GUAYAQUIL. 19.12.90. En lo que va del año las exportaciones
bananeras han crecido un 21%, mientras las camaroneras han
caÃdo en 2%. Se trata de fenómenos relacionados.
Los productores ecuatorianos de bienes de exportación se
volcaron al banano en las primeras tres décadas de la segunda
mitad del siglo XX. Pero en los setenta, las exportaciones
bananeras comenzaron a decrecer. Ante un sucre
supervalorizado y un mercado estancado, el banano habÃa dejado
de ser el excelente negocio que fue en sus primeros años.
Los productores de bienes exportables decidieron abrir un
segundo frente exportador y es asà como, a partir de 1980,
comienza a tomar auge la producción y exportación camaronera.
Ambos productos hay que verlos de manera relacionada: de
acuerdo a las perspectivas que ambos presenten, los
inversionistas ponen su dinero o en bananeras o en
camaroneras, favoreciéndose el crecimiento de un sector en
detrimento del otro.
En 1986, el crecimiento constante de las exportaciones de
camarón lleva a que este rubro sobrepase al banano en
importancia comercial.
En los últimos años, sin embargo, el camarón comienza a hacer
crisis, y se torna necesaria una nueva gran inversión para
incrementar la productividad de las piscinas y asà hacer
frente al declinante precio internacional, a los problemas
ecológicos y a la insuficiente oferta de larvas.
La alternativa por la que optaron los inversioinistas en
bienes de exportación fue retornar al banano, ante traspiés
que han sufrido otros paÃses productores de la fruta, lo que
incide en precios más atractivos.
Como consecuencia la producción bananera ha crecido
espectacularmente. Las ventas alcanzan 2 millones de
toneladas métricas este año, esto es, un 50% por encima de lo
que hasta hace pco era el tope de la producción nacional. Una
hectárea se vende a 7 millones de sucres.
Como contrapartida, las exportaciones de camarón permanecen
deprimidas.
Esta gran expansión del área bananera conlleva sus peligros.
El Ecuador es el primer paÃs exportador de banano, y un
aumento tan grande en la producción; en un contexto de un
consumo mundial relativamente estable, tarde o temprano puede
resultar en una caÃda en el precio internacional.
El clima en la zona productiva de Centroamérica augura a que
en el primer semestre de 1991, la producción bananera de Costa
Rica, Honduras y Panamá continuará deprimida. Pero de
recuperarse en el segundo semestre, podrá competir con la
fruta ecuatoriana para recuperar los mercados que Ecuador les
ha arrebatdo.
Un peligro que se cierne sobre ambos productos de exportación
del paÃs es la polÃtica cambiaria. A diferencia de otros
paÃses, el Ecuador no asegura a los exportadores que no habrá
una revalorización del sucre.
En relación con el tipo de cambio fijado por el gobierno
actual el 30 de agosto de 1988 a noviembre, el sucre se ha
revalorizado en 11%. De agosto a esta fecha, esto es, desde
el último ajuste a las minidevaluaciones, la diferencia entre
la inflación del Ecuador y Estados Unidos es de 46% anual, y
las minidevaluaciones de solo 24% anual. Con lo que el sucre
se ha fortalecido a un ritmo de 20% anual.
El paÃs no se decide por tener una polÃtica favorable a las
exportaciones. El primer paso deberÃa ser, permitir el
fortalecimiento de las exportaciones de productos
tradicionales, allà donde más rápidamente se pueda incrementar
la generación de divisas.
Se corre peligro que, ante la falta de interés del gobierno
por el sector exportador, de aquà a pocos meses no sea ya
rentable invertir en la expansión de las áreas bananeras, ni
tampoco haya convalecido el sector camaronero; ambos
fenómenos, debido, en buena medida, a la polÃtica cambiaria.
Los productores de bienes de exportación tendrÃan que revertir
a otra estrategia: abstenerse de invertir en actividades
productivas y tener sus capitales en activos financieros, sea
en sucres o en dólares, según se presenten las perspectivas de
rentabilidad del mercado internacional frente al mercado
nacional.
Para entonces, el gobierno estarÃa abocado a una
minidevaluación. Pero eso no resolverÃa el problema de fondo:
la necesidad de ganarse la confianza de los sectores
productivos de exportación que el gobierno garantiza
estabilidad en el tipo de cambio real, y no que ajusta el
cambio en situaciones extremas.
Se habla ya de la necesidad de que Ecuador se prepare para una
economÃa sin petróleo. Pero todo parece indicar que Ecuador
no se preparará y que, solo luego de tocar fondo, se
implementará, a regañadientes, una polÃtica que permita la
reactivación de las exportaciones. (Primera sección, p. 2)