido en un lugar común responsabilizar de todos los males a los partidos y a los políticos. Con ese gesto, muchos otros actores relevantes -como los mismos ciudadanos y los medios de comunicación- han salvado su responsabilidad por el deterioro de la política ecuatoriana. En muchos sentidos, los partidos y los políticos se han convertido en el chivo expiatorio de los otros actores. Desde la ciudadanía y desde los medios de comunicación, se ha desplegado un verdadero acoso hacia los políticos.
El compromiso firmado el martes es un gesto de apertura y buena voluntad de los candidatos a la Presidencia -con excepción de uno- por responder a los imperativos éticos de la actividad política. Hay que tomar ese gesto en su doble sentido: muestra de apertura de los partidos, pero también respuesta a una iniciativa ciudadana para participar de un modo activo en el proceso electoral. Este simple gesto muestra la responsabilidad de los ciudadanos en el cambio de la política. Hasta ahora, los espacios de participación conquistados han servido para relacionarse con aquella de un modo crítico y negativo; los ciudadanos han participado en la política para tomar distancia de ella, para ahondar la brecha entre la sociedad y la clase política. Una nueva actitud hacia la vida pública exige una redefinición de esa actitud: participar no para distanciarse de ella, sino para transformarla e influir positivamente sobre su movimiento.
El compromiso es de todos: políticos, ciudadanos, medios de comunicación. El cambio, tan anhelado de boca hacia fuera, vendrá como iniciativa de conjunto, y no solo de uno de los actores. Participación Ciudadana ha hecho bien en llamar la atención de la responsabilidad colectiva frente al proceso electoral y a la necesidad de un nuevo estilo de hacer política.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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